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Van Gogh se aparece en una caja griega

Hallado en casa de un antiguo partisano un cuaderno atribuido al artista

Isabel Ferrer

Vincent van Gogh no vendió un solo cuadro en vida, pero la posteridad ha convertido su obra en una de las más preciadas de la historia de arte. Hasta sus libretas de bocetos, llenas de proyectos pictóricos, pueden convertirse en piezas millonarias de probarse su autenticidad.

Uno de esos viejos cuadernos acaba de ser encontrado en Atenas, en la casa de un antiguo resistente griego contra los nazis, y los expertos deberán decidir ahora si perteneció al pintor posimpresionista holandés. De ser así, los primeros cálculos cifran en unos cuatro millones de euros el valor de los pliegos si salen a subasta.

El librito de 60 hojas podría salir a subasta por cuatro millones de euros

De Van Gogh se sabe casi todo: su estricta ética personal y pictórica, que le llevó a un extenuante frenesí creador de más de 900 cuadros y 1.600 dibujos. Sus apuros económicos hasta para comprar papel; la estrecha relación con su hermano Theo, un marchante de arte de cierto prestigio que trató sin éxito de promocionar sus cuadros; su caída en el desequilibrio emocional y su suicidio final. Lo que no podía imaginar ni el más avezado estudioso de su obra es que uno de sus cuadernos repleto de rostros de su primera época, la más oscura y holandesa, aparecería en una tierra tan lejana como Grecia. Según Doreta Peppa, la hija de un combatiente de la II Guerra Mundial que lo ha encontrado, la ruta recorrida por la pieza en cuestión hasta llegar a sus manos es de lo más enrevesado.

Su padre, que lo guardó durante años en un depósito de objetos personales dentro de una caja, dejó escrito que lo había rescatado tras un ataque a un tren que transportaba soldados germanos hacia el final de la ocupación. El cuaderno estaba en el suelo, y lleva dos sellos reveladores que podrían sellar hoy su verdadera procedencia. El primero corresponde a la Real Academia de Arte de Bruselas, donde Van Gogh estuvo en 1880. El otro pertenece a las autoridades nazis. "A quién no le conmovería este descubrimiento. Es el alma misma de Van Gogh. Parece que se trataba de un regalo, y no hay otro igual en el mundo", ha dicho la hija del resistente griego al presentar el hallazgo en público.

En las hojas que ha fotocopiado para poder mostrarlas con tranquilidad, pueden verse estudios de cabezas de campesino, con sus características cofias para el pelo en el caso de las mujeres. Son rostros similares a los plasmados luego en cuadros como Familia comiendo patatas, de 1885, verdadero estudio sociológico de la pobreza de una Holanda rural dependiente por entero del tubérculo. De otro lienzo señalado, Père Tanguy, un retrato del comerciante de pinturas ejecutado dos años después, también aparecen diversos trazos entre las 60 hojas de que consta el librito.

Aunque el artista griego y experto en arte Atanasio Celia ha asegurado ya que se trata de una pieza auténtica, en casos similares suele ser el museo del artista en Ámsterdam el que analiza los hallazgos. Ayer, sus portavoces se limitaron a decir que se trataba "de un asunto privado entre la sala y la dueña del cuaderno". Además de los dibujos, en la caja guardada por el fallecido Peppa había una foto del pintor. "Es un testimonio único de que el dibujo era, como el propio artista creía, la columna vertebral de la pintura", ha concluido Celia. En las múltiples cartas plenas de dibujos que Van Gogh envió a su hermano Theo, el artista iba aún más lejos en su definición de lo que debía ser un buen pintor. "Dibujar debería ser como escribir. Difícil al principio y luego sencillo por lo que tiene de espontáneo", afirmaba.

Detalle del cuaderno hallado en Grecia con dibujos atribuibles a Van Gogh.
Detalle del cuaderno hallado en Grecia con dibujos atribuibles a Van Gogh.EFE
Algunos bosquejos del pintor holandés, que habrían estado perdidos desde la I Guerra Mundial.
Algunos bosquejos del pintor holandés, que habrían estado perdidos desde la I Guerra Mundial.EFE

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