El pequeño librero pierde pie
Un estudio revela un progresivo estancamiento de las ventas entre 2002 y 2006
No cabe duda de que entre las profesiones vocacionales se encuentra la de pequeño librero porque algunos mantienen su negocio abierto, a pesar de las pérdidas. Un amplio informe sobre el sector, presentado ayer en Madrid, pone de relieve que el beneficio sobre ventas de las librerías varía entre el 3,13% de las muy grandes y el 1,82% de pérdidas de los negocios más reducidos. "Está claro", comentó Xavier Cubeles, responsable del estudio, "que existe un factor cultural en la dedicación de muchos pequeños libreros más allá de los beneficios".
Encargado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), que agrupa a 1.500 comercios del sector, el estudio destaca que se produce "una cierta tendencia de decrecimiento / estancamiento del promedio de las ventas anuales en libros de las librerías en el periodo comprendido entre 2002 y 2006". La firma BCF Consultors, que realiza este informe desde el año 2000, considera como librerías a aquellos establecimientos cuyas ventas de libros representan más del 80% del total. Por ello, tanto las grandes superficies como los quioscos y otros puntos de venta quedan excluidos de esta encuesta. En España funcionan alrededor de 30.000 puntos de venta de libros, diarios y revistas.
El presidente de CEGAL, Fernando Valverde, hizo ayer una interpretación positiva de los datos y señaló que "se trata de una situación de estancamiento consolidado". "De momento", agregó, "han consolidado su posición las librerías independientes y esto no es malo". Tanto Valverde como Cubeles defendieron a capa y espada el mantenimiento del precio fijo de los libros. "Es una medida en pro de los lectores que además garantiza la supervivencia de los editores independientes y de una extensa red de librerías", comentó el presidente de CEGAL. Entretanto, Cubeles argumentó que los países como el Reino Unido, que han eliminado el precio fijo, han llevado a la ruina a las pequeñas librerías. "Esta medida", remachó el responsable del informe, "asegura un trato igualitario entre grandes y pequeños o entre el centro de la ciudad y un barrio periférico o un pueblo".
Como no podía ser de otro modo, la extraordinaria oferta de títulos que las editoriales colocan en el mercado aparece como uno de los cuellos de botella para muchos libreros. "La gran cantidad de títulos que pueden y deben almacenarse en las librerías (de fondo)", señalan los autores del estudio, "puede ser un factor limitador de las posibilidades de mejora de la rotación de las existencias y puede crear una situación de conflicto entre la función económica y la función cultural de estos establecimientos". Y a propósito de función cultural, Valverde emplazó ayer a las editoriales a colaborar en la organización de actividades que dinamicen la lectura. Una vez más, la brecha entre grandes y pequeñas se nota en este apartado. Mientras alrededor del 60% de los comercios más importantes organiza presentaciones de libros, apenas el 34% de los más modestos puede convocar este tipo de actos a los que asisten escritores y editores. El resto de actividades de dinamización no son tan valoradas por el sector.
Convertir en atractivo el negocio del libro, en el terreno económico y más allá de su misión cultural, aparece como recomendación de la radiografía del sector entre 2002 y 2006. "Para el futuro de los libreros", manifestó Xavier Cubeles, de BCF Consultors, "resulta fundamental que el sector resulte interesante para las inversiones".
Babelia
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