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Recuento musical en Vigo

Finalizado ya el primer Encuentro de Artistas Jóvenes, debemos repasar los nombres -seguramente no todos- de los intérpretes cuya actuación ha llenado estas jornadas a veces demasiado repletas de música. Una vez más, el piano se ha impuesto: alrededor de la mitad de los participantes se dedican a este instrumento sobre el que hemos escuchado casi de todo: desde la inmadurez lindante con la irresponsabilidad, hasta sorprendentes muestras de musicalid ad «seria » en jóvenes que rondan los veinte años.No alcanza esta edad Ana Flor¡, protagonista de un inolvidable recital en el que pasó de Bach a Albéniz, de Brahms a Debussy con espléndida adecuación a los diferentes estilos.

Alba Olaya, pianista de técnica sólida y hondura interpretativa, es otro de los mejores recuerdos de estas jornadas. La también catalana Ludovica Mosca, con detalles de profesionalid ad puesta a prueba en improvisados acompañamientos, hizo un Beethoven de gran nervio tras mostrar en Bach su facilidad de mecanismo.

Diametralmente opuestos en cuando a caracteres expresivos, Gloria Emparán y José A. Borroso se atrevieron y casi pudieron con un ambicioso programa integrado por Chopin (Preludios y Balada IV respectivamepte) y los Cuadros de una exposición; Gloria Emparán dio una versión muy personal y bella de Chopin. Extenso y muy comprometido también fue el programa de Anselmo de la Campa, bien resuelto en cuanto a lectura y carácter. Asimismo desfilaron ,Guillermo Fernández Rubio, Gerardo López Laguna, Ignacio Marín, Mercedes Mariscal, Diegó Cayuela y Elisenda Fábregas entre otros pianistas.

Frente a esta abundancia de nombres, los instrumentistas de cuerda fueron muy pocos, muestra de una escasez real que preocupa en varios centros musicales españoles. Juan Llinares obtuvo un formidable éxito haciendo la Tercera Sonata de Brahms con Ludovica Mosca (violín y piano). José María y Carmen Mañero representaron al violonchelo mientras que José Vázquez (viola da gamba) alcanzó otro de los momentos álgidos del Encuentro, haciendo Telemann y Hummel con maneras de músico totalmente hecho.

La impecable lectura del Canticum de Brower y una finísima musicalidad fraseando la Chacona de Weis enmarcan el recuerdo de la actuación de Inmaculada Balsells, una de las más interesantes guitarras escuchadas. Miguel Barberá, muy en profesional, fue largamente aplaudido en sus Bach y Falla. En el largo programa de Juan Bautista Furió, apreciamos más la concisión estilística que las condiciones técnicas; en cambio Juan José Olives, más suelto de mecanismo y con bello sonido (guitarra de ocho cuerdas) ofreció un Narváez, que en mi opinión, estuvo por debajo del de Furió en cuanto a adecua, ción estilística; de Olives recordaremos sobre todo un precioso Dowland. Vinculado al grupo de compositores, Emiliano del Cerro defendió admirablemente obras para guitarra de Barber y Berea. Actuaron a duo Berta Vidal, y Lid ¡a Caballé.La voz estuvo representada por Rosario Morillo -con más éxitos en los Lieder que en las arias- y Pilar Ruiz, al parecer, en no buen momento. Entre los flautistas destacaríamos a Rafael Casasempere en cuyo bellísimo programa -Mozart, Bartok, Fauré- lució siempre intencionalidad de fraseo y buen sonido. Ni esto ni el acompañamiento fueron tan favorables en el caso de Salvador Brotons ejemplo, por otra parte, de instrumentista «fácil». El bello sonido de José María Lloreng (también flauta) fue la baza más importante en el éxito del trío que integró con Pazos (violín) y Peig (piano). Lidia y Myriam del Río representaron al arpa: Myriam, de doce años, fue benjamín de tan nutrido plantel de instrumentistas.Merecen párrafo aparte dos conciertos en los alrededores de Vigo. Uno de ellos tuvo lugar en los jardines del Castro donde Katsunori montó parte de su equipo de percusión y tocó durante buen rato ante una gente que pasaba de transeúnte sorprendido a público interesado, hasta el punto de que se improvisó después un breve coloquio. Se interpretó una interesante composición de Enrique Macías, quien colaboraría después con el percusionista japonés para interpretarlas Variaciones Laberinto de Cruz de Castro. El otro concierto destacado tuvo lugar en la barriada de Matamá cuya sociedad Deporltiva-Cultural organizó admirablemente la sesión aportando la actuación de su Coral Atlántida.En sesión marginal, reducida al ámbito de los artistas convocados a este Encuentro, en una sala de la residencia donde se han alojado estos días, tuvo lugar la presentación de una parte de las obras contemporáneas que no pudieron ser ejecutadas en el día y hora señalados. El grupo valenciano Actum interpretó obras de Berenguer y Marín. Barber hizo al piano una obra propia y otra de Jorge Francés, que en mi opinión ha sido lo más interesante de lo nuevo que se ha escuchado en estas jornadas viguesas. Hemos tenido también varios conciertos de música electroacústica. En una misma sesión se pasaron cintas elaboradas por Javier Navarrete, Emiliano del Cerro, Lloren1 Balsach y Javier Maderuelo. El mayor éxito correspondió a Balsach con un fondo musical íntencionado y muy simple, servido desde la guitarra grabada a unos poemas gráficos proyectados en la pantalla en forma de diapositiva. Nos gustó el menos vistoso pero muy coherente trabajo de Navarrete' En la misma sesión actuó el pianista Vázquez del Freno presentando alguna composición pianística propia, de posible interés instrumental pero totalmente anacrónica desde el punto de vista estético.

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