El PSOE rechaza reducir la ESO para no "segregar" alumnos
Rajoy llama a "corregir enfoques equivocados" en el pacto por la educación
"No vamos a admitir planteamientos que segreguen a nuestros jóvenes", dijo ayer la secretaria de Educación y Cultura del PSOE, Cándida Martínez. Los socialistas rechazan la propuesta del PP, adelantada ayer por EL PAÍS, de reducir un curso la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) para aumentar un año el Bachillerato, que ahora consta de dos cursos. Poco después de que el presidente del PP, Mariano Rajoy, presentara ayer en un acto en Toledo las propuestas de su partido para alcanzar un pacto por la educación, Martínez aseguró que se puede hablar del bachillerato, pero no de la reducción de la educación obligatoria, que "no es coherente" porque rebajaría el nivel educativo. La número tres del PSOE, Leire Pájín, también rechazó la propuesta.
Rajoy, en un acto que quería dejar clara la importancia que el PP da a la educación, con la plana mayor del partido presente, ofreció, junto a María Dolores de Cospedal, secretaria general del partido, las líneas generales de unas propuestas para reformar en profundidad el sistema educativo. El documento se cimenta en tres grandes pilares: la mejora de la calidad (con evaluaciones nacionales externas a todos los alumnos), una formación básica común y garantizar las libertades educativas. La idea fuerza de los discursos de Rajoy y Cospedal, que apenas concretaron detalles, es que si hace falta un pacto es porque no han funcionado los sistemas educativos implantados por el PSOE en las dos últimas décadas (la ley educativa del PP, la LOCE, no llegó a entrar en vigor). El pacto debe tener "la voluntad de corregir los enfoques equivocados", dijo Rajoy.
Y mientras el PSOE mostraba su sorpresa y su pesar porque el PP se saliera del cauce de la negociación para presentar su propuesta -en un acto de "publicidad política", dijo Martínez-, el Ministerio de Educación, dirigido por Ángel Gabilondo, que lleva las negociaciones para el acuerdo, no se pronunció, más allá de decir que analizará la propuesta, junto con las del resto de comunidades (el documento le llegó al ministerio con la firma de los consejeros de Educación de las seis comunidades gobernadas por el PP) y por otros sectores educativos.
La actitud del ministerio parece de prudencia, en busca de un pacto que, ni las palabras de Rajoy en Toledo ni la propuesta del PP revelan si es más o menos posible que la semana pasada. "Nosotros hemos cumplido", dijo Rajoy, presentando sus propuestas y manifestando su voluntad de pacto. A lo que no está dispuesto, dijo, es a "frivolidades" y a pactos sin contenido para "hacer una foto", añadió. Y lanzó un mensaje para el presidente del Gobierno: "No hace falta que [Zapatero] se involucre" en el pacto, dijo. El "voto de confianza" se lo dio Rajoy al ministro Gabilondo porque "parece serio, más que Zapatero".
Pero más allá de bromas, muchos de los que asistieron ayer a Toledo (sindicatos, patronales o asociaciones de padres) dejaron el acto con la sensación de que no sabían muy bien si se había escenificado una ruptura de negociaciones o si el pacto todavía es posible. El Gobierno ya dijo que no quería una nueva ley educativa (la última se aprobó en 2006) ni reformas profundas del sistema. Sin embargo, Cándida Martínez insistió ayer en la voluntad de los socialistas de alcanzar un acuerdo, y pidió al PP que abandone propuestas tras las que saben que no encontrarán una postura común y se centren en los elementos que les unen.
Cospedal pintó un panorama oscuro sobre el sistema educativo, fijándose en el 32% de abandono escolar temprano y en el nivel de excelencia de los españoles en las pruebas internacionales como la de Pisa, que es bajo. De Cospedal planteó unos objetivos cara al pacto para cumplir en 2020 que no están muy lejos de los que se puede proponer el Gobierno, como reducir el abandono escolar al 10% o que el 85% de los jóvenes tengan al menos bachillerato o FP de grado medio. La Conferencia de Educación (integrada por el Gobierno y las comunidades) harían el seguimiento del pacto, propuso la dirigente popular.
Ciudadanía, sí y no
El PP rechazó desde el principio la asignatura de Educación para la Ciudadanía, y Mariano Rajoy dijo en las últimas elecciones, en 2008, que si ganaba, la eliminaría. Mucho ha llovido desde entonces; el Tribunal Supremo rechazó la posibilidad de objetar a la materia y la polémica se ha ido apagando.
Ahora, el documento para el pacto presentado por el PP habla de mantenerla en secundaria, aunque cambiando los contenidos para que se enseñe básicamente la Constitución, porque consideran que ahora mismo encierran graves riesgos de "adoctrinamiento".
Sin embargo, proponen eliminarla de la educación primaria y de bachillerato. En el primer caso, se trataría de convertirla en unos contenidos transversales sobre ética, es decir, dispersos entre el resto de materias y sin asignatura propia. También se inspirarían exclusivamente en valores y principios de la Constitución. En bachillerato, la ley educativa de 2006 añadió contenidos de Ciudadanía a la asignatura de Filosofía; el PP propone volver al modelo anterior.
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