El fraude era contratarse a sí mismo
La SGAE pagaba los servicios de las empresas de Neri a precios muy superiores a los de mercado - La mayoría de las sociedades fantasma no tenía ninguna actividad
El sistema por el que millones de euros salieron de las arcas de la Sociedad General de Autores y Editores para terminar en los bolsillos de su director de Gestión de la Información, José Luis Rodríguez Neri -en prisión eludible con fianza de 300.000 euros desde el lunes-, su compañera sentimental, la hermana de esta y una pareja de amigos era simple: contratarse a sí mismo. A veces por servicios pagados a precios muy superiores a los de mercado. Otras, mediante contratos y facturas falsas que se firmaron a cambio de nada.
El origen del entramado se encuentra en la Sociedad Digital de Autores y Editores (SDAE), la empresa creada por la SGAE en 1999 como división tecnológica de la entidad gestora de los derechos de autor y financiada íntegramente por esta. Neri se convirtió en su director general dos años después, en 2001, y durante dos años compaginó sus responsabilidades en ella con la de presidente y consejero delegado de Microgénesis, la consultora de informática que, a partir de enero de 2003, cuando Neri dejó todos sus cargos en ella, se convirtió en la principal receptora del dinero defraudado.
Neri y Ramos eran viejos amigos que coincidieron en otras empresas
Hay pruebas de que Bautista conocía el sobresueldo del cerebro de la trama
Microgénesis, según el auto hecho público el lunes por el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, era "la cúspide de la trama empresarial parasitaria" de la SGAE diseñada por Neri, pero también "autorizada, consentida y también impulsada" por el presidente del Consejo de Dirección de la entidad, Eduardo Teddy Bautista.
Tras la marcha de Neri -ficticia, porque según el juez siguió ligado a la empresa hasta 2005- Microgénesis quedó en manos de sus amigos Rafael Ramos y la pareja de este, Elena Vázquez, ambos imputados y el primero de ellos en prisión eludible con fianza de 150.000 euros. Ramos se convirtió en presidente, mientras que su compañera quedó como máxima accionista. El resto de la propiedad permaneció en manos de la pareja de Neri, María Antonia García Pombo, que antes había sido presidenta y consejera delegada, y la hija de Ramos y Vázquez, Leticia, según los datos del Registro Mercantil. La hermana de María Antonia, Eva García Pombo, pasó a ser apoderada llevando las riendas de la empresa junto a Ramos. Sin embargo, con la salida del cerebro de la trama, todo quedaba en casa. Porque Neri y Ramos, profesor titular de Organización de Empresas en la Universidad Politécnica de Madrid, eran viejos conocidos. Sus trayectorias se juntaron en 1988, cuando Neri crea Sistemas Expertos SL, una sociedad disuelta en 1992 en la que ambos compartieron cargos de administración.
Microgénesis existía únicamente gracias a los proyectos que le encargaba la SGAE a través de su filial. Suyos son, por ejemplo, el Portal Latino -el canal creado por la entidad gestora para promocionar las creaciones de sus socios en Internet- o la Central Digital, cuyo cometido es la venta de música en la red. Esos servicios y otros prestados posteriormente se contrataban a precios inflados superiores a los de mercado, según la investigación. La dependencia de Microgénesis de la SDAE era tal que, cuando Neri y la cúpula de la SGAE decidieron distanciarse de ella a raíz de la denuncia presentada contra ellos en la Fiscalía Anticorrupción, la dejaron en un a situación económica crítica.
De Microgénesis colgaban el resto de empresas del entramado parasitario de Neri, que, a su vez, subcontrataban, en muchos casos simuladamente, sus servicios a la empresa matriz o directamente con la SDAE. Una de ellas, Hipotálamo, consultoría creada por Neri en marzo de 2003 -dos meses después de dejar Microgénesis para centrarse supuestamente en la SDAE- y de la que el supuesto cabecilla trama es el único accionista y administrador parecía diseñada especialmente para el desfalco.
