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EUROCOPA 2016 | MEMORIAS EN BLANCO Y NEGRO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ganamos en Cagliari con el público a favor

Era un amistoso de 1971. Se sabía que iba a faltar la gran figura del equipo local, Gigi Riva, lesionado, y tampoco iban a van a jugar Albertosi ni Domenghini

Pirri eleva la pelota ante Zoff y marca el 0-1. Tras él, Amancio y Fachetti.
Pirri eleva la pelota ante Zoff y marca el 0-1. Tras él, Amancio y Fachetti.AS

Ahora que nos jugamos el tipo ante Italia, quiero desempolvar un duelo de 1971 que salió muy bien. Ganamos a domicilio a Italia, a la sazón campeona de Eurocopa y subcampeona del mundo. Sí, ganamos allí, ¡y con el público italiano a nuestro favor!

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Aquel era el séptimo partido de Kubala como seleccionador. En los seis anteriores llevábamos cinco victorias y un empate, precisamente ante Italia, en el Bernabéu. Amistoso también, como el que íbamos a disputar ahora en Cerdeña, devolución de visita. La fecha era el 20 de febrero de 1971, sábado. Hubo concentración en Madrid desde las nueve de la noche del lunes 15. Los convocados fueron: Iribar, Esnaola, Sol, Gallego, Tonono, De la Cruz, Antón, Costas, Pirri, Uriarte, Claramunt, Marcial, Amancio, Rexach, Gárate, Arieta y Churruca. Un buen grupo. Amancio, aunque ya veterano, se mantenía bien. Gente tan importante como Iribar, Sol, Gallego, Claramunt, Pirri, Uriarte o Gárate estaban en su plenitud.

Como siempre, en torno a los entrenamientos de Kubala hay gran animación de prensa. Era célebre su show disparando a los porteros, con su prodigioso golpeo de balón, que aún conservaba intacto a los 43 años. Colocaba a un portero en el suelo, apoyado sobre los codos y las rodillas, en modo mesilla de salón, y el otro tenía que volar sobre él en busca de sus lanzamientos, que llevaban la fuerza y colocación precisas para que el portero llegara a ellos, pero con el máximo esfuerzo.

Pero esta vez está menos expansivo que otras. Se le ve serio. También en el partidillo, que él mismo arbitra, en la Ciudad Deportiva madridista, contra un equipo del Madrid en el que están entre otros Grande, el hoy ayudante de Del Bosque, y Gento, que juega de interior, dejando a Bueno de extremo izquierda. España gana 3-1.

Se supone que el miércoles Kubala va a ir a Lisboa, a ver y tutelar el amistoso de la sub-23 (en la que asomaban los Quini y Asensi entre otros), y que se perdió por 2-1, pero no va. La explicación es que no le hubiera sido posible regresar a Madrid a tiempo para coger el avión, a las tres de la tarde, para ir a Cagliari, donde se va a jugar el partido.

La explicación cuela, pero a la hora de salir el grupo para Cagliari se suman a él Joaquín Ramos, locutor de Radio Nacional, que la noche anterior ha estado en el partido de la sub-23, y el céltico Manolo, que tras jugar en Lisboa ha sido requerido por Kubala para la selección mayor. Ah, ¿pero no decían que no había tiempo de…?

Alguien indaga y se descubre el pastel. Kubala está enfadado con cuatro jugadores y, por añadidura, con el presidente de la federación, Pérez Payá. Resulta que el lunes, Gallego, Marcial y Amancio no han llegado a las nueve de la noche al hotel, sino los dos primeros a las seis y el segundo, a las cuatro. Gallego y Marcial se habían distraido al llegar a Madrid y perdido por alguna sala de fiestas. Amancio tuvo un susto médico con su mujer, se retrasó por ese motivo, pero no avisó. A eso se suma que Antón le ha dicho a Kubala que si no va a jugar (cosa que se huele por los entrenamientos), que no le lleve.

