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Reportaje:

Los testimonios del Gran Incendio vuelven a hablar

El Museo de Londres da voz a las víctimas que sufrieron la devastación de Londres en 1666

El fuego destruyó el centro de Londres casi por completo en 1666. Durante la medianoche del domingo 2 de septiembre se declaró un pequeño incendio en una panadería de Pudding Lane, una calle cercana al Támesis y a la Torre de Londres, en pleno centro de la City, el casco antiguo sobre el que hoy se levanta el distrito financiero de la capital británica. El alcalde (Lord Mayor), Thomas Bludworth, no supo medir el peligro de un fuego descontrolado en una ciudad construida con madera y tardó en ordenar una respuesta adecuada. La panadería estaba rodeada de tiendas y almacenes llenos de materiales combustibles, como aceite, carbón, madera y alcohol, y el viento soplaba impetuoso, así que las llamas se extendieron rápidamente y devoraron iglesias, comercios y domicilios. Sin un cuerpo de bomberos oficial, no hubo manera de sofocarlas hasta cinco días después, pero por entonces sólo una quinta parte de la City permanecía en pie.

Se ignora el número total de fallecidos, ya que no había registros oficiales y además es probable que fallecieran indigentes indocumentados y que muchos cadáveres fueran reducidos a cenizas, pero ninguna fuente contabiliza un gran número de víctimas. Diarios y documentos registran al menos ocho fallecidos. En cualquier caso, fue tan devastador que los londinenses quedaron igual de aterrorizados que cuando la Gran plaga de peste mató a 100.000 personas el año anterior. Uno de los observadores más penetrantes de la literatura inglesa, Samuel Pepys (1633-1703), testimonia en su célebre Diario su desesperación al ver su amado Londres, la emergente metrópolis que ya disputaba a los Países Bajos el trono del comercio mundial, calcinada hasta los cimientos.

El fuego alcanzó 1.000ºC, devastó 13.200 casas y arrasó casi dos kilómetros cuadrados de ciudad, y se llevó así prácticamente todo el Londres medieval. Pepys aún pudo enterrar en su jardín algunos papeles, botellas de vino y hasta un queso parmesano, según anota en su Diario, pero a muchos no les dio tiempo. Miles de londinenses se quedaron sin hogar, perdieron sus negocios y sus pertenencias, y algunos incluso se quedaron en la miseria absoluta.

Sus experiencias se pueden revivir en una amplia muestra en el Museo de Londres, titulada London’s Burning. The Great Fire of London 1666, que se inaugura mañana (16 de marzo), y que recorre una de las mayores catástrofes de la historia de Londres a través de quienes la vivieron. Desde el rey, Carlos II, que acudió a la zona junto a su hermano, el duque de York, para lanzar cubos de agua y ofrecer dinero a los presentes para que ayudaran, hasta la mujer que intentó salvar unos pollos cargándolos en un delantal y que fue apaleada por una multitud que creía que era una pirómana que ocultaba material inflamable.

La exposición reúne periódicos, documentos (como nuevos textos legislativos o planes de reconstrucción) y pinturas de artistas que reflejaron la dimensión de las llamas sobre el perfil de la ciudad. También se exponen objetos de la época, como mangueras, cascos de bombero y una rudimentaria bomba de agua antiincendios, e incluso un horno del siglo XVII similar al que provocó el fuego de la panadería de Pudding Lane. Las descripciones más vívidas del pánico en las calles son las que proporcionan los diaristas, como el propio Pepys, que fueron testigos oculares. “El incendio fue tan universal, y la gente estaba tan conmocionada, que desde el principio, no sé por qué aflicción o fatalidad, casi no se daban prisa para sofocarlo, de manera que no se oía ni se veía otra cosa que gritos y lamentaciones, corriendo de un lado para otro como animales enloquecidos, sin ni siquiera intentar salvar sus pertenencias”, escribió el cortesano John Evelyn (1620-1706) en su diario.

Planes para reconstruir una ciudad amplia y moderna

Ante el panorama de una ciudad humeante casi completamente destruida, algunos vieron una ocasión de oro para desenredar el retorcido núcleo de callejuelas de la City y erigir una urbe moderna regida por una retícula ordenada. El gran arquitecto Christopher Wren (1632-1723), autor de la catedral de San Pablo de Londres, propuso un plan con largas avenidas y amplias plazas circulares, tal como se puede apreciar en uno de los mapas expuestos. Al final, las prisas desecharon cualquier plan urbanístico, porque el centro tenía que recuperarse lo antes posible si no se quería provocar una crisis económica. Así que la ciudad se reconstruyó, con algunos cambios, sobre el desordenado trazado anterior. Esta vez se mejoró el alcantarillado, se pavimentaron las calles y los nuevos edificios se construyeron con ladrillos.

La muestra también desmiente algunos mitos sobre el Gran Incendio, como el de que lo provocaron los católicos. A mediados del siglo XVII Inglaterra seguía inmersa en disputas religiosas, sobre todo entre los protestantes y los cristianos que obedecían al Papa. Justo al acabar el incendio se culpó a los católicos. Una comisión oficial de los comunes abrió una investigación y, tras constatar que la mayoría de pruebas no eran más que rumores, el Consejo real proclamó: “no se ha encontrado nada para sostenerlo [la acusación contra los católicos], más que la mano de Dios sobre nosotros, un fuerte viento y una temporada muy seca”. Lamentablemente, al francés Robert Hubert ya lo habían ahorcado como culpable.

Otro rumor es que tras el incendio se creó un cuerpo de bomberos oficial, aunque no empezaron a trabajar hasta doscientos años después, en 1866. Las que sí aparecieron casi antes de que retiraran todos los escombros fueron las compañías aseguradoras, que ya ofrecían los primeros seguros del hogar.

Aquel pequeño incendio que el alcalde despreció declarando que “una mujer podría apagarlo con una meada” se convirtió en una de las catástrofes más devastadoras de la historia de la ciudad, cuyo recuerdo siguió provocando pesadillas a los que la vivieron mucho tiempo después. En diciembre de ese mismo año, Pepys anotaba que “cada vez es menos probable que se reconstruya la ciudad, todo el mundo se establece en otros lugares, y nadie se siente con ánimos de comerciar”.

Los detalles sobre el incendio se pueden consultar en la web del Museo de Londres

Museum of London

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