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Reportaje:INTERNET

Mi diario en la red

Ya hay más de 18 millones en Internet. Una cifra que en seis meses se habrá doblado. Son los 'blogs' o bitácoras virtuales. Modernas confesiones en su mayoría escritas por personas anónimas que documentan su vida sin complejos. También en imágenes.

Iker Seisdedos

Cada noche, Maribel López pone en orden los detalles de lo que ella llama su "lucha hacia la maternidad". Se sienta ante el ordenador de su casa y escribe un nuevo capítulo en la historia de su séptimo tratamiento de fecundación in vitro en catorce años de matrimonio. Al terminar, pulsa enter en el teclado y, entonces, sus dolores de menstruación, sus pruebas de embarazo, sus esperanzas y decepciones quedan a la vista de millones de internautas del mundo entero.

El suyo (www.lacoctelera.com/fuegoazul) es sólo uno más -ni muy original ni demasiado leído- entre la selva de 18,9 millones de weblogs o diarios personales que existen en la Red, según cálculos tomados a principios de octubre de la web de Technorati, lo más parecido a un censo en un universo cambiante. Por una vez, algo más que una expresión hecha. Cada seis meses, el número de blogs se duplica al ritmo de la más contagiosa de las infecciones. En lo que tarda en leer esta frase habrán nacido mil nuevos diarios virtuales. Bitácoras (en su traducción al castellano) o blogs (la versión reducida y para entendidos) que versarán sobre todos los temas imaginables. Desde la botánica o el lince ibérico hasta los vicios de Kate Moss o las proezas de Fernando Alonso. De las opiniones de un senador de Estados Unidos a las inquietudes de un informático en paro. Tecnológicos, de opinión, sobre cine o puramente autobiográficos.

"El 'blogger' no piensa. Ve algo, lo publica y luego opina" (Diego Martín Lafuente, diseñador)
"En la mayoría de las bitácoras autobiográficas se cuela mucha ficción" (Hernán Casciari, escritor)
"Este fenómeno democratiza el exhibicionismo en función del talento" (Miguel Paz, periodista)

¿El secreto de su éxito? Una mezcla de sencillez (crear un weblog es cosa de minutos incluso para un iletrado cibernético), gratuidad -no sólo de expresión, alojarlos en los servidores habituales no cuesta dinero- y cierto exhibicionismo inherente a la condición humana. Algo más de diez años de existencia han bastado para que se conviertan en la gran revolución de la comunicación del siglo XXI. En 1994, Justin Hall, solitario estudiante de la Universidad de Swarthmore, comenzó a anotar sus impresiones en el que se considera el primer weblog de la historia. Según los editores del diccionario Webster, en 2004, la palabra más citada en el planeta fue, ya lo han adivinado, blog. Y en enero pasado, la revista Fortune publicó la lista de los ocho bloggers (autores de bitácoras) que los poderosos del mundo no deberían dejar de leer.

Es la historia de una revolución que primero fue ampliamente ignorada por las grandes empresas informativas para después rendirse a la evidencia de que un mutante y levantisco quinto poder ha llegado para quedarse. "Los medios de comunicación finalmente han descubierto los weblogs, primero como tema y posteriormente como algo que se integra entre la oferta de las ediciones en línea", reconoce José Luis Orihuela, profesor de la Universidad de Navarra, jurado de los premios Best of the Blogs 2005 y autor de www.ecuaderno.com, una bitácora basada "en el impacto de la innovación tecnológica sobre los medios y los modos de comunicación".

El gesto de Fortune no fue más que la confirmación de un hecho. Algo así como poner nombre y apellidos a las estrellas de la blogosfera mundial (palabro con el que se denomina la compleja e informe enredadera). Pero ellos no son sino la vistosa punta de un iceberg cuya parte sumergida la forman millones de bitácoras personales como la de Maribel, la contribución anónima de los que vierten sus vidas en la Red. Porque en el siglo XXI, los diarios, lejos de esconderse en el cajón de una mesilla, se exhiben en escaparates de poderosa difusión.

