Cuentas pendientes
Hace dos años el Atlético se proclamaba campeón de Liga en el Camp Nou, hoy lo esperan con el cuchillo afilado
Hace poco más de dos años, una tarde soleada de abril, el Atlético de Madrid se proclamaba campeón de Liga en el mismo estadio y frente al mismo rival que esta noche lo esperan con el cuchillo afilado y cuentas pendientes tras la eliminación europea de la pasada temporada. Si les apetece recordar aquel partido mientras yo me sirvo un buen vaso de aguardiente, pues hay rincones de la memoria difíciles de desempolvar sin ayuda de un buen espiritoso, les recomiendo que se pasen por Youtube y elijan uno de los incontables vídeos que ilustran la última gran hazaña india, aquel Little Bighorn azulgrana con Gerardo Martino en el papel del General Custer y Diego Pablo Simeone disfrazado del Gran Jefe Caballo Loco.
Fue el último partido del técnico argentino al frente del Fútbol Club Barcelona y por esa razón, sospecho, por la sensación de alivio extremo que muchos aficionados blaugrana experimentaron ante la idea de perderlo por fin de vista, el público congregado aquella tarde en el Camp Nou aceptó el empate que coronaba al rival como nuevo campeón y ovacionó a los hombres de Simeone con tal entrega que muchos viandantes, a las afueras del estadio, se agolparon frente a las taquillas preguntando si todavía quedaba alguna entrada para ver a Bruce Springsteen and The E Street Band.
Cabe recordar que el Barça se presentó al partido con sus posibilidades intactas: una victoria suponía que el trofeo descansaría de por vida en el Museo Josep Lluís Núñez, siempre y cuando pueda encontrase descanso en un lugar con semejantes credenciales, mientras que el empate enviaba el galardón rumbo a Madrid. Duró la esperanza culé lo que tardó Alexis Sánchez en adelantar a los locales, pues hay goles que no vaticinan más que desgracias y aquel fue uno de ellos. Tras el descanso empató el partido Godín, reputado cabeceador y traumatólogo, y los minutos restantes fueron un quiero y no puedo por parte de los azulgranas, con Alex Song sobre el terreno de juego mientras la grada la tomaba con Leo Messi, el punto álgido de tan sonada francachela.
Muchas cosas han cambiado en el trascurso de estos dos años y, a día de hoy, el Camp Nou espera los duelos frente al Atlético con idéntica sed de sangre con que se aguarda la visita del Real Madrid, si acaso con menos parafernalia y con el colmillo escondido, pero con la misma intención de lanzarse a su yugular. Nadie olvida las quejas rojiblancas tras la expulsión de Fernando Torres en la ida de los cuartos de final de la pasada Liga de Campeones, ni tampoco el claro penalti de Gabi sacado fuera del área por obra y gracia, maldita la gracia, del colegiado italiano Rizzoli. Son afrentas a vengar esta noche pues la infringida por los jugadores a su afición, la de aquellos tipos apáticos que se pasearon en el Vicente Calderón hasta que vieron la eliminatoria totalmente perdida, tiene difícil cobro salvo que algún atrevido vuelva a caer en la tentación de silbar a Messi dos años después, dios no lo quiera.
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