El romanticismo de Pushkin respira en una exposición sobre su época
El Museo del Romanticismo acoge una muestra con pinturas que transportan al visitante al siglo XIX ruso
Como si fuera una máquina del tiempo roja y dorada El romanticismo ruso en época de Pushkin, que hoy se ha presentado en Madrid, es una inesperada sorpresa en la temporada otoñal de exposiciones. "Es una pequeña victoria museística", afirma Evgney Bogatyrev, director del museo moscovita dedicado al autor de La hija del capitán y a su tiempo. Bogatyrev, que gestiona un centro con unos fondos de 150.000 piezas, es el principal impulsor de esta muestra que se celebra hasta el 18 de diciembre en el Museo del Romanticismo de Madrid.
Recogida en una sala que recrea un elegante gabinete, la exposición muestra una selección de pinturas que directamente transportan al visitante al siglo XIX ruso. Por una pared roja trepan hasta el techo óleos, dibujos y perfectas siluetas negras. Dos lámparas de araña o la mullida moqueta acompañan a los retratos de duquesas, princesas y zares. Minúscula (algunas obras caben directamente en la mano), "pero deliciosa", dice Asunción Cardona, directora del museo, ante los cuadros expuestos, en los que sorprenden las técnicas de lápiz y acuarela para los retratos. Verdaderas joyas que muestran las fisionomías de las caras o los rincones de las hermosas casas de aquella época.
Evgeny Bogatrev perseguía desde hace tiempo colaborar con el Museo del Romanticismo de Madrid ("soy un verdadero entusiasta de este centro, no dejo de recomendar a todo el mundo en Rusia que deberían visitarlo. Sí, el Prado, el Thyssen... pues a mí me impactó este lugar") y, aprovechando el año Dual España-Rusia planteó la colaboración con piezas del Pushkin. "Cuando nos trajeron su catálogo de retratos en miniatura nos sorprendió mucho comprobar las semejanzas con las miniaturas españolas, que curiosamente tienen más que ver que con las de Rusia o Inglaterra", apunta la directora del centro madrileño, que abrió sus puertas hace dos años después de un lavado de cara en el que se borró su antiguo nombre, museo Romántico, y que ha sacado brillo a una colección en las que se recrea perfectamente el ambiente de un movimiento cultural que marcó el siglo XIX.
Articulada en dos espacios, Escenarios y Protagonistas, la exposición muestra el panorama de la Rusia de 1810 a 1850. El interior de las casas, los rostros de su aristocracia, sus paisajes... el romanticismo ruso se emparenta de extraña manera con el español. La directora del museo español apunta que "Pushkin, como Larra, murió de un tiro" (el ruso en un duelo, el español se suicidó). En la pared, los versos de un poema del escritor ruso que inspira: "Pero en las horas tristes, en silencio, / pronuncia con angustia el nombre mío; / di: ¿Hay en el mundo quien de mí se acuerde? ¿Hay corazón en el que yo esté vivo?".
Babelia
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