Cuando las reflexiones personales se acompañan de imágenes se entra en el universo de los fotologs, una versión más reciente y refinada de las bitácoras. La primera está datada en 1995, pero su popularización no llegaría hasta 2002. Cambia el nombre, aunque no la mecánica de su funcionamiento. Los fotologgers documentan embarazos, retratan noches de copas o se recrean en el autorretrato. Igual que en un blog autobiográfico tradicional, sirven la crónica, esta vez visual y comentada, de sus vidas. El resultado es un continuado reportaje gráfico de la cotidianidad.

Su función adquiere dimensiones insospechadas en acontecimientos como los atentados del 7 de junio en Londres o el huracán Katrina. Cuando la maquinaria de un medio de comunicación tradicional acierta a engrasarse, ellos ya llevan horas sobre el terreno. "El blogger no piensa. Ve algo, lo publica y luego opina. No entiende de líneas editoriales, porque las crea sobre la marcha", explica Diego Martín Lafuente, creador de Minid (www.minid.net), la bitácora de "un diseñador y tecnólogo". Él es uno de los bloggers más respetados y veteranos del universo hispano. Una comunidad que forman más de 110.000 socios, según los cálculos más fiables de la web Blogometro.

Pese a que se puede considerar un número escaso si se relaciona con la cantidad de hablantes de castellano, está claro que la fórmula de los blogs y fotologs autobiográficos engancha. Y no sólo a sus autores. "Para muchos son como una especie de culebrón protagonizado por gente real y escritos en primera persona", explica el profesor José Luis Orihuela. "En los blogs autobiográficos te cuesta mucho entrar, pero también te cuesta mucho salir", explica Alberto Knapp Bjerén. Este publicista de formación dirige La Coctelera (www.lacoctelera.com), una de las herramientas de edición y publicación de blogs en español de más éxito. Sentado ante su ordenador portátil en una oficina de ambiente informal en la zona financiera de Madrid, Alberto cifra el triunfo de la web, que gestiona unas 8.000 bitácoras, en dos factores. Por un lado, en la sencillez de su uso. "Está diseñada para gente que no tiene ni idea. Que sólo pretende comunicar y busca para ello un medio de comunicación sin complejos".

Por otro, en su capacidad para "generar comunidad". Porque un componente esencial de la cultura del blog es que la comunicación se alimenta en las dos direcciones. Los autores escriben textos de longitud libre (posts en el argot) y a cambio reciben comentarios de los internautas, muchos de los cuales son también bloggers. Unas páginas se enlazan con otras y se crean pequeñas telarañas. A partir de ahí, las relaciones pueden atravesar la pantalla del ordenador y continuar en la vida real. "Leernos a diario nos hace conocernos y apreciarnos. La gente que encuentras es uno de los aspectos más gratificantes del weblog como medio, y posiblemente una de las claves de su creciente implantación social", opina Orihuela.

'El Abuelo Cascarrabias' y 'Ultrasónica' ejemplifican bien las nuevas y atípicas relaciones de la blogosfera. Él, Diego Rodríguez, barcelonés, de 27 años, trabaja como gerente de una empresa de recursos humanos. Al final del día se convierte en El Abuelo Cascarrabias, nick (apodo) tras el que se esconde en su blog (www.diegorguez/blog), su "medio de expresión". Ella, Judit Izquierdo, periodista barcelonesa, de 23 años, es Ultrasónica en su bitácora (www.vidadementira.net), donde ofrece con derroche de ironía "verdades universales". Eran pareja antes de que los blogs entrasen en sus vidas. Ella empezó leyendo la bitácora de Diego. Luego se atrevió con la suya propia. Y en junio, él le regaló un dominio personal para alojarla. Por supuesto, los lectores de ambos blogs están al corriente de su relación, que mantienen "con una buena conexión a Internet". "Cuando entras en el mundo de la blogosfera piensas en clave de blog", confiesa Judit. "Cualquier cosa sirve para un nuevo post". Un eclipse anular de sol, un cambio de trabajo, comer unos canelones o un tema muy socorrido: el tedio vital.

