El proteccionismo llega a la moda británica
Los accesorios y la indumentaria con reminicencias patrióticas hacen furor en el Reino Unido
Puede llamarlo fashionalism. En el último desfile de Vivienne Westwood, la responsable de compras Amanda Ware apuntó las nuevas tendencias de Londres: sombreros originales, pañuelos vanguardistas y... accesorios hechos en el Reino Unido con reminicencias de la bandera británica, la llamada Union Jack. Numerosos clientes de la moda que visitaron las presentaciones parisinas de este mes han comentado la novedad de los productos nacionales, especialmente en Londres, una ciudad que antes de la crisis económica se enorgullecía de ser la capital del estilo multicultural.
Durante años los accesorios franceses e italianos fueron más populares que los británicos, pero eso ha cambiado, según un especialista de la tienda londinense Fortnum & Mason. En el presente, los complementos responden a los colores y motivos típicamente anglosajones, como el diseño del último pañuelo de Paul Smith. En Fortnum & Mason esperan que la venta de esta moda 'proteccionista' funcione pese al acusado impacto de la crisis en el sector.
Los neoyorquinos fashion consideran que exhibir símbolos nacionales en la vestimenta es una costumbre muy conservadora
"Vivienne Westwood ha planteado diseños escoceses, mientras que Paul Smith apuesta con fuerza por la Union Jack. Estos productos han volado de los escaparates en los últimos dos o tres meses", informa el experto de la tienda londinense. Una explicación para esta tendencia es que representa la lectura que los ejecutivos de la moda han hecho de las manifestaciones de los trabajadores británicos contra el empleo de los inmigrantes y las quiebras de las entidades financieras emblemáticas de la city. Todo lleva a la recuperación del sentimiento nacionalista (el Banco Mundial ha constatado este mes que 17 miembros del G-20 han implementado medidas para restringir el comercio a expensas de terceros países).
Obama vende en EE UU
La fiebre del shopping patriótico ha penetrado, sobre todo, en la clase media. "Hay una tendencia generalizada a consumir lo que se produce en el propio país. El proteccionismo está creciendo globalmente y eso está llegando a la moda", opina Geoffrey de La Bourdonnaye, ejecutivo jefe de Liberty of London. En Francia, sin embargo, los diseñadores y responsables de compras consideran que no hay particular interés en una moda nacionalista. En Estados Unidos, donde la consigna Buy american originó un gran debate internacional el mes pasado, son populares las prendas y accesorios con impresiones del rostro de Barack Obama. Pero los neoyorquinos fashion consideran que exhibir los símbolos nacionales en la vestimenta es una costumbre muy conservadora.
"Por varias razones, siempre ha existido una tendencia británica a consumir productos de la industria local: es más ecológico, supone un orgullo nacional y ahora, también, una forma de ahorrar", explica de La Bourdonnaye en referencia a la debilidad de la libra esterlina. Por mucho que parezca lo contrario, la fashionalism no es un invento nuevo: en el pasado, el uso de la moda para propósitos nacionalistas fue promovido por el dictador italiano Benito Mussolini. En la India, el pacifista Mahatma Gandhi propició el algodón nacional como forma de rechazar el régimen colonial británico.
Jason Broderick, jefe de compras masculinas del famoso almacén Harrod's, considera que la tendencia responde a la preocupación de la sociedad por favorecer a los trabajadores británicos. Sin embargo, este punto de vista deja de lado la creciente dificultad en establecer cuán anglosajón es un producto: las marcas más importantes se nutren de la producción barata de las fábricas indias y chinas. Para una industria que funciona a partir del entramado de materiales de diferentes culturas, el impulsar un estilo de vestir fundado en evocaciones nacionalistas parece un evidente desacierto.
Babelia
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