El proceso al artista Luis Manuel Otero Alcántara juzga la libertad de expresión en Cuba
Cientos de intelectuales salen en defensa del creador, que se enfrenta a más de cinco años de cárcel, acusado de los delitos de “ultraje a los símbolos patrios y daño”
Cuesta llevar la cuenta de las detenciones que ha sufrido Luis Manuel Otero Alcántara. En parte, porque el joven artista cubano lleva tres años entrando y saliendo de la cárcel casi con la misma frecuencia con la que estrena sus polémicas performances. Y, además, la niebla de secretismo que envuelve su isla hace imposible vislumbrar un cálculo oficial. Todos, eso sí, coinciden en que los arrestos son demasiados. Al menos 20, tal vez más de 30, según medios críticos con el Gobierno cubano y colectivos de creadores que defienden a Otero Alcántara. Hay quien dice incluso que el encierro se ha convertido en una parte más de sus obras, la prueba definitiva de que sus críticas al castrismo dan en el clavo. Hasta la fecha, eso sí, el artista siempre ha salido en libertad. Y ha redoblado la fuerza política de sus creaciones. Pero, a la vez, los castigos también se han endurecido: estos días, afronta la cuarta detención en 2020, como informó la comisaria de arte Claudia Genlui, en un vídeo con el que denunció en Facebook la última desaparición de su pareja. Y, posiblemente, la peor.
Otero Alcántara permanece desde el 1 de marzo en prisión provisional en el centro de máxima seguridad de Valle Grande, en La Lisa, cerca de La Habana, acusado de ultraje a los símbolos patrios y daño. Aunque, según una campaña que supera las 2.500 firmas por su liberación, “su único delito ha sido su arte». Una de las pocas certezas es que el creador se enfrenta a dos juicios sumarios y una posible condena a más de cinco años de prisión. La fecha del proceso ha sido una incógnita durante días, hasta que este lunes por la tarde (hora local) sus compañeros del Movimiento San Isidro han informado por Facebook de que el primero será este miércoles por la mañana. En conversación con EL PAÍS, Genlui aclara que habló hoy mismo con Otero Alcántara, al que describe como “extremadamente fuerte”, y explica que sumaba un tercer cargo, por desacato agravado, finalmente desestimado.
El presunto ultraje, cuya condena va desde una multa hasta un máximo de un año de prisión, se remonta a 2019, por su campaña “La bandera somos todos”. “Durante un mes, realizó una performance que consistía en llevar una siempre encima, incluso para ir al baño”, afirma el escritor Carlos Manuel Álvarez, amigo de Otero Alcántara y simpatizante de Movimiento San Isidro. En cuanto a la otra acusación, la más grave, Genlui denuncia la falta de información: “Desconocemos qué dañó. Especulamos con que sea la patrulla en la que le transportaron, pero no pudo hacerlo, porque fue neutralizado”. Tampoco se sabe si el juicio se celebrará a puerta cerrada, “como suele ocurrir para artistas y periodistas”, según Álvarez. Lo que sí está claro, mientras, es que el caso ha trascendido la celda, e incluso la isla, para convertirse en una lucha entre represión y libertad de expresión.
“El ataque no es solamente contra Otero Alcántara, sino contra toda la comunidad de artistas e intelectuales y la sociedad civil cubana”, reza la recogida de firmas en el portal Avaaz. Y el cantautor Silvio Rodríguez, en una respuesta a un usuario de su blog, escribió: “Pienso que el país tiene suficientes problemas con sus enemigos destructores y además otros internos, de mal funcionamiento, como para cada cinco minutos estar metidos en un escándalo sobre libertades […] Yo metiera presos a los que promueven esas políticas”. Otros pesos pesados de la cultura local como Tania Bruguera, Miguel Coyula, Eduardo del Llano, Tomás Sánchez, René Francisco, Coco Fusco o Lázaro Saavedra han exigido la liberación del creador; ayer se convocaron en La Habana y otras cuatro ciudades cubanas “paradas pacíficas” con idéntica petición y la organización internacional por los derechos humanos Front Line Defenders ha denunciado el acoso al artista. El caso ha llegado incluso al Congreso español, donde Lázaro Mireles, responsable en España de la plataforma de opositores Acciones por la Democracia, presentó una petición a los grupos parlamentarios en defensa del creador y otros dos presos. Aunque, a la vez, también se ha levantado alguna voz contraria: hay quien acusa a Otero Alcántara de oportunismo y cuestiona el nivel de sus obras.
Al Estado cubano, desde luego, hace tiempo que no le agradan. Ya le había detenido este febrero, cuando se paseó por La Habana con un casco con la pintada “morir por derrumbes”, para recordar el fallecimiento de tres niñas, aplastadas por un balcón que se les cayó encima. Según Genlui, en general, hace tiempo que el artista es un observado especial: “Estoy segura al 101% de que todo esto ha sido una construcción. Han cometido un grave error”.
“Luisma es uno de los que se hace más notar en sus denuncias”, agrega Mireles. En efecto, el creador tiene un amplio historial de choques con el Gobierno cubano, sobre todo desde la aparición en 2018 del decreto 349. La medida estableció que cualquier artista que quisiera presentar sus obras ante el público necesitara una autorización de las autoridades. Para combatir los riesgos de censura, nació el Movimiento San Isidro. “Luis Manuel es el primero que detecta que el decreto es un documento estalinista. Y entonces lanza una campaña que articula a todo el mundo del arte. Fue como una ola y logró incluso que el régimen se sentara con ellos”, recuerda Álvarez. Aun así, la nueva detención prueba que cada uno terminó siguiendo por su camino. El Gobierno cubano, con su plan. Y Otero Alcántara, con sus protestas.
Un beso homosexual
Otero Alcántara fue detenido, hace nueve días, al salir de su domicilio: junto con su pareja, quería participar en una protesta, frente al Instituto Cubano de Radio y Televisión, por la censura de un beso gay en la emisión del filme Con amor, Simon. Finalmente, la reunión fue desconvocada, de ahí que decidieran cambiar la movilización por unas compras. Pero, según el relato de Genlui, los agentes se llevaron a su pareja, a la vez que ella fue golpeada y empujada al suelo.
No hay vídeos de lo ocurrido: Genlui sostiene que la policía le secuestró el móvil con el que estaba filmando. Aunque la Red sí aloja la grabación de otra detención de Otero Alcántara, en 2018, cuando se plantó ante el Capitolio de La Habana para esparcir excrementos sobre su cuerpo. La alusión a la situación de los creadores en Cuba era evidente, tanto que la policía intervino enseguida. Yanelis Núñez, otra de los artistas presentes, remató la performance sin su compañero.
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