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Kanye West descubre al mundo “el mejor disco de todos los tiempos”

El rapero, productor y diseñador presenta en Nueva York su nuevo álbum 'The life of Pablo' y su nueva colección de ropa y zapatillas

Kanye West durante un concierto.
Kanye West durante un concierto.AFP

Antes los discos se publicaban y ahora se cuelgan. Del mismo modo que antes los discos se presentaban primero en actos y reuniones con los medios, lo que en términos anglosajones se ha conocido siempre como ‘listening party’, y ahora cualquier aficionado puede seguir su lanzamiento vía streaming desde recintos deportivos, cines multisalas o smartphones de última generación. Adiós privilegios y exclusividades, viva la democratización digital. Si hace unos días Rihanna dejaba caer su nuevo álbum de forma gratuita y aleatoria a través de la aplicación Tidal, ayer fue Kanye West quien volvió a sabotear y redefinir el paradigma de la industria musical. El viejo y el nuevo. Un show multitudinario en el Madison Square Garden de Nueva York, retransmitido para todo el mundo mediante la misma app y estrenado en cines de todo el planeta, en que el rapero, productor y diseñador por fin descubría al mundo su nuevo y muy ansiado disco, The life of Pablo, y su nueva colección de ropa y zapatillas para adidas.

Un álbum, séptimo de su carrera, que llegaba precedido por una ruidosa, errática pero fascinante campaña de autobombo promovida por el propio artista desde su cuenta oficial de Twitter y que ha engordado las expectativas durante las dos semanas previas al espectáculo de ayer. “Muy contento por haber finalizado el mejor disco de todos los tiempos”, afirmaba el 25 de enero en un tuit que venía acompañado de una foto del listado de canciones que teóricamente iban a formar parte del proyecto. Un día después añadía: “Este no es el disco del año. Es el disco de la vida”. Y pocas horas después revelaba el nuevo título del mismo tras descartar la primera opción que él mismo había barajado y anunciado: el proyecto pasaba de titularse Swish a llamarse Waves. Pero la idea no tardaría en cambiar. El pasado 8 de febrero tuiteaba: “es posible que haya un nuevo título secreto para el disco”, y todo ello después de aclarar que “el nuevo álbum es UNO de los mejores de la historia, no el mejor, solo uno de…” . A un día del estreno, el artista hacía público el título, esta vez ya definitivo: The life of Pablo. ¿Escobar o Picasso?, se han estado preguntado los fans estas últimas horas. No es la primera vez, ni la segunda, que West se compara a sí mismo con Pablo Picasso, uno de sus artistas más admirados, así que el nombre elegido podría apuntar hacia esa dirección.

A las 22.40 h., hora española, cuarenta minutos más tarde de lo previsto, apareció Kanye West en el centro de la pista del Garden. Gorra negra de la gira de Yeezus, jersey granate y un portátil bajo el brazo. Agarró el micro, se dirigió al público e invitó a los asistentes a bailar, gritar y celebrar si les gustaba lo que estaban a punto de escuchar. Empezó a sonar Ultra light beams, la primera de las diez canciones que componen el álbum, y ya sospechamos que The life of Pablo poco o nada tendría que ver con su predecesor. Resonancias góspel, un beat casi inapreciable, voces soul y el protagonista escupiendo sus primeras rimas de fuego. Con Father stretch my hands, pieza dedicada a su padre, descubrieron las lonas del escenario y pudimos ver a un grupo de modelos luciendo las prendas que ha diseñado West para esta temporada. Todos estáticos y con la mirada perdida, como si no estuvieran. La canción, de las mejores de todo el recorrido, resultaba mucho más llamativa, sobre todo porque venía a confirmar los rumores de estos últimos días: el regreso de la estrella a un sonido más soul, emocional y accesible.

De Yeezus quedan algunos rastros, de todos modos. Por ejemplo, en Freestyle 4 asoma la producción electrónica minimalista e incómoda de aquél, quizás como un guiño o quizás como una decisión deliberada para cederle todo el protagonismo a las rimas. Pero es cuando llega Famous, uno de los monumentos del disco, cuando las cosas se ponen serias y trascendentes. Lo tiene todo: la voz poderosa de Rihanna, un beat rotundo, samples de soul, un estribillo pop irresistible, melodías contagiosas y, para rematarlo, una alusión clara y directa a Taylor Swift, con quien protagonizó una célebre polémica en los MTV Awards de 2009, y a quien descalifica sin el menor paliativo: “I made that bitch famous” (“Yo hice famosa a esa zorra”). Highlights, con Young Thug, nos retrotrae a la estética de Graduation. Y luego llega Feedback, repleta de sonidos y texturas extrañas y un arrollador freestyle sobre él mismo, en otra pirueta de egocentrismo brillante (“Love you like Kanye loves Kanye”, algo así como “Os quiero como Kanye se quiere a sí mismo”). Fade, en la que el bajo marca el ritmo más movido del repertorio y West experimenta con brillantez con los sonidos vocales, abre el camino a un soberbio desenlace.

La tripleta final está formada por FML, con una arrolladora colaboración de The Weeknd; Real Friends, melancólica y bellísima historia de amistades rotas y desencanto existencial; y Wolves, que ya sonó en la presentación de la colección de ropa de la temporada pasada. Hasta aquí. Aplausos y ovación para Kanye, para su señora y sus cuñadas, gritos contra Nike, la marca deportiva con la que tenía un contrato antes de marcharse a adidas, y agradecimientos para Vanessa Barcroft, coreógrafa y realizadora del show. Y una conclusión sobre la marcha, seguramente precipitada pero consciente: The life of Pablo no solo es el regreso de Kanye West a un sonido más reconocible, melódico y digerible, sino que es un disco dispuesto a desafiar con argumentos de peso al hip hop actual. Suena dolido, emotivo, exultante, imaginativo, fresco y moderno. Y, sobre todo, poderoso.

El álbum llega en un momento interesante en la trayectoria personal y artística del rapero. Un momento en que, por ejemplo, sus zapatillas, las adidas Yeezy Boost 350 o las Yeezy Boost 750, generan más expectativas, atención y excitación que sus canciones. Convertidas en objetos codiciados por miles de personas que hacen colas maratonianas a pie de calle días antes de su fecha de lanzamiento, la mayoría con el objetivo de revenderlas por tres o cuatro veces más de lo que han pagado por ellas, sus deportivas han ayudado a modernizar y revalorizar la imagen de la firma alemana, sobre todo en Estados Unidos. Y su matrimonio con Kim Kardashian, una de las celebrities más seguidas del planeta, le ha convertido en una figura pública también en las páginas de sociedad y corazón, situación que amplifica mucho más sus ya de por sí provocativas y polémicas declaraciones y apariciones públicas. La música había quedado relegada a un plano secundario del que él apenas había querido moverse en el último año: a excepción de FourFiveSeconds y All day, dos singles que afortunadamente no ha incluido en el disco, y de algunas producciones de encargo para otros artistas, pocas noticias habíamos tenido al respecto de lo que se estaba cociendo en el estudio de grabación. Hasta hoy. Kanye ha vuelto. Y con ganas de marcha.

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