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La cámara de Chaplin, a subasta

El creador e intérprete de Charlot empleó la Bell & Howell para rodar dos de sus películas más reconocidas: 'El chico' y 'La quimera del oro'

La cámara que utilizó el cineasta británico Charlie Chaplin (1889-1977) para rodar muchas de sus joyas del cine mudo sale a subasta en la sala Christie's de Londres el próximo 25 de junio. Se cree que la cámara, una Bell & Howell 2709, fue empleada por Chaplin para la mayoría de sus trabajos entre 1918 y 1926. A ese periodo pertenecen dos de las películas más recordadas y celebradas por el público: El chico (1921) y La quimera del oro (1925).

No es la primera vez que salen a subasta pertenencias de Chaplin. Hace menos de un año, un comprado anónimo pagó 140.000 dólares (casi 112.000 euros) por el conjunto de bombín y bastón que caracterizó a Charlot, el personaje con el que Chaplin adquirió fama mundial.

La cámara que sale ahora a subasta, con un precio estimado entre las 70.000 y 90.000 libras (102.900 y 132.300 euros), fue adquirida por el cineasta en 1918 para su empleo en los Estudios Chaplin, de Hollywood, y se ofrece acompañada por una copia de la orden de compra original.

Una cámara con orejas de ratón

La Bell & Howell modelo 2709 era la cámara arquetípica de Hollywood, utilizada en la mayoría de las producciones cinematográficas durante los años veinte y treinta antes de la llegada del cine sonoro. Con su forma, que recuerda las orejas del ratón Mickey, y el trípode que la acompaña, la cámara evoca "la emoción y creatividad de la edad de oro del cine mudo", destaca Christie's en el comunicado en que informa de la subasta.

El primer aparato de ese modelo se vendió en 1911 y ganó pronto popularidad, hasta el extremo de que en todas las producciones importantes se utilizó esa cámara o su única rival, la Mitchell Standard. Incluso después del advenimiento del cine sonoro y hasta los años cincuenta siguió empleándose ese modelo por su utilidad para los dibujos animados y los títulos de crédito, que no necesitaban la grabación a la vez del sonido.

El actor, director, guionista y productor británico se resistió a pasarse al sonoro durante la mayor parte de la década de los treinta, pese al triunfo del cine hablado desde finales de los años veinte. Es por ello posible, dice la casa de subastas, que siguiera trabajando con esa cámara en sus dos únicas producciones de esa década, Luces de la ciudad (1931), su último filme totalmente mudo, y Tiempos modernos (1936), en la que comenzó a experimentar con el sonido.

AP

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