Zahi Hawass, el inmortal
El arqueólogo es nombrado de nuevo ministro de antigüedades de Egipto
El faraón de la egiptología, el sumo sacerdote de las antigüedades del país del Nilo vuelve a reinar. La agencia oficial de noticias MENA ha anunciado hoy el nombramiento como ministro de Antigüedades de Zahi Hawass. Un cargo que ya había ostentado brevemente tras ser nombrado por el depuesto presidente Hosni Mubarak en los estertores de su mandato. Después de descender a los infiernos de la ignominia cuando este último Gobierno fue disuelto con la salida de Ahmed Shafik y el nombramiento del nuevo primer ministro, Essam Sharaf, Hawass ha retornado al Olimpo ministerial. Hace apenas un mes aseguraba que dejaba su cargo para protestar por los expolios que no han cesado desde que empezaron las manifestaciones. Aseguró que no formaría parte del nuevo Gobierno. Y que estaba seguro y contento de haber tomado "la decisión correcta". Donde dije digo, digo Diego. Hoy su oficina en el Consejo Superior de Antigüedades donde ha sido secretario general la última década, confirmaba que el doctor Hawass había aceptado el cargo como nuevo ministro.
Para muchos egipcios Hawass es el icono de todo lo detestable del régimen de Mubarak. Desde hace años es el rostro de la egiptología, con su sombrero y su carácter de aventurero, y ha aparecido en decenas de documentales. También ha remozado las desvencijadas instalaciones de los yacimientos, aunque muchos son los que consideran que siempre prevaleció su afán de lucro. En las primeras semanas tras la caída del rais fue el blanco de las críticas que se ciernen sobre los adeptos al clan Mubarak. Le acusan de corrupto y de intentar buscar su beneficio y popularidad personal a costa del patrimonio egipcio. Ahora el nuevo Gobierno lo quiere de nuevo en sus filas. ¿Están los yacimientos egipcios desprotegido sin su omnipresente figura?
Desde hace semanas los llamamientos de la agencia de protección del patrimonio cultural se han sucedido tras los informes de saqueos y robos que se produjeron tras el levantamiento popular del pasado 25 de enero. Una información que el mismo Hawass hizo pública el día que anunciaba su dimisión. La Unesco afirmó ayer que iba a pedir oficialmente una mayor protección de los yacimientos.
Un funcionario del servicio de antigüedades afirmó la semana pasada que al menos 800 piezas robadas por ladrones a mano armada en un almacén al este de El Cairo siguen desaparecidas. Tampoco hay noticia de las 54 piezas robadas del Museo Egipcio de Antigüedades, ni de los expolios acometidos en los yacimientos de Saqqara, donde se encuentra la pirámide de Zoser; en Abydoss o en la mismísima meseta de Giza, donde se alza las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos.
La presencia de Hawass
Es difícil saber si el nuevo Gobierno confía en que los salteadores huyan despavoridos ante la presencia disuasoria del egiptólogo, lo que es indudable es que el nombramiento no ha sido bien recibido por los que lucharon en las calles para erradicar un régimen corrupto del que, en uno u otro modo, Hawass, formó parte. Twitter arde mientras se extiende la noticia que ha sido glosada apenas por el momento en los medios egipcios. Un breve anuncio en el diario Al Ahram aseguraba que el egiptólogo había aceptado el cargo tras reunirse con el primer ministro Essam Sharaf. Muchos piden una nueva dimisión, seguida de la de Sharaf, otros claman qué clase de democracia recupera a uno de los hombres de régimen. La batalla que los jóvenes del 25 de enero ganaron al conseguir que el último Gobierno de Mubarak fuera borrado del mapa empieza a mostrar visos de retroceso. No ha trascendido, por el momento, ninguna declaración del nuevo ministro de Antigüedades.
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