_
_
_
_
Ola de cambio en el mundo árabe | Guerra civil en Libia

China pide una salida negociada a la crisis libia

El Ministerio de Exteriores espera que "todas las partes afectadas resuelvan el conflicto a través del diálogo"

EL PAÍS

El Gobierno chino, tradicionalmente contrario a intervenir en los asuntos internos de otros países, ha pedido de nuevo una salida negociada a la crisis en Libia y ha dicho que cualquier acción autorizada por Naciones Unidas debe respetar la soberanía y la integridad territorial del país y garantizar que contribuye a devolver la estabilidad lo antes posible. China es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y, por tanto, con derecho a veto. De ahí que su posición sea clave ante la posibilidad de una intervención militar extranjera y la propuesta de Reino Unido y Francia de establecer una zona de exclusión aérea sobre el país norteafricano.

Pekín quiere que la comunidad internacional se centre en implementar la actual resolución del consejo, y ha urgido "a todas las partes afectadas a que resuelvan el conflicto y calmen la situación a través del diálogo y otros medios pacíficos", según ha asegurado Jiang Yu, portavoz de Exteriores, informa Reuters.

Más información
Gadafi intensifica el asalto con artillería y aviación para conquistar Zauiya y Ras Lanuf
El deterioro en Libia acelera los planes de intervención
La OTAN se prepara para poder intervenir en Libia
Zona de exclusión aérea, una medida viable pero difícil de consensuar
Zona de exclusión aérea, una decisión difícil aprobada en el último minuto
El líder de los rebeldes libios busca apoyo en China

El Gobierno chino ha apoyado la resolución de embargo de armas y otras sanciones contra el régimen de Muamar el Gadafi y la investigación de sus posibles crímenes por parte de la Corte Penal Internacional, pero preferiría no ir más allá. "Si en el próximo paso el Consejo de Seguridad emprende acción y qué acción sea esta, dependerá principalmente de si contribuye a que Libia regrese a la estabilidad lo antes posible", ha afirmado Jiang. "La soberanía de Libia, la integridad territorial y la independencia deben ser respetadas", ha señalado la portavoz, quien ha agregado la importancia de escuchar también la posición de los países árabes y africanos.

Pekín se encuentra en una situación incómoda, pinzado entre sus crecientes responsabilidades internacionales, sus grandes intereses económicos en Libia y su tradicional posición de rechazar la injerencia extranjera.

China ha montado una efectiva operación para evacuar a sus nacionales del país norteafricano, con el envío de barcos y aviones tanto civiles como militares. El domingo pasado anunció que había completado el rescate de los últimos ciudadanos chinos que quedaban de los alrededor de 36.000 que trabajan en Libia, principalmente en la industria petrolera, la construcción de ferrocarriles y el sector de telecomunicaciones.

Aunque no ha trascendido que haya muerto o resultado herido ningún chino en Libia, negocios y obras realizadas por el país asiático han sido saqueados. Compañías como China State Construction Engineering y China Railway Construction se han visto obligadas a abandonar a medias sus proyectos. La situación ha supuesto a Pekín un nuevo recordatorio de las dificultades y la implicación de su cada vez mayor presencia en el extranjero. Según expertos de la Universidad de Pekín, las empresas chinas tenían contratos en Libia valorados en unos 18.000 millones de dólares.

La posición china ante una potencial intervención extranjera está marcada también por su propia situación interna. El Gobierno está siguiendo con gran inquietud las revueltas en los países islámicos, ante la posibilidad de que sirvan de catalizador a protestas dentro de sus fronteras.

Es poco probable que se produzcan revueltas similares en China, pero las autoridades han tomado contundentes medidas para atajar cualquier conato, como censurar la información y vetar el debate sobre las revoluciones árabes; bloquear la difusión de las convocatorias a manifestarse cada domingo en China, realizadas a través de una página web en Estados Unidos; detener a decenas de activistas, y acusar de querer subvertir el poder del Estado a quienes propagan las convocatorias.

Además, han prohibido a los periodistas extranjeros que acudan a los lugares designados para las manifestaciones en Pekín y Shanghai, bajo amenaza de ser expulsados de China. Algunos informadores han sido detenidos, otros están siendo acosados y seguidos por policías o están siendo vigilados en sus casas por agentes de paisano, según el club de corresponsales de Pekín; una práctica habitualmente empleada con los disidentes, que se ha extendido ahora a los informadores extranjeros.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_