Schwarzenegger contra Terminator
El principal rival del candidato a gobernador de California es su pasado: acusaciones de abusos sexuales, revelaciones sobre supuesta simpatía con el nazismo en su juventud y nula experiencia política
Arnold Schwarzenegger, que cumplió 56 años el pasado 30 de julio, lleva toda su vida mirándose al espejo, y está encantado de lo que ve: el mito del sueño americano hecho realidad. El inmigrante culturista reconvertido en actor ha escalado con tenacidad -y sin escrúpulos- y ha demostrado gran inteligencia para la vida pública y los negocios, pero ahora se embarca en su película más arriesgada. Si las cosas le salen bien el próximo martes, Schwarzenegger será gobernador de California: estará al frente de la quinta economía del mundo. El actor metido ahora a político debe superar las tumultuosas revelaciones de la etapa final de la campaña sobre sus relaciones con las mujeres y sus opiniones políticas juveniles y no tan juveniles.
El actor candidato se ha disculpado por su comportamiento con las mujeres
Fascinado desde su adolescencia austriaca (nació en Graz, en 1947) por los músculos, Schwarzenegger escaló los peldaños del culturismo ayudado por la voluntad y los esteroides. Fue tres veces Míster Universo y siete veces Míster Olimpia. Desembarcó en Hollywood y pasó de hacer pésimas películas de acción a protagonizar grandes producciones con taquillas multimillonarias. Se casó en 1986 con Maria Shriver, sobrina de John y Robert Kennedy, y es padre de cuatro hijos.
¿Por qué un hombre que lo tiene todo quiere hacerse cargo de los problemas de un Estado tan complicado como California? Seguramente la respuesta está en la pregunta: porque lo tiene todo, y porque si Clint Eastwood pudo ser alcalde de Carmel, Sonny Bono llegó al Congreso y Ronald Reagan fue gobernador de California y presidente, ¿por qué no él? "Cuando llegué a California hace 35 años, este Estado era un vivero de sueños", explicó Schwarzenegger al presentar su candidatura, y continuó: "Aquellos tiempos están en horas bajas, pero yo creo que podemos volver a ese optimismo y a esos sueños. En California lo tenemos todo, excepto un líder".
Ésa es la clave del Schwarzenegger candidato: energía, popularidad, recursos y ambición, y amigos con gran experiencia política y económica, como el inversor Warren Buffet, el ex secretario de Estado George Shultz, el senador John McCain...
La vocación nació probablemente hace casi quince años. En 1989, Bush padre le pidió que se encargara del Consejo de Deportes y Forma Física de la Casa Blanca. Allí encontró el gusto por la política y en los pasillos de la Casa Blanca conoció a gente que años más tarde volvería al poder. En 1999, Schwarzenegger declaró al semanario Talk que tenía una aspiración en su vida: ser gobernador de California. "Lo he pensado muchas veces y lo llevo dentro de mí". En abril de 2001 se reunió con Karl Rove, cerebro político de Bush hijo. Rove dijo que la idea de Arnie gobernador "sería realmente atractiva", pero dejaron pasar las elecciones de noviembre del año pasado. Ante el éxito del movimiento para deponer al demócrata Gray Davis, Schwarzenegger volvió a verse con Rove en abril. La candidatura estaba en marcha. El 6 de agosto, en el programa de entrevistas nocturno de Jay Leno, anunció que se presentaba a las elecciones.
Casi todo lo que ha hecho Schwarzenegger lo ha hecho con grandes energías, casi sin medida. Se sintió atraído por el mundo del músculo a los 15 años, y a los 20 ya había ganado varios concursos. Su desembarco en EE UU, en 1967, coincide con la época de los esteroides: "Los tomaba bajo supervisión médica una vez cada año, varias semanas antes de las competiciones", declaró a Playboy. Muchos de sus compañeros de la época creen que la memoria selectiva de Arnie es magnánima. Los Angeles Times recoge este testimonio de Rick Wayne, también Míster Universo: "Yo estaba en Múnich en los años sesenta y Arnold me dio mi primera botella de Dianabol. Él tenía 19 años y me dijo que llevaba varios tomándolo".
