Cuando la estrella es el 'copyright'
Los responsables de cultura de la UE evitan enfrentarse en Barcelona al desafío de la piratería - Es la amenaza para un sector que genera el 2,6% del PIB europeo
No es casualidad que el lugar elegido para el Foro Europeo de Industrias Culturales fuera un edificio neoclásico de más de 700 años y sede de mercaderes. Ese era el tema: historia y comercio. Cultura y dinero. Política e industria europea del sector celebraron ayer la primera sesión de la cumbre que analiza la hoja de ruta de la Comisión Europea para la cultura. Un Libro Verde -del que, pese a la expectación generada, sólo se conocieron vaguedades- para guiar la reconversión del sector en un plazo de diez años. Un mapa, en suma, para animar a una industria desorientada y que no quiso, prácticamente, ni oír hablar del principal problema: los derechos de autor y las descargas ilegales. "Ah, amigo, esa es la gran cuestión", comentaba Odile Quintin, una de las máximas responsables europeas en la materia en un pasillo. Hoy debatirán en el mismo lugar seis ministros de cultura europeos.
Europa no creará leyes comunes para defender los derechos de autor
Mercedes del Palacio: "Nadie invertirá en un negocio basado en el gratis total"
Mientras en la calle se celebraba una cumbre paralela -auspiciada por las principales corrientes de cultura libre en Internet-, el foro oficial se encerró en el centenario Palacio de la Llotja de Mar para ofrecer su potencial económico a una Unión Europea en crisis. A cambio de ayuda y nuevas reglas, claro. La reunión, organizada en el marco de la presidencia española de la UE y a la que un principio se esperaba al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, fue presidida por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.
La directora general de Educación y Cultura de la Comisión Europea, Odile Quintin, lució el músculo de la industria: 2,6% del PIB europeo y cinco millones de empleos. Un sector que, según los ponentes, mueve más dinero que el químico o el de la automoción en el conjunto de países miembros y que en España supone el 3,9% del PIB. "Pero los bancos todavía son muy temerosos en la inversión en la industria cultural", deslizó Quintin, puntal del futuro y profético Libro Verde.
La industria crea riqueza, con apoyo tirará del carro para salir de la crisis. Así fue el mensaje subliminal de la mayoría de intervenciones. Pero la piratería, la gran amenaza, sólo se debatió en una de las mesas y sin llegar a conclusiones. Fue la subsecretaria de Cultura, Mercedes Elvira del Palacio, la más contundente del día: "Nadie invertirá en una industria que se apoye en el gratis total. No hablamos de controlar la Red, sino de retribuir de manera justa a los trabajadores del sector", lanzó con cierta vehemencia. De momento, no habrá legislación común ni una suerte de SGAE para Europa.
En su discurso, González-Sinde, en el punto de mira de la contracumbre por la polémica ley antidescargas, se acordó de los creadores, que muchos echaron en falta en los pasillos: "Al crear su obra generan empleo. Gaudí genera todavía más empleo en un sólo día en Barcelona que todos los que desprecian a los creadores". Pero pasó de puntillas también por el copyright. Luego, la entretenida conferencia inaugural del científico Eduard Punset tuvo sorpresa. Mirando a la ministra soltó: "El problema de Internet es que las ansias de impulsarlo crearán la tentación de controlarlo. Pasó con las mujeres o con los hijos, cuando pensábamos que eran de nuestra propiedad. Espero que no nos pase lo mismo". Muchos se acordaron de la polémica ley.
Por la tarde, el foro se fragmentó en cinco mesas de debate paralelas que abordaron con expertos del sector (editores, abogados, economistas o empresarios) los ejes del Libro Verde: financiación de las industrias culturales, los profesionales, la internacionalización, el desarrollo territorial, y la propiedad intelectual y la gestión de los derechos.
La estrella fue sin duda el asunto del copyright. Un concurrido debate en el que todos aceptaron que no hay fórmula mágica, mostraron su gran preocupación y en el que la sola voz claramente discordante fue la del presidente de la Fundación P2P, Michel Bauwens, ayer entre el público y hoy ponente. El único orador que la contracumbre ha conseguido colocar en el foro oficial. Precisamente, el que pensaba que todo aquello no iba a servir "para nada".
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