Todo material es válido. Incluso la muerte. Como sucedió el pasado mayo, cuando la blogosfera se estremeció con la historia de Lin Ng, un blogger de 19 años que fue asesinado junto a su hermana por un ex novio de ésta. La policía dio con el culpable gracias a la última entrada del diario en Internet de Lin. "Todavía está en casa, fumando, andando con los zapatos puestos. ¡Hace sólo dos días que fregué el suelo!". Aquel post recibió 3.565 comentarios de pésame por una noticia que al principio fue recibida con cautela. Aparte de candidato a guión de un gran thriller, aquel episodio transitaba la fina frontera entre la realidad y la virtualidad en un medio en el que ésta es a menudo difusa.

"En la mayoría de los 'blogs' autobiográficos se cuela mucha ficción también. Nadie dice absolutamente la verdad, siempre se tiende a adornarlo porque es difícil que cada día te pasen cosas interesantes", opina Hernán Casciari. Este argentino, de 34 años, se define como autor de blogonovelas y está detrás de dos de las bitácoras hispanas más exitosas: Diario de una mujer gorda y Juan Dámaso, vidente. En la primera se hizo pasar por un ama de casa con mala leche. En la segunda, que recibe casi 30.000 visitas diarias, es un adivino cuyas alocadas predicciones rozan el sadismo.

Utiliza los 'blogs' como un medio para contar historias sin revelar que lo que se está leyendo es ficción. Y su última pirueta es escribir la bitácora del protagonista de una teleserie que produce Globomedia para la televisión vasca. Cuando cada lunes termina un capítulo de Mi querido Kilkowsky, las andanzas del judío argentino exiliado en Irún (Guipúzcoa) continúan en la Red, "como un puente aéreo entre los episodios".

"Un escritor tradicional solía trabajar en solitario en su casa. Después lo mandaba a su editor por correo y luego le tocaba esperar una respuesta. En un blog, uno es un escritor mutante. Su propio jefe de diseño, su director de marketing", cuenta Hernán. Su trabajo ha traspasado los límites de la blogosfera varias veces. Mientras planea escribir su próxima novela "en directo, ante los internautas", la editorial Plaza & Janés acaba de publicar Diario de una mujer gorda en un soporte tan aparentemente obsoleto como un libro. Con una particularidad. Lo que se puede encontrar en las librerías por 16 euros continúa colgado en la Red, gratis para cualquiera con una conexión a Internet.

La historia de Hernán es cada vez más común. Almudena Montero, treintañera madrileña, guionista de televisión, fue una estrella de la blogosfera española junto a su perro Baldo antes que una autora publicada en la editorial Aguilar (Mi vida perra). A diferencia de Hernán Casciari, Almudena ha abandonado durante un tiempo la edición de blogs. "Básicamente porque me he dado cuenta de que me es imposible mantener el anonimato, y últimamente la gente se dedicaba a insultarme o a sabotear mi página", explica.

Lo que nadie ha logrado fijar aún es la fórmula matemática que convierte el relato de la vida cotidiana de una treintañera cualquiera como Almudena Montero en un acontecimiento que congrega a miles de seguidores, mientras que otros blogs con similares protagonistas no lo logran. "Entre los factores que contribuyen a la consolidación de un weblog como referente", teoriza el profesor José Luis Orihuela, "figuran su antigüedad, la calidad de sus contenidos, la frecuencia de publicación, la participación del autor en la cultura de la blogosfera, su prestigio, las referencias que reciba el blog y el reconocimiento de los propios pares".

Fórmulas infalibles aparte, en los bloggers veteranos cunde la sensación de que estamos viviendo una moda que cuando pase dejará las cosas de la blogosfera en su sitio. Se calcula que por cada cuatro bitácoras que nacen, más o menos una deja de actualizarse. Y eso para un blog es sinónimo de muerte. "Es una herramienta de la que cada vez parece más fácil hacer una carrera", opina Miguel Paz, especialista en blogs del diario chileno La Nación. "Democratiza el exhibicionismo en función del talento". Lo cual puede inducir a ver en esto una vía para lograr el éxito. Cerca del "fenómeno mediático", dice Orihuela, "muere el blog y se convierte en otra cosa".

Entonces seguramente se traiciona el espíritu que mueve a Maribel López a actualizar su diario cada noche: "Escribir como terapia algo que pueda enseñar a mi hijo. Para que así viera lo deseada que había sido su llegada al mundo. Si algun día lo logro".

