"Todo lo que deseo cabe en una novela negra"
Estuvo 10 años inmerso en los bajos fondos de Los Ángeles, 10 años en los que, a través de sus crónicas de sucesos, los lectores de Los Angeles Times fueron descubriendo la sordidez de un mundo en el que no todos son buenos y malos y en el que la línea que separa la justicia de la delincuencia es fácilmente franqueable.
Michael Connelly (Filadelfia, 1956) decidió traspasar la línea del periodismo a la literatura y dio vida al detective Harry Bosch, un personaje que ha ido envejeciendo en sus novelas hasta llegar a Echo park (Rocaeditorial). Bosch es un viejo zorro acorralado por sus demonios personales al que guía un insobornable sentido de la justicia. En esta novela tiene la oportunidad de reabrir un caso en el que trabajó en el pasado y que había quedado sin resolver. El policía que Connelly creó en El eco negro se enfrenta en Echo park a uno de los sucesos más complejos de su carrera. Una historia de corrupción y errores policiales en la que un grupo de politicos interfiere en una investigación criminal.
"Creo que en la prensa de EE UU hay un deterioro de la investigación"
"El periodismo más noble es el de sucesos. Mi meta ha sido llegar más allá"
Connelly intervino recientemente en el festival literario de Mantua y habló sobre su obra.
Pregunta. Comienza escribiendo como periodista y termina de novelista. ¿Qué descubrió como cronista de sucesos?
Respuesta. La vida. Creo que hay mucho en común entre mi trabajo como escritor y el de periodista. En uno prima la invención y en el otro sabes que tienes que ofrecer al lector hechos concretos. Hay mucho periodismo en mi forma de escribir, en los detalles y en el estilo tan directo en que narro los sucesos. En la literatura inventas, mientras que en el periodismo el límite está en la realidad.
P. ¿Tiene nostalgia de ese mundo?
R. Todavía me veo a mí mismo como un periodista por esa insistencia en la descripción pormenorizada de todos los detalles. Soy bastante perfeccionista en mi trabajo.
P. ¿Cree que se hace buena información de sucesos en la prensa? ¿No ha desequilibrado la televisión la balanza hacia el morbo?
R. Un poco de todo. En televisión se intenta explotar y exagerar lo que sucede porque son cosas que interesan a la comunidad. Hay un deseo por conocer los datos más escabrosos de los sucesos y eso las televisiones lo saben explotar bien. Conozco la prensa que se hace en mi país y estoy convencido de que hay un deterioro creciente en la investigación, se tiende a lo fácil y se construyen informaciones sin hacer demasiados esfuerzos, sin hacer algo original. Creo que a medida que se han ido desarrollando los medios técnicos se ha producido una dejación de funciones en los profesionales y consecuentemente se va perdiendo calidad. La televisión ofrece los aspectos más escabrosos de una manera directa.
P. ¿Se reflexiona poco en esa profesión?
R. El periodista de sucesos debe incitar a reflexionar sobre lo que ocurre en la sociedad. Es el periodismo más noble. Mi meta ha sido siempre llegar más allá, buscar mis propios caminos, tratar de alcanzar la mayor calidad posible en las informaciones con un punto de vista siempre diferente. Buscar los detalles, eso es lo importante, porque en una investigación el error más nimio puede provocar terribles consecuencias. Falta debate y eso es algo que percibes en cuanto lees la prensa.
P. ¿Cómo fraguó el personaje de Harry Bosch?
R. No es un policía en particular. Es una fusión de varios policías reales que conocí como reportero, junto a algunos aspectos de detectives de ficción -de libros y películas- que a mí siempre me han gustado. Inicialmente Harry tenía muy poco en común conmigo y a medida que fui escribiendo libros mi visión del mundo y su particular observación de las cosas cada vez estaban más estrechamente alineadas. En Echo park, el detective tiene que enfrentarse a uno de los casos más complejos de su carrera porque pone al descubierto la relación entre la clase política y el cuerpo policial.
P. Raymond Chandler le descubrió un mundo literario en el que parece encontrarse cómodo. ¿No le tienta hacer incursiones en otros géneros?
R. Uno tiene que ser consciente de para qué vale. Nunca he intentado abarcar otros géneros de literatura. Todo lo que deseo cabe en una novela negra. Pero que no lo haya intentado hasta ahora no quiere decir que sea definitivo.
P. ¿Es la novela negra la mejor crónica social que se puede encontrar en este momento?
R. No sé si afortunada o desdichadamente, las historias que se cuentan en la novela negra están muy pegadas a la realidad en la que nos movemos. En los últimos años en Estados Unidos si se quiere hablar de la sociedad se hace a través de la literatura policiaca. Cuando escribo mis libros no puedo hacerlo ajeno al mundo en el que me encuentro inmerso porque es una manera de estar pisando tierra.
P. ¿Policía de laboratorio o sabueso callejero?
R. En la sociedad en la que vivimos las dos cosas tienen que ir parejas. Los avances tecnológicos que se han ido produciendo en los laboratorios policiales se han ido trasladando a la literatura, a las películas y a las series de televisión. Aunque a mí me sigue gustando focalizar todos los detalles en los personajes, que sean ellos los que se descubran a través de sus debilidades y cualidades.
P. ¿De dónde surge la primera idea para un nuevo libro?
R. Siempre me fijo en algún detalle que leo en algún periódico. Antes de ponerme a escribir tengo perfectamente ordenada en mi cabeza la historia hasta el más mínimo detalle.
P. Alude con frecuencia a la influencia que han ejercido los autores americanos en su obra. ¿Cuáles son los escritores de novela negra que más le interesan actualmente?
R. Ian Rankin, George Pelecanos, Dennis Lehane, Laura Lippman, Val McDermid o Peter Robinson. Cada uno en su estilo describen el mundo real con toda su crudeza.
Babelia
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