Berlusconi, sospechoso de incitar a mentir al empresario de las 'velinas'
Un tribunal de Nápoles encuentra indicios de que el primer ministro compró el silencio de Tarantini sobre sus fiestas
Un tribunal de Nápoles considera que existe "la hipótesis de la incitación a mentir ante la autoridad judicial" por parte de Silvio Berlusconi al empresario Gianpaolo Tarantini, que entre 2008 y 2009 gastó más de 29.000 euros en pagar a jóvenes para que asistieran a las fiestas del primer ministro, según la agencia italiana Ansa.
Esta hipótesis, de la que los principales diarios italianos se hacían eco esta madrugada [aquí la noticia en Corriere della Sera y La Repubblica], abre la posibilidad de que Il Cavalieresea juzgado. Hasta ahora el primer ministro solo era testigo del caso y se pensaba que el empresario podía haber estado extorsionándole para no revelar detalles sobre sus encuentros con jóvenes que asistían a sus fiestas y se acostaban con él. De momento, los jueces han dejado a Tarantini en libertad.
Tarantini es el protagonista central de una amplia investigación judicial en torno a la corrupción en la sanidad pública de la región de Puglia. El empresario declaró al juez que facilitaba prostitutas a políticos de izquierda y derecha convencido de que "las escorts y la cocaína son la mejor forma de tener éxito en la vida".
El empresario, conocido como el Rey de las Prótesis, ya había confesado anteriormente haber organizado 18 fiestas con al menos 30 prostitutas y velinas (azafatas televisivas) para Silvio Berlusconi con la intención de obtener favores e influencia para mejorar sus negocios. Según declaró en su día, Berlusconi no sabía que las jóvenes que él llevaba a sus fiestas cobraban por pasar la noche con él.
Tarantini conoció a Berlusconi en agosto de 2008 en Villa Certosa, la residencia sarda de Il Cavaliere, y desde ese momento se convirtió en el reclutador de confianza de Berlusconi. Los jueces, que intervinieron el teléfono del empresario, han grabado al menos 50 llamadas entre ambos.
Berlusconi ha admitido en público haber conocido y recibido en su casa a Tarantani y sus chicas. Hasta ahora sus abogados sostenían que el primer ministro no habría cometido delito alguno, pues solo era el "utilizador final" de las señoritas de compañía.
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