En el cine y ante las cámaras de fotos, Schwarzenegger explotó primero su físico en malas películas y posó desnudo para varias revistas hasta que aprovechó las oportunidades que se le presentaron: entre 1981 y 1984 hizo Conan el Bárbaro, Conan el Destructor y Terminator. Desde entonces, apareció en pantalla con Danny DeVito (Los gemelos golpean dos veces, 1988) y rompió las taquillas con Terminator II. Supo invertir muy bien el dinero que ganaba en el sector inmobiliario y otros negocios.
En 1983 se nacionalizó estadounidense y en 1986 se casó con Maria Shriver, hija de Eunice Kennedy; una curiosa mezcla política, dadas las simpatías republicanas del actor y el pedigrí demócrata de los Kennedy. Maria Shriver ha apoyado a su marido en la campaña, porque uno de los grandes puntos débiles de Schwarzenegger es su mala imagen entre el electorado femenino.
No está claro aún cómo ha reaccionado Maria Shriver tras las últimas noticias del lado salvaje de su marido: el jueves, Los Angeles Times publicó el testimonio de seis mujeres y sus malas experiencias con el actor en el pasado. Arnie hizo lo único que podía hacer: decir que "por el humo se sabe dónde está el fuego", reconocer sin ambages que "algunas veces" se ha "portado muy mal" con las mujeres y pedir perdón "por aquéllos a los que he ofendido, porque estoy profundamente arrepentido". El actor no entró en detalles, pero las seis mujeres, sí: desde 1975 hasta 2000 -es decir, buena parte de su vida de casado- las seis denunciaron diferentes tipos de abuso sexual, sobre todo relacionado con la mano de Schwarzenegger posándose en pechos y traseros entre escena y escena de películas. "¿Me violó? No. ¿Quedé humillada? Desde luego", señala una de las mujeres.
Expertos y comentaristas discrepan sobre el efecto que pueda tener todo esto en la votación del martes. Los testimonios no han sorprendido demasiado: ya en agosto, Schwarzenegger tuvo que explicar que las declaraciones hechas a la revista Oui en 1977, en las que contaba con un lenguaje que rayaba con la grosería sus proezas sexuales y sus conquistas, eran propias de un joven culturista inexperto y fanfarrón. ¿Le costará votos su pasado? Quizá, pero los que le apoyaban antes -hombres relativamente jóvenes, de alto poder adquisitivo- ya lo sabían y no parecía importarles demasiado. Y los que le odiaban -buena parte del electorado femenino y una mezcla de republicanos de toda la vida y liberales, que no pueden soportar su ligereza- van a seguir odiándole.
También el pasado político de Schwarzenegger le persigue. Según un libro no publicado por el productor de cine George Butler, el actor le habría dicho que admiraba a Hitler "porque llegó al poder tras haber sido un hombrecillo casi sin educación y por hablar tan bien en público". Butler añade que Schwarzenegger escuchaba de vez en cuando marchas nazis y le encantaba chocar los tacones simulando ser un oficial de las SS. El candidato explicó a The New York Times que no recordaba nada de eso, pero que, dado que su padre pertenecía al partido nazi, es una acusación que se le ha hecho en otras ocasiones. "Y yo desprecio todo lo que representaba Hitler, todo lo que hizo, odio el nazismo, odio lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial". Sí, es verdad que había alabado en alguna ocasión la oratoria del Führer, pero lamenta "el uso de sus talentos para cosas negativas".
Schwarzenegger ha tenido que hacer frente a este pasado en numerosas ocasiones. En 1993 ganó una querella contra un tabloide británico que sostenía lo que ahora recuerda Butler. En los últimos años, el actor ha donado más de un millón de dólares al Centro Simon Wiesenthal y al Museo de la Tolerancia de Los Ángeles.
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