Berlusconi pierde apoyo en Italia
Un 31% defiende la gestión del Gobierno, 13 puntos menos que en enero
Un sondeo de Il Corriere della Sera mostraba ayer que solo el 31% de los italianos confía en el Gobierno de Silvio Berlusconi. Desde enero, la confianza en el Gabinete ha caído 13 puntos, y el 62% de los ciudadanos piensa que el primer ministro no será capaz de revertir la tendencia. La sucesión de escándalos y la aguda división de la alianza de Gobierno parecen haber hecho mella en el electorado.
El último síntoma es la actuación de la Fiscalía de Roma contra una logia masónica afín al partido de la mayoría. Los fiscales sospechan que dos íntimos de Berlusconi, el coordinador del partido Denis Verdini, implicado también en el escándalo de la Protección Civil, y el cofundador de Forza Italia, Marcello Dell'Utri, condenado por cooperar con la mafia a siete años de cárcel, son los referentes políticos del grupo al que el juez llama "la nueva Propaganda 2" (en referencia a la logia de Licio Gelli y en la que militó Berlusconi).
Il Cavaliere no se rendirá. Perder el poder equivale a perder inmunidad
El poder oculto, conocido por las denostadas escuchas telefónicas, se extiende por meandros cercanos a la Camorra. Tres conspiradores han sido acusados de urdir, durante una cena celebrada en casa de Verdini, un plan para influir sobre los jueces del Constitucional que debían pronunciarse sobre el Laudo Alfano, el escudo de inmunidad que debía librar a Berlusconi de juicios pendientes. Uno de los dos jueces que cenó en casa de Verdini ha dimitido, aseguraba ayer Il Fatto Quotidiano.
El frente político no pinta mejor. La fractura con el cofundador del Pueblo de la Libertad, Gianfranco Fini, no parece tener arreglo. Basta oírles hablar en público de cualquier asunto. Sobre la libertad de prensa, Berlusconi dijo el sábado: "No es un derecho absoluto". Y Fini, dos días antes: "La libertad de prensa nunca es suficiente".
Si Berlusconi no se ha desembarazado ya de Fini es porque no puede. Los 35 diputados finianos podrían hacer caer al Gobierno en la primera moción de confianza que haya en el Parlamento. Y si cae el Gabinete elegido con el más amplio respaldo electoral de la historia, sería difícil que Giorgio Napolitano, presidente de la República, aceptara disolver las cámaras e ir a nuevas elecciones, como quieren Berlusconi y la Liga. Lo más sensato, vista la crisis económica y la necesidad de reformas institucionales, sería lo apuntado ayer por el ex líder democristiano Ciriaco de Mita: un Gobierno constituyente formado por todas las fuerzas políticas. Pero sin Berlusconi.
Pero Il Cavaliere no se rendirá fácilmente. Perder el poder equivale a perder la inmunidad. Así que ha decidido encomendarse al Vaticano con la mediación del periodista Bruno Vespa, que organizó una cena en su residencia romana (alquilada por cierto a la Santa Sede) con lo más granado del Vaticano: el secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone; Berlusconi y su número dos, Gianni Letta (Gentilhombre del Papa); el gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi; el fidelísimo Cesare Geronzi, presidente de Generali, y el jefe de filas de la oposición democristiana, Pierferdinando Casini.
Las crónicas cuentan que Berlusconi trató de convencer a Casini de que aporte a la mayoría sus 36 diputados aunque este declinó la oferta diciendo: "No me vendo". Por si acaso, el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, ha amenazado: "O el romano [Casini] o yo". Según ironiza el analista Marco Travaglio, "para saber si cuaja el pacto de la próstata habrá que esperar al próximo libro de Vespa".
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