Un jarrón sin valor aparente
Subastada en Reino Unido una vasija por la que se pedían 300 euros y los expertos acaban tasando en 7,5 millones
La pretensión del vendedor era obtener un par de centenares de libras (300 euros) en una subasta de provincias por una jarra francesa del siglo XIX sin aparente interés artístico. El pulso entre dos pujadores acabó disparando el precio de la pieza hasta una cifra que superó los 300.000 euros. Desde el pasado jueves, cuando se realizó la operación, todo eran felicitaciones en la sala de subastas Lawrences de Crewkerne (Somerset) hasta que ayer una publicación especializada desvelaba que en realidad el comprador anónimo se había hecho con una verdadera ganga: la vasija es un raro tesoro del Egipto medieval con un valor estimado en el mercado de casi 7,5 millones de euros.
Sólo se conoce la existencia de otras cinco piezas de esta naturaleza
El delicado decantador de cristal de roca tallado -decora-do con animales mitológicos, pájaros y motivos vegetales, y acabados en plata dorada y esmaltes- está considerado uno de los objetos más valiosos del arte islámico. Data del siglo XI. Sólo se conoce la existencia de otras cinco piezas de esta naturaleza, exponentes del trabajo de los artistas musulmanes que trabajaban el vidrio durante el califato fatimí. La última que salió a la luz fue adquirida por el museo londinense Victoria & Albert, en una subasta en 1862. Las restantes se hallan en la basílica de San Marcos de Venecia (que posee dos), la catedral de Fermo (también en Italia), y el Louvre, adonde fue transferida desde la abadía parisiense de Saint Denis. La quinta estuvo expuesta en el Museo degli Argenti, Florencia, hasta que en 1998 un accidente la hizo añicos.
Un marchante de arte de la capital británica admitía a The Art Newspaper -revista que ha publicado la extraordinaria revelación- que en su momento no supo reconocer el valor de la jarra, expuesta en la web de la casa Lawrences. Y ello a pesar de "haber mantenido durante toda mi vida la esperanza de hallar algo así". Considera la obra imposible de falsificar, por lo que no duda de su autenticidad, y se aventura en calificarla de "Santo Grial del arte islámico".
Los diversos artefactos de vidrio -tallado o estampado- del tesoro real fatimí fueron arrasados por las fuerzas de Saladino que depusieron a los califas en Egipto. Los cruzados trajeron a Europa las piezas que sobrevivieron, y que acabaron siendo utilizadas como reliquias en sus iglesias. En la actualidad, tan sólo 180 de esos objetos, en su mayoría colgantes o pequeños frascos de kohl, están catalogados. Ilustra su valor una reciente subasta en la sala Sotheby's, que vendió un diminuto frasco de cristal de 2,57 centímetros por tres cuartos de millón de euros.
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