"Soy huérfana, de piernas largas y muy rápida. Soy uno de tantos perros abandonados por personas que no son personas".
"Soy huérfana, de piernas largas y muy rápida. Soy uno de tantos perros abandonados por personas que no son personas".
Pedro Díaz Ayala, de 34 años, actualiza cada día 'Pura Vida', su bitácora en imágenes, que es también la de Susie, su esposa.
Pedro Díaz Ayala, de 34 años, actualiza cada día 'Pura Vida', su bitácora en imágenes, que es también la de Susie, su esposa.
"A veces es como desnudarse ante desconocidos".
"A veces es como desnudarse ante desconocidos".

Historia de un perro abandonado

"Soy huérfana, de piernas largas y muy rápida. Soy uno de tantos perros abandonados por personas que no son personas". Así se presenta 'Maggie' en su 'fotolog'. Una bitácora llamada 'Síndrome de ansiedad por separación', que es lo que, dicen los veterinarios, sufren estos animales cuando son abandonados. Hace tres años que su dueño, Alberto Knapp Bjerén, la recogió de la perrera. Y desde hace cinco meses cuelga sus fotos en la Red. "Todo, como una broma de nuestra oficina, donde tenemos a 'Maggie", aclara Alberto. Un día, mientras la paseaba por el parque, un 'blogger' se acercó. Había reconocido a la estrella de la 'blogosfera' canina. "Eso fue total, pero ya que salga en el EPS, convierte todo este proyecto en una cosa mucho más divertida y absurda".

www.lacoctelera.com/maggie

Enviar postales públicas

"En mi 'fotolog' se puede ver cierto hilo conductor de mi vida en el último año: viajes, cine, música, lecturas, mi mujer, su embarazo y, por fin, nuestro hijo". Pedro Díaz Ayala, de 34 años, actualiza cada día 'Pura Vida', su bitácora en imágenes, que es también la de Susie, su esposa, y la de su Vespa Primavera, que llama 'la Perica'. Aunque desde su nacimiento hace dos meses, el protagonista absoluto es Nico, su primer hijo. En las fotografías, aún en el vientre de su madre. "Es como enviar postales públicas con retazos de mi vida y mis inquietudes", reconoce Pedro.

www.fotolog.net/pura_vida

Una beca Erasmus en París

"A veces es como desnudarse ante desconocidos", afirma Marta Verrier, vallisoletana de 21 años. Su 'hobby' es fotografiar fiestas, reuniones en casas de amigos o conciertos. Entonces, el día menos pensado, alguien la reconoce por la calle. "Y piensas: 'Soy famosa y no me he enterado", se ríe. Para esos improvisados 'fans', Marta no es Marta, sino 'Xylomatica', su apodo en Internet. Acaba de mudarse a París para estudiar cuarto curso de filología francesa. Lejos de abandonar la actualización de su diario, la acomete con más ímpetu. "Me sirve más que nunca para mantener el contacto con los míos". www.fotolog.net/xylomatica

Martín cumple dos meses

Miguel Paz, periodista chileno de 29 años, especialista en 'blogs', llama en broma al proyecto de documentar los primeros pasos de su hijo "el 'show' de Martín". "No, en serio. Es un modo de estar conectado con la familia y amigos alrededor del planeta. Con mis suegros, que viven Argentina; mis padres, en el sur de Chile, y familiares en España y Canadá". Así, ni los océanos son excusa para no estar al tanto de las andanzas de Martín. Por cierto, el día 26 cumple dos meses.

www.flickr.com/photos/txt

Álbum familiar

Los recuerdos familiares ya no tienen por qué atesorarse en obsoletos y voluminosos libros de páginas pegajosas. 'Webs' como Flickr permiten guardarlos en la Red. Yago Avilés, un vecino de Noia (A Coruña) que aparece en la última imagen de la serie, encuentra en este sistema, además, otra ventaja. Su familia que vive en Colombia puede seguir las vidas de sus hermanos, sobrinos, tío y madre sin necesidad de esperar a las esporádicas visitas.

www.flickr.com/photos/yagoaviles

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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