El fraude arqueológico vuelve al País Vasco 17 años después
Las inscripciones en euskera de Veleia, en Álava, son falsas
La arqueología vasca está deprimida. El fiasco del yacimiento de Veleia -donde los expertos han confirmado que son falsas las supuestas inscripciones en euskera y latín halladas en este yacimiento romano ubicado a diez kilómetros de Vitoria- ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza para la profesión, a la vez que ha hecho perder la credibilidad de las instituciones, siempre prestas a avalar los hallazgos y regarlos con dinero público sin antes confirmar su verdadera autenticidad.
El fraude descubierto en esta excavación iniciada en 2006, del que su principal responsable, el arqueólogo Eliseo Gil, apenas dijo ayer que era objeto de un "linchamiento mediático", ha resucitado un viejo fantasma, el de las pinturas rupestres de la cueva de Zubialde, que las instituciones (sobre todo la Diputación alavesa) creían enterrado y que ocurrió en 1991.
En el caso de Veleia, el informe de los expertos que niega la autenticidad del calvario y de gran parte de las inscripciones en cerámicas de los siglos III, IV y V fue promovido por la Diputación alavesa en enero de este año ante la cascada de críticas y sombras que se arrojaban sobre los descubrimientos realizados por el equipo de arqueólogos comandado por Eliseo Gil.
El director de las excavaciones lamentó ayer que "sólo se han utilizado opiniones que han tenido unas consecuencias desproporcionadas" y reiteró que los hallazgos son auténticos. En concreto, señaló que aspectos como las dataciones son "propuestas mejorables" realizadas por los arqueólogos y señaló que podrían ser del siglo VI, cuando anteriormente las dató en los siglos III, IV y V. Asimismo, remitió a los análisis realizados con carbono 14 en la Universidad de Groningen (Holanda) en el año 2006 que "revelaron la autenticidad de las piezas". Gil explicó que presentarán alegaciones en los próximos diez días.
A la diputada foral de Cultura, Lorena López de Lacalle (EA), no le va a "temblar el pulso" a la hora de perseguir a los culpables del presunto fraude de Veleia. "Cada uno tendrá que asumir sus responsabilidades", advirtió ayer, al tiempo que anunció que la Diputación pondrá en manos de la Fiscalía los informes que califican de falsos los hallazgos hechos en la antigua ciudad romana en 2006. Además de trasladar los informes a la Fiscalía, los servicios jurídicos de la Diputación han abierto una investigación inmediata para estudiar si se ha cometido un delito de negligencia, de impericia profesional o de cualquier otro tipo. Las actuaciones emprendidas por el ejecutivo provincial cuentan con el total respaldo del Departamento de Cultura del Gobierno vasco. Para el Ejecutivo, la posible falsificación de las inscripciones de Iruña-Veleia "daña gravemente la investigación arqueológica" del principal yacimiento de época romana que existe en Euskadi y cuyo valor se encuentra "fuera de cualquier duda".
En 1991 se confirmó que las pinturas rupestres descubiertas por Serafín Ruiz, un estudiante de Historia aficionado a la espeleología, eran falsas. Las instituciones vascas vuelven a tropezar en la misma piedra. En el fraude de Zubialde, Serafín Ruiz se encontró en las inmediaciones del monte Gorbea, en Álava, con la entrada de una gran cueva que supuestamente había permanecido oculta hasta entonces. Se internó y se topó con una verdadera sorpresa: pinturas rupestres de todo tipo. La caverna pasó a llamarse Zubialde, por la proximidad del río del mismo nombre.
La recompensa para Ruiz ascendió a 12,5 millones de las antiguas pesetas. Varios antropólogos vascos concluyeron que las pinturas tenían 13.000 años de antigüedad. Pero la alegría duró poco. Dos arqueólogos británicos aseguraron que las pinturas eran falsas sólo con mirar las fotografías que publicaron los periódicos. Diecisiete meses después, los científicos españoles llegaron a la misma conclusión, ayudados por la investigación de la Ertzaintza, que hasta halló restos de estropajos. La justicia obligó a Ruiz a devolver el dinero.
Babelia
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