Obama asegura que BP pagará la factura del vertido en el golfo de México
El presidente de EE UU, que ha viajado a Luisiana para evaluar los daños provocados por el vertido, dice que puede ser una "catástrofe ecológica sin precedentes".- Los equipos de limpieza ensayan una nueva técnica para disolver el crudo
"La marea negra en el golfo de México es una catástrofe quizá sin precedentes, y la compañía petrolera BP va a pagar la factura". Así lo aseguró este domingo el presidente estadounidense, Barack Obama, que se desplazó a Luisiana para evaluar los daños que está provocando la mancha de combustible derramada en la zona, que sigue sin poder ser controlada y amenaza a uno de los ecosistemas más ricos del país.
El viaje del mandatario se produce en un momento en el que arrecian las críticas por la lenta reacción del Gobierno de Washington ante un desastre ecológico que puede provocar pérdidas millonarias en la industria pesquera y turística de los Estados de Alabama, Florida, Misisipi y Lusiana. Ante ello Obama ha querido dejar claro que, aunque la compañía británica BP es la responsable, él como presidente "responderá a esta crisis con todos sus esfuerzos". El objetivo, explicó, es ahora poner un límite al derrame provocado por la rotura del pozo petrolífero submarino, y prometió que su Gobierno "hará lo que sea necesario durante el tiempo que sea necesario".
El presidente viajó a Luisiana en compañía del jefe de Gabinete de la Casa Blanca Rahm Emanuel, su principal asesor antiterrorista John Brennan, la consejera en temas energéticos, Carol Browner, y el portavoz de la residencia oficial Robert Gibbs, entre otros. Lo primero que hizo fue reunirse con el gobernador del Estado, Bobby Jindal, para posteriormente sobrevolar en helicóptero la zona afectada.
Nueva técnica
La mancha, con una superficie de casi 10.000 kilómetros cuadrados, tan grande como la isla de Puerto Rico, ya ha comenzado a manchar los humedales y a dañar a las aves que se posan allí durante su trayecto migratorio. El servicio de Guardacostas se muestra resignado ante la "llegada inminente" del vertido, aunque no puede especificar "cuando llegará ni que zonas resultarán afectadas".
Por su parte, los equipos encargados de combatir la mancha se han mostrado esperanzados en poder minimizar las consecuencias de la marea negra tras probar una nueva técnica con disolventes químicos para dispersar el combustible que flota a pocos kilómetros de las costas, según informa The New York Times en su página web .
El dispositivo que ha puesto en marcha la Administración para contener el desastre ha movilizado por el momento a unas 2.000 personas y unos 75 barcos, encargados de la recogida del petróleo de la superficie y la aplicación de productos para disolver el crudo.
Cuatro millones de litros de crudo
British Petroleum, concesionaria de la plataforma petrolífera que explotó el pasado 20 de abril y se hundió dos días después, ha comenzado a recibir duras críticas de la Administración por su incapacidad para sellar el pozo marino que, según estimaciones oficiales y de la propia empresa, vierte cada día unos 800.000 litros de petróleo al mar. El sábado, un directivo de BP, Doug Suttles, reconocía en una rueda de prensa en Luisiana que los 800.000 litros diarios de petróleo es una estimación "altamente imprecisa".
Algunos expertos consideran que esta estimación es extremadamente baja, y calculan que la cifra de vertido podría ser cinco veces mayor, 4 millones de litros de crudo diarios. Varios medios de comunicación, entre ellos The Wall Street Journal, recogen el estudio de Ian MacDonald, un profesor de oceanografía de la Universidad de Florida especializado en el seguimiento de las filtraciones de crudo en alta mar utilizando imágenes por satélite.
Los resultados del estudio revelan que, con un vertido de cuatro millones de litros diarios, en estos momentos podría haber flotando en el golfo de México unos 34 millones de litros de crudo. Esta cifra está aún por debajo de la catástrofe que protagonizó en marzo de 1989 el buque norteamericano Exxon Valdez, que chocó contra un arrecife en el estuario de Prince William Sound (Alaska) y vertió al agua 42 millones de litros de petróleo, lo que causó el mayor desastre ecológico en la historia de EE UU hasta el momento.
El Departamento de Interior calcula que se podría tardar 90 días en sellar el pozo petrolífero, que está situado a una profundidad de 1,5 kilómetros. De cumplirse este pronóstico, según los cálculos de MacDonald, quedarían flotando en el mar unos 360 millones de litros de petróleo, casi nueve veces más que el Exxon Valdez. No obstante, la complicada situación meteorológica de este domingo, con fuertes vientos y marea alta en la zona, está dificultando las tareas y muchos barcos han tenido que quedarse en los puertos. En paralelo, equipos de voluntarios y personal especializado están rastreando la costa en busca de animales afectados por la mancha de crudo. Se ha localizado al primero de ellos, un alcatraz cubierto de crudo que fue trasladado a un centro para su limpieza y tratamiento.
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