Todos los ingresos de Hipotálamo desde su creación provinieron de servicios jamás prestados a la SDAE y amparados en contratos y facturas supuestamente falsas. Su finalidad, según el juez Ruz, era únicamente crear un sobresueldo para Neri, que cada mes pasaba facturas a la SDAE por 11.718 euros que sumaba a su salario. Y lo peor de todo, hay pruebas que Teddy Bautista estaba al corriente de todo. Así se deduce de las grabaciones y de cierta documentación encontrada durante el registro de su despacho. "La parte de nómina [de Neri] parece que ha ido teniendo los aumentos normales del convenio, pero se produce un cierto salto en el año 2008 en la facturación de Hipotálamo de 135.000 a 181.000", decía la exjefa de personal al presidente en una nota encontrada en su escritorio. La maniobra, por tanto, era conocida por la cúpula de la entidad.
Otra de las empresas de este escalón secundario era Micromega Consultores, controlada íntegramente por Neri y su compañera, María Antonia García Pombo, que a su vez ejercía las labores de administradora. La sociedad, según el juez Ruz, carece de actividad mercantil real, pero Neri, su pareja y la hija de ambos cobraban de ella. Solo entre 2004 y 2008 María Antonia recibió 340.000 euros a pesar de que carece de formación para la actividad supuesta de la firma, la asesoría a empresas. Todos los ingresos de Micromega provenían de Microgénesis y Ribera de Mayorga, otra de las firmas implicadas en el fraude.
El mismo esquema se repite en esta última compañía. La máxima accionista y administradora de de Ribera de Mayorga -que a su vez tiene la mayor participación de Microgénesis- es Elena Vázquez, la pareja de Ramos, amigo íntimo de Neri. La firma carece de trabajadores y no ejerce ninguna actividad, pero todos sus ingresos provienen de contratos supuestamente falsos con Microgénesis, cuyo patrimonio procede casi íntegramente de la SDAE y, por lo tanto, de la SGAE. Igual que en Luna Negra Producciones, dirigida por María Antonia que también es su propietaria al 100%. Su domicilio social es la vivienda que ambos comparten en Madrid.
Con Servicios Informáticos Ciberneto, que acaba de cambiar su nombre por el de Welcome to Madrid, el abanico de familiares del cerebro de la trama beneficiados por el presunto fraude se amplía aún más. Desde su creación en 2002 y hasta el año 2009 "un porcentaje muy importante de sus ingresos provienen del Grupo SGAE", según Ruz. Su exadministradora era Juana Cristina, la hemana de Neri. Entre 2004 y 2008 cobró por esa función 55.000 euros al año.
26 millones en contratos inflados o falsos
El auto del juez Pablo Ruz no recoge la exacta cantidad que la trama ideada por Neri defraudó en los seis años investigados, pero sí da algunas cifras relevantes. Microgénesis -la empresa informática que el cerebro de la organización dejó en 2003 en manos de su amigo Rafael Ramos y para la que siguió contratando desde la SDAE- y el resto de empresas de la trama recibieron de la filial tecnológica de la SGAE, entre 2003 y 2009, 26,4 millones de euros.
Hasta 2007, cuando se presentó la denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción, la cantidad recibida por las compañías supuestamente defraudadoras fue de 22,47 millones, según un informe de la Intervención General del Estado que consta en la investigación. Los inspectores, tras analizar el esquema general de ingresos y gastos y el tipo de servicios que facturaban las empresas de la trama, llega a la conclusión de que "resulta difícil afirmar" que esa cantidad se corresponda a servicios prestados a precios de mercado. En otras palabras: que los servicios prestados por estas -si es que efectivamente lo fueron- se contrataron por precios inflados muy superiores a los de mercado.
Pero la resolución es aún más dura respecto al resto de empresas que contrataban con Microgénesis o directamente con la SGAE. En los casos de Res Cognita, Micromega Consultores, Hipotálamo y Ribera de Mayorga, el informe asegura que se puede "aventurar" que ninguna de esas compañías prestaron ningún servicio real ni a la SGAE ni a la SDAE ni a Microgénesis, sino que "han sido utilizadas por los denunciados", es decir, por Neri, sus familiares y amigos, "para fijarse una retribución y pagar gastos personales".
El informe refleja también cómo esa salida continuada de dinero desde la SDAE hacia las empresas dejó a esta en una situación insostenible. Mientras que la filial digital de la SGAE "acumula resultados negativos por más de 8,6 millones de euros desde 2002 a 2007", las compañías de la trama mostraron "unos resultados positivos globales de 829.948 euros".
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