"Colecciono con el sentido de un adulto, y eso me fastidia"

¿Cómo definiría su primer libro? Una especie de ensayo autobiográfico a partir de dos libros y un cómic sobre el modo en que nace mi afición por los tebeos de superhéroes.

Lo ha titulado como lo haría un pobre huérfano. Es un libro sobre la paternidad disfuncional, pero no hay nada en mi vida más allá del tedio de ser hijo único.

¿Marca? Bastante. Tienes mermada la capacidad de sacrificio y altruismo, y tiendes inexorablemente a la introspección y a la inactividad.

¿Es tan precoz para todo lo demás como para publicar ensayos? Yo no me veo tan precoz, la verdad. Lo único que he hecho ha sido intentar organizar mis pensamientos con sinceridad, y para eso he abordado un tema que me era cercano, para evitar la impostura.

Usted, Zipi y Zape, como que no… Me gustaba Bruguera. Y eso era parte de mi esquizofrenia, que pasaba de los superhéroes a Mortadelo con facilidad.

¿Es coleccionista de tebeos? Vuelvo a serlo de un modo fatídico: durante la fase de negación de mi adolescencia vendí todos mis tebeos valiosos. Ahora trato de reconstruir mi colección. Colecciono con el sentido de un adulto, y eso me fastidia.

¿Qué cosas merecedoras de figurar en la solapa de su primer libro (traficar con drogas, cruzar EE UU en autoestop) hay en su biografía? Son anécdotas un tanto tristes que dicen mucho sobre mí, pero por lo malo. Una vez hubo un apagón en Mataró y no me atreví a robar un triste libro de bolsillo en una librería rebosante de novedades de cómic que no podía pagar. ¿Formaría parte de un club que le admitiese como socio? Sí, para arruinarlo desde dentro y tomar el control.

¿Con qué superhéroe contraería matrimonio? Por una cuestión de ego, con Spiderman.

¿Y una noche de sexo salvaje? Con Hulka, la versión femenina de Hulk, aunque no garantizo mi supervivencia.