El relato de los que se fueron
Dos libros narran los testimonios de los millones de inmigrantes españoles que partieron a Latinoamérica en busca de un futuro mejor
El barco Monte Sarmiento, de bandera alemana, llegó a las costas de Montevideo (Uruguay) el 3 de agosto de 1934. A bordo viajaban la española Isabel García y su hijo de tres años, Enrique V. Iglesias. Casi 75 años después, el hoy secretario general iberoamericano, uruguayo nacido en Asturias, recordó la historia en la presentación de los libros La emigración española en América: historias y lecciones para el futuro y Memorias de la emigración española a América, que reúnen los testimonios de los más de tres millones de españoles que partieron a América en el siglo XX. "Yo fui uno de ellos", recordó.
Los volúmenes recopilan una investigación realizada por Fundación Directa en colaboración con la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración de España y la Secretaría General Iberoamericana. María Ángeles Sallé, una de las responsables del estudio, recordó que América ha resultado "el refugio y el amparo de los desamparados de España". Las imágenes en blanco y negro reúnen los recuerdos de los que se aventuraron en una travesía de semanas que les llevó a puertos en los que buscarían "un futuro que no tenían aquí", según comentó Sallé.
El trabajo historiográfico da cuenta de los testimonios de quienes construyeron vida y patrimonio en Latinoamérica, y no deja de lado las historias menos afortunadas, las de los que no hallaron suerte en tierras extrañas. La emigración española en América: historias y lecciones para el futuro reúne publicaciones y artículos periodísticos donde se relatan los abusos y maltratos que recibían muchos de los inmigrantes.
En una nota fechada el 17 de mayo de 1907, el periódico español El Liberal relataba que algunos españoles eran sujetos a "trabajos penosísimos" al llegar a Cuba y que se les alimentaba "con productos de una calidad ínfima". Un artículo publicado en el diario argentino La Nación en mayo de 2000 describe que, a principios del siglo XX, los inmigrantes más pobres utilizaban las camas calientes, lechos que alquilaban para descansar un par de horas, o bien se valían de la maroma, sogas sujetas al techo que se ataban a los hombros para dormir de pie. "Los tiempos cambian, pero los problemas siguen siendo los mismos", subrayó Iglesias. La investigación relata también la proliferación de falsificadores para los trámites de documentación y las muertes de trabajadores durante las obras. En la construcción de las vías ferroviarias paralelas al Canal de Panamá trabajaron unos 8.298 españoles, el grupo más numeroso después de los afroantillanos. Se calcula que unos 1.500 obreros murieron en las obras, unas 20 muertes por cada uno de sus 77 kilómetros.
Dos lados de la inmigración
El diplomático Emilio Cassinello, director del Centro Internacional de Toledo para la Paz, recordó su propia experiencia como uno de los miles de exiliados españoles que llegaron a México tras el fin de la Guerra Civil española. Su familia llegó a tierras aztecas a bordo del Sinaia, el primer barco que llegó al puerto de Veracruz (sureste de México) al fin de la contienda, en junio de 1939.
Comentó que su padre traía consigo un esmoquin "por si le tocaba hacer de camarero" y su título de abogado. "A pie de barco le preguntaron a qué se dedicaba", relató. Tras mostrar el título, recordó que el funcionario lo selló en la parte de atrás. "Decía que era válido para trabajar en México, sin más trámite. Son cosas que no se olvidan", explicó.
Por su parte, la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración española, Consuelo Rumí, subrayó que España ha conocido "los dos lados" de la inmigración y que esto significa una oportunidad que "pocos pueblos han tenido" y que "no tenemos derecho a desaprovechar". Rumí también recordó el dolor de los que se quedaron en casa, "añorando el recuerdo de los que se habían ido". El trabajo audiovisual Nosotros también fuimos los otros, que acompaña a la investigación, relata las motivaciones, la acogida y la huella que dejaron los inmigrantes en aquellas tierras y, en algunos casos, en su retorno a España.
A la par de la presentación, Sallé informó de que su Fundación ha inaugurado la página web Migraventura.net, que ilustra con herramientas multimedia los recuerdos de los inmigrantes. El sitio ofrece incluso la posibilidad de realizar un recorrido virtual por algunas de las ciudades que recibieron la mayor cantidad de inmigrantes; de ellas, la primera fue La Habana. A través de audios y vídeos, el internauta puede visitar los puertos que vieron llegar a los primeros inmigrantes, los centros culturales que fundaron en su país de acogida y hasta el cementerio de Colón de la capital cubana, el último destino de muchos de ellos.
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