Primavera Sound, una cuestión de carácter
Tras el anuncio del elenco de artistas difundido hoy queda claro que esta no es una cita que apueste por estrellas mediáticas sino por músicos con personalidad
Cabeza de cártel: ese artista que toca en el escenario más grande en el horario estelar. De los nombres que hemos oído hoy en la rueda de prensa de Primavera Sound 2011, PJ Harvey es la que más se acerca a esa definición. Porque Big Boi, la mitad de OutKast, siendo sin duda uno de los músicos más interesantes de EE UU, no es especialmente popular aquí; Interpol vino hace pocos meses, y aunque es una alegría que se confirme que Sufjan Stevens pasará por el festival dos noches, sus conciertos serán en L'Auditori del Fòrum: un recