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Islandia: los vikingos contraatacan

Heimir Halgrimsson, el entrenador de Islandia, es un admirador del Atlético de Madrid, cuyo fiero estilo de juego aspira a que imite su equipo

Los jugadores de Islandia celebrando la clasificación para la Euro.
Los jugadores de Islandia celebrando la clasificación para la Euro.Efe

Estaba cenando en un restaurante en Reikiavik el mes pasado. A mi lado, Heimir Halgrimsson, el entrenador de Islandia, un país de 300.000 habitantes cuya selección de fútbol venció a Holanda dos veces en camino a clasificarse contra todo pronóstico, y por primera vez en su historia, para la Eurocopa.

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Halgrimsson, héroe nacional, me comentó que era un admirador del Atlético de Madrid, cuyo fiero estilo de juego aspiraba a que imitara su equipo. Lo cual me dio la oportunidad de contarle algo que había escrito hace un par de meses Alfredo Relaño, el director del diario As: Que jugar contra el Atlético era como quitarse una muela.

El seleccionador islandés soltó una carcajada. Halgrimsson, además de ser entrenador de fútbol, es dentista.

"Pues aún más motivo", me dijo cuando se recuperó de la risa, "para que mi equipo siga la huella del Atlético. Sí. Ese es nuestro modelo. Todos a defender como perros de presa y esperar a que, cuando de repente tengamos una ocasión de gol, marquemos".

Así ganaron a Holanda, 2-0 en Reikiavik y 0-1 en Eindhoven, y así lograron quedar segundos en la fase de clasificación para la Eurocopa en un grupo que contaba también con la República Checa y Turquía. Ningún equipo del grupo concedió menos goles que Islandia, seis en diez partidos, y solo los checos, primeros en el grupo con dos puntos de ventaja, marcaron más.

Más de la mitad de la plantilla que Halgrimsson lleva a Francia juega en equipos escandinavos

En Francia, Islandia está en el Grupo F, con Portugal, Austria y Hungría. Muchos de los habitantes de la isla creen que, como se oye en la calle, "si el Leicester City ganó la Premier nosotros podemos pasar a la segunda fase de la Eurocopa".

Aunque no lo logren, el hecho de haber llegado a Francia tiene un enorme mérito. ¿Cuál ha sido el secreto?

En parte tiene que ver con la capacidad de adaptación de los islandeses, como demuestra el ejemplo del seleccionador, que saca muelas de día y dirige la selección de noche. Capacidad de adaptación incluye en este caso una fuerte ética del trabajo y un ilimitado pragmatismo, virtudes que siempre han tenido que formar parte del ADN de los habitantes de una isla inhóspita, fría y volcánica donde por lógica natural no deberían vivir los seres humanos. Pero la clave ha sido que a lo largo de los últimos 20 años Islandia ha invertido mucho dinero en la creación de un excelente sistema de fútbol base. Han enviado a sus entrenadores fuera a hacer cursos de formación profesional y han construido campos de hierba artificial con techo por todo el país para que los chicos puedan desarrollar sus habilidades técnicas, cosa difícil de hacer al aire libre con el frío y el viento que lacera la isla y la lluvia que convierte a los terrenos en lagos de lodo.

Se han beneficiado también de los conocimientos adquiridos por el mejor jugador de la historia de Islandia, Eidur Gudjohnsen, que en sus 37 años de vida ha sido digno heredero de sus aventureros antepasados vikingos, vistiendo los colores del Barcelona, del Chelsea y de 13 clubes más, incluyendo uno en China llamado el Shijiazhuang Ever Bright. Gudjohnsen sigue jugando hoy en la Liga noruega pero ya no es lo que fue. Aunque difícilmente saldrá al campo en Francia como titular, es una figura totémica, como me explicó Halgrimsson, cuya presencia en el vestuario genera fuerza y seguridad en un equipo que para ganar depende más de su estado de ánimo que del talento.

Más de la mitad de la plantilla que Halgrimsson lleva a Francia juega en equipos escandinavos desconocidos fuera de sus propios países. Los otros andan desparramados por el mundo. Uno juega en la Primera División suiza, uno en la rusa, uno en la francesa, uno en la italiana, dos en la alemana, dos en la Segunda y Tercera División de Inglaterra, y uno, el único que ha logrado un poco de renombre internacional, en la Premier League para el Swansea.

Se llama Gylfi Sigurdsson, el goleador y número 10 del equipo. Casi todas las esperanzas que tiene Islandia en la Eurocopa recaen sobre sus hombros. Producto modélico a sus 26 años del sistema de formación futbolística islandés, Sigurdsson, que anotó los tres goles de su selección contra Holanda, es un centrocampista ofensivo rápido y agresivo con un buen disparo.

Más representativo, quizá, del espíritu de la selección islandesa es el portero, Hannes Haldorsson. Tiene 32 años y solo se graduó de la humilde Liga islandesa a la noruega, donde hoy juega, cuando tenía 29. Alguien que jugó con él en la adolescencia me dijo que en aquellos tiempos Haldorsson no llamaba especialmente la atención. Pero a base de un fanático empeño por aprender estudiando a los mejores porteros del mundo y por trabajar día y noche en el gimnasio logró la titularidad en su selección.

Otro ejemplo de esa adaptabilidad islandesa que exhibe el dentista-seleccionador, Haldorsson ha combinado el fútbol profesional con una carrera como director de cine. No Hollywood, exactamente, pero entre otras cosas dirigió un vídeo que se produjo con el grupo musical que representó a Islandia en el concurso Eurovisión de 2012. El salto inesperado a la Eurocopa 2016 es lo que le aguarda ahora. Puede que encaje muchos goles, puede que su selección vuelva a casa a la primera. Pero el fútbol nunca dejar de sorprender. Si los chicos de Heimir Halgrimsson le vieron los colmillos a los holandeses y se los extrajeron, se lo pueden hacer a Portugal, Austria, Hungría y quién sabe a cuantos más.

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