Los correos del zar Dostoievski
'Diario de un escritor' reúne por primera vez todos los artículos periodísticos del novelista - "Los europeos no entienden el carácter del pueblo ruso", lamenta
Le dolía Rusia. Admiraba a Pushkin y Gogol. Enseñó a leer en una cárcel siberiana usando un Evangelio. Adoraba la botella pero le entristecía recordar. Escribió novelas míticas como Crimen y castigo o Los hermanos Karamazov y centenares de artículos donde se metió en todos los charcos del siglo XIX. Fiodor Mijailovich Dostoievski (Moscú, 1821-San Petersburgo, 1881) usó la prensa para hacer crítica literaria, satirizar a sus adversarios, publicar relatos y avivar debates.
En Diario de un escritor, una descomunal obra de 1.600 páginas publicada por Páginas de Espuma, está al fin en español todo su quehacer periodístico y completa la antología traducida por Rafael Cansinos Assens para Aguilar en los años cincuenta. Arranca con el artículo escrito para El bocazas, una publicación que jamás saldría a la calle por la censura, y finaliza con apuntes de cuadernos de notas. Paul Viejo, editor del volumen, tardó tres años en recopilar el vasto material en el que se incluyen autocríticas: "De Humillados y ofendidos, que se publicó por entregas, dice que solo salvaría 50 páginas".
- Epiléptico pero no psicólogo. "Sí, tengo epilepsia, desgraciadamente padezco esta enfermedad desde hace 12 años. Pero la enfermedad no es una vergüenza ni obstaculiza la actividad". La epilepsia fue un efecto colateral de su deportación a Siberia por conspirar contra el zar. Rechaza ser el autor de novelas psicológicas. "Me llaman psicólogo: es mentira, solo soy realista en un sentido elevado, es decir, represento toda la profundidad del alma humana".
- Europa no entiende a Rusia. El alma rusa. Un recurrente quebradero. Dostoievski dedica numerosos artículos a analizar la identidad nacional y su encaje en Europa, por la que viajaría en su madurez. "Rusia es para Europa uno de los enigmas de la esfinge", afirma. "Desde el momento en que formó parte de Europa solo le ha prestado servicio, a veces en horrible perjuicio de sus propios intereses". Su discurso patriótico está por todas partes: "Creemos que la nación rusa constituye un fenómeno extraordinario en la historia de la humanidad. El carácter del pueblo ruso es tan distinto al de los pueblos europeos actuales que los europeos no lo han comprendido o lo entienden al revés".
- Las orgías de George Sand. En su revista Tiempo traduce la "genial" novela de Victor Hugo, Notre Dame de París. Considera que Los Miserables causó "una impresión mágica" y demostró el talento de su autor. Elogia a Edgar Allan Poe, al que considera "extraño" y "caprichoso". "Tiene una característica que le distingue de los demás: la fuerza de su imaginación". Los detalles que da de un viaje a la Luna, antes de la exploración real, "casi nos convencen de que ha podido suceder". Tras la muerte de George Sand, recuerda a los editores rusos que la criticaron por llevar pantalones y que la acusaban de emborracharse a diario y participar en orgías con el ministro del Interior francés. "A todos, igual que a mí, muy joven aún, nos dejó maravillados la casta y la inmaculada pureza de sus tipos e ideales y ¡encima semejante mujer lleva pantalón y se entrega al libertinaje!". Con el tiempo, sin embargo, Sand le decepciona: "Esperábamos de ella algo más grande, una palabra totalmente nueva y decisiva (...) y ya había dicho todo lo que tenía que decir".
- La novela perfecta. Pendular con Turgueniev, lo mismo le ataca que lo eleva a un altar. "Le falta conocimiento sobre la vida rusa en general. Y la del pueblo la conoció una vez a través de su siervo lacayo con el que iba de caza (Memorias de un cazador)". Ataca su novela corta El perro por su lenguaje "afectado". "Nadie dice en la sociedad: muy señor mío". Sin embargo, le incluye entre "lo bello de este siglo" junto a Walter Scott, Pushkin, Heine o Lord Byron. En otro artículo fija la santísima trinidad de la literatura rusa: Lomonosov, Pushkin y, en parte, Gogol. Son los "genios indiscutibles" capaces de crear "una palabra nueva". En otra categoría, en la que integra a Tolstói, valora a escritores que "surgen" de Pushkin. Sin embargo, considera que Anna Karenina es "una obra de arte perfecta" que ha aparecido "justo en el momento adecuado".
- Un periodismo libre. Dostoievski, víctima de la censura en varias ocasiones, era un ardiente defensor de la libertad de prensa: "De otro modo se da derecho a la gentuza a manifestarse y dejar una palabra con una insinuación: seremos víctimas". En otra ocasión escribe: "Nuestros folletinistas firman todos con seudónimos. ¿Es posible que sus nombres contengan algo tan valioso, que es necesario esconderlos tan cuidadosamente de la vergüenza?".
- Comunismo contra individualismo. "Los comunistas, al liquidar la propiedad, quieren el bienestar total y por la expropiación quieren limitar la voluntad viciosa de la gente. Pero yo necesito precisamente mi voluntad viciosa y todos los medios a su alcance para poder renunciar a ellos".
Preso sin memoria
- "Tengo poca memoria", decía a quienes le pedíanque escribiese sus memorias. "Además, es triste recordar".
- Los cuatro años que pasó en una prisión de Siberia durmió con el Evangelio bajo la almohada. "A veces lo leía yo y a veces se lo leía a otros".
- Sentía una clara antipatía hacia los judíos. "El hebreo representa la mediación, comercia con el trabajo de otros".
- Frente a las críticas, aplicaba un proverbio turco: "Si dirigiéndote a un destino, te detienes en el camino para tirar piedras a todo perro que te ladre, nunca llegarás a tu destino".
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