Las películas íntimas y gigantescas de Hannah Collins
Caixaforum Madrid proyecta cuatro obras de la artista inglesa afincada en Barcelona
Las situaciones límite que viven los emigrantes, los exiliados y los nómadas son los protagonistas de la producción artística más reciente de Hannah Collins (Londres, 1956). La artista inglesa afincada en Barcelona desde hace 25 años, ha estado siempre interesada en mostrar los vínculos afectivos y forma de vida en comunidades aisladas. Sobre la indeleble línea que separa la el documental de la ficción, Caixaforum abre hoy en Madrid la exposición Hannah Collins. Historia en curso. Películas y fotografías. Son cuatro piezas, tres de las cuales se proyectan en pantalla múltiple y una filmación que se expone por primera vez y que no ha sido vista en las anteriores paradas de esta muestra (Barcelona y Vitoria). Además, se expone una veintena de fotografías de gran formato vinculadas a los filmes: La mina, Historia en curso y Paralelo.
En sus comienzos, Hannah Collins se dedicó a la pintura y a la escultura. Su entrada en la fotografía coincidió con su llegada a la Barcelona preolímpica. Collins ve una ciudad que trasforma su arquitectura a la vez que redefine su mapa humano. Para contar lo que sienten esas personas, cual es su pasado y sus previsiones de futuro, Collins recurre al cine. David Campany, comisario de la exposición, explica que estos trabajos " Collins se interesa por las personas, por sus historias, por donde viven pero sin utilizar caracteres obvios. Busca contar cosas irrepresentables, como los sentimientos o el desarraigo".
Cada película dura en tono a los 40 minutos. En varias pantallas (entre 3 y 5) de una misma pared se pueden seguir perfectamente varias ramas de una misma historia. Los sonidos no se pisan. Se alternan los subtítulos con el sonido directo. David Campany bromea diciendo que el acceso gratuito para visitar Caixaforum beneficia la contemplación de cada una de estas películas, porque el espectador se puede concentrar en una sola pantalla. Luego puede salir a la calle y volver a engancharse con la obra desde otro punto de vista.
Collins trabaja con un equipo técnico de unas ocho personas. Cuenta que todo lo que se filma es auténtico, aunque ha sido recreado ante las cámaras. Después de investigar sobre una situación concreta, se elabora un guión en el que se refleja fielmente la relación entre los protagonistas y éstos se interpretan a sí mismos".
¿Qué porcentaje hay de documental y cuanto de ficción en cada película?. "Me gusta llamar Documentos a mis trabajos", responde Collins. Creo que la línea entre ficción y realidad es muy fina". La parte creativa está en el desarrollo de todo el proyecto, pero de manera especial en el montaje. El trabajo que ahí se hace es el que le da la categoría de obra de arte y el "permiso" para poder ser vistas en museos.
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