El asunto salta en la prensa el primer día de estancia allí, en Cagliari. Kubala ha pedido a Pérez Payá que les sancione y ha pretendido dejarles en casa. Pérez Payá ha tenido un pulso de dos días con él: “Primero jugar, luego sancionar”, es su tesis. Le parecía un cante castigar a jugadores de tal nivel en vísperas de todo un Italia-España. Además, lo de Amancio tenía justificación, pero claro, ¿cómo separarle de los del Barça, si el hecho era el mismo aunque las razones fueran distintas?

España se concentra en Santa Margherita di Pula, a 40 kilómetros de Cagliari. Hay malas caras. Kubala renuncia a ir a entrenar al Sant'Elia, el estadio del Cagliari, con lo que da plantón a la prensa italiana y a buena parte de la española. Los que se enteran asisten a los ejercicios físicos del equipo entre los pinos próximos al Hotel Abamar, donde están recluidos.

Por dar una buena noticia, alguien recuerda que en ese escenario de Cagliari ha ganado en 1956 la Selección B de España, un equipo, por cierto, lleno de grandes nombres: Carmelo; Olivella, Campanal, Valero; Vergés, Gensana; Tejada, Sampedro, Pepillo, Peiró y Collar. 0-1, con gol de Tejada.

Pero en Italia las cosas están peor. El Cagliari es el campeón de la Liga 70-71, ha sido el segundo en la anterior. El partido es en su ciudad, capital de Cerdeña. Se sabe que va a faltar su gran figura, Gigi Riva, lesionado, pero resulta que tampoco van a jugar Albertosi ni Domenghini, según se desprende del entrenamiento. Sus puestos van a ser para Zoff y Mazzola. La gente de la isla no lo puede creer. El seleccionador, Ferruccio Valcareggi, es acosado a preguntas en la conferencia de prensa y aviva el fuego:

—Esto es la selección de toda Italia, no la de una isla.

¡Para qué más!

El partido se televisa en España y en Italia, pero no en Cerdeña, a pesar de lo cual sólo hay 40.000 espectadores, de 68.000 posibles. Muchos han exigido la devolución del dinero. Los que van, confían hasta última hora en que Valcareggi cambie. Pero la megafonía da la alineación:

Zoff (tremenda pitada….); Bet, Burgnich, Rosato, Facchetti; Bertini, Rivera, De Sisti… (máxima expectación)…Mazzola (bronca mayúscula…), Boninsegna y Prati. Cuando se cantan los suplentes, las ovaciones a Albertosi y Domenghini son tremendas. Y es igualmente ovacionada la alineación de España: Iribar; Sol, Gallego, Costas, Tonono; Claramunt; Pirri, Uriarte; Amancio, Gárate y Churruca. Cada nombre es subrayado con una ovación.

A Valcareggi le tiraron naranjas al salir, y lo mismo al palco de los directivos.

España manda, juega, se siente bien. Los italianos miran a los nuestros, como diciéndoles: ¿tú puedes creer esto? Y los nuestros se encogen de hombros y juegan. En el minuto 35, Claramunt se va por la derecha, centra, el balón pega en Burgnich, queda suelto y Pirri le gana la acción a Zoff, al que coloca un globito por encima. El gol deja mal a Zoff, lo que incrementa la bronca. En el 40, otro centro de Claramunt lo deja pasar Churruca y Uriarte suelta un zurriagazo a la escuadra. 0-2. Llueven naranjas.

El segundo tiempo será coser y cantar. En Italia entra Ferrante, que tampoco es del Cagliari, por Burgnich. Otro enfado. España mantiene el balón y ahorra fuerzas. Salen Marcial por Arieta (m. 69) y Gárate por Amancio (m. 76). Italia caza en el 79 el 1-2 en un golpe de fortuna, un balón largo de Mazzola al que Iribar no llega porque resbala; remata Boninsegna, rechaza Gallego en la raya y marca De Sisti a puerta vacía. El gol no es bonito y la gente lo abuchea. Final, 1-2. Salimos aplaudidos. Valcareggi fue evacuado dos horas después del partido, escondido en una ambulancia.

España regresó en triunfo. No hubo sanciones, claro. Pelillos a la mar. ¡Habíamos ganado al campeón de Europa y subcampeón del mundo…!

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