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Salem o cómo destrozar un gran disco en directo

La banda de Michigan es incapaz, otra vez, de mostrar en directo los recursos de su brillante disco.- Caribou se convierte en improvisado triunfador de la velada electrónica del Primavera

Decían algunos que un concierto de Salem es como una ruleta rusa. Si los tres chicos de Michigan están inspirados, se contaba por ahí, parece que la cosa puede llegar a impresionar. Pero la Red andaba llena de reseñas sobre el despropósito sonoro en el que han acabado la mayoría sus actuaciones y la sensación de que a su paso por el Primavera Sound nos iba a tocar la bala al apretar el gatillo iba creciendo. Y, ay, anoche se confirmó: la banda tiene un magnífico disco, convertido en referencia de un nuevo género (el witch-house), pero después de un año de giras siguen sin tener ni idea de cómo mostrarlo en directo. Y a estas alturas la cosa empieza ya a sonar a tomadura de pelo.

Habría sido mejor que hubieran anulado su bolo y conservado intacta su reputación en uno de los pocos países donde no la habían mancillado todavía
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Ayer el grupo no anuló su actuación (tienen costumbre de hacerlo, como con la de Sónar para dentro de dos semanas, en ese caso por el embarazo de la cantante), pero dio la sensación de que alguien había subido a tres individuos que no tenían nada que ver con los autores de King Night, su disco. Que los que se paseaban detrás de una ridícula humareda sobre al escenario sin apenas hacerse oír eran otros y que los auténticos, o quien demonios sea que ha construido en realidad ese fantástico álbum, seguían en el sótano de su casa de Traverse City jugando a las brujas y a los ruidos malignos. El sonido del escenario ATP no ayudó mucho. Pero no fue culpa de ningún técnico, la prensa mundial lleva un año quejándose de que es imposible escuchar sus bases, lo más interesante del grupo (de amigos, básicamente), en ninguna actuación. Pero no se dan por aludidos. Eso o hay en todo este despropósito algún tipo de ironía oculta del genio que realmente produjo el disco y que a la mayoría se nos escapa.

Salem se ha convertido en el último año en el gran representante del witch-house, un invento sonoro que bebe del juke de Chicago y del chopped and screwed, una modalidad oscura y extremadamente baja en revoluciones del hip hop que surgió en Houston hace unos 15 años. Sus virtudes parten de una textura rugosa y oscura, del alarde de fuerza en que se convierten sus voces aún cabalgando sobre una candencia extremadamente lenta en cada corte. La mezcla de esa oscuridad y las bases atronadoras envuelve todas las canciones de un aire poético que logra que todo el álbum suene a himno casi religioso. Pero todo eso no sucedió ayer, claro, donde quizá habría sido mejor que hubieran anulado su bolo y conservado intacta su reputación en uno de los pocos países donde no la habían mancillado todavía.

En ese mismo escenario, pero con una afluencia de público multiplicada por 20 (hay que decir en su descargo que a los pobres Salem les pusieron a tocar a la vez que a los cabeza de cartel Flaming Lips), había actuado una hora y media antes Caribou. Pese a que también compartía horario con una de las estrellas de la noche (Suicide) y que en el último año ha paseado más por España su inteligente revisión de la música de baile que por su Canadá natal, la banda de Dan Snaith, que había tocado ya la noche antes en el Pueblo Español, se convirtió en uno de los improvisados hits de la velada (laluminosa sesión de John Talabot en el escenario Pitchfork también lo fue) y logró que el escenario que poco más tarde sonaría a gato atropellado, pareciese el de un gran festival.

Algo que no consiguió, precisamente por tratarse de ese mismo entorno -diseñado, claro, para un concierto de pop o de rock-, Daniel Lopation con su proyecto Oneohtrix Point Never. Su música, lo que ha dado en llamarse últimamente pop hipngagógico, que ayer más bien rozó el ruidismo en algún momento, hubiera tenido más sentido en un auditorio como el que posee el Fórum o en un escenario más recogido. No es su culpa, al contrario, su propuesta fue de las más serias del festival.

Martin Rev de Suicide en la actuación de anoche en la segunda jornada del Primavera Sound.
Martin Rev de Suicide en la actuación de anoche en la segunda jornada del Primavera Sound.JORDI VIDAL (REDFERNS)

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