El Ejército refuerza su presencia en las zonas de la protesta en Siria
El régimen anuncia que levantará el estado de excepción en vigor desde 1963
El Gobierno sirio culpó ayer a un predicador islamista y a misteriosos grupos armados de la creciente revuelta en el país, y siguió ampliando su estrategia represiva: el Ejército reforzó sus posiciones en las calles de Deraa, donde se originó la protesta, y en Latakia, donde el sábado murieron 12 personas, y no tres como se creyó al principio, y más de 200 sufrieron heridas.
Mientras la oposición, carente de líderes, intentaba organizarse y convocar una huelga general, el Gobierno seguía prometiendo de forma vaga reformas políticas y el levantamiento de las leyes de emergencia vigentes desde 1963.
Buthaina Shaaban, la asesora política del presidente Bachar el Asad, asumió de nuevo la función de portavoz para el extranjero y declaró que los violentos disturbios registrados el sábado en Latakia habían sido provocados por el jeque Yusef el Qaradawi, un popularísimo y polémico teólogo suní egipcio cuyo programa en Al Yazira disfruta de una audiencia cercana a los 40 millones de personas. "Hasta el sermón que El Qaradawi pronunció el viernes, todo estaba tranquilo en Latakia", dijo. En su sermón, el predicador musulmán, conocido por su rechazo a "la herejía chií" (los Asad son alauíes, una rama del chiísmo), criticó duramente el régimen sirio y la represión policial sobre los manifestantes, y bendijo las protestas como "una causa justa".
Los soldados toman Latakia, donde el sábado murieron 12 personas
El Qaradawi ya fue uno de los factores que animaron la rebelión en Libia. El jeque afirmó que Gadafi carecía de legitimidad como gobernante y que trabajaba para el sionismo. En cambio, defendió al Gobierno de Bahréin y a la dinastía de los Al Jalifa, a varios de cuyos miembros llamó "amigos personales", frente a la revuelta mayoritariamente chií. El jeque El Qaradawi es conocido por considerar el Holocausto judío como "un merecido castigo divino" y años atrás fue objeto de una campaña de denuncia por parte de cientos de teólogos musulmanes que calificaron sus enseñanzas de "bochornosas".
Además de la incitación del jeque, según Buthaina Shaaban, en Latakia aparecieron los mismos misteriosos "grupos armados" a los que también se atribuyó la violencia en Deraa. Miembros de esos grupos habrían disparado sobre la multitud desde las azoteas y causado la muerte de manifestantes y policías. Numerosos participantes en las protestas aseguraron, por el contrario, que no existía misterio alguno y que quienes disparaban a la multitud eran agentes de la Guardia Presidencial y de otros cuerpos de élite, dirigidos por un hermano del presidente El Asad.
En Deraa, el corazón de la protesta, miles de ciudadanos se congregaron ayer en las mezquitas de forma silenciosa. En la mezquita de Al Omari permanecían reunidas más de 1.200 personas, según testigos presenciales citados por la BBC, quienes indicaron asimismo que numerosos soldados habían tomado la ciudad y rodeado las mezquitas.
Buthaina Shaaban, que el jueves ya anunció un programa de reformas sin detalles ni fechas, declaró que la decisión de levantar las leyes de emergencia había sido adoptada por el Gobierno y solo faltaba elegir el momento de ponerla en práctica. Esas leyes, vigentes desde 1963, permiten detener y encarcelar de forma arbitraria, someter a vigilancia las comunicaciones privadas y aplicar una severa censura sobre los medios de comunicación. Shaaban adelantó que el presidente Bachar el Asad iba a comparecer en televisión "en los próximos días" para especificar su programa de reformas y "aclarar la situación" con los ciudadanos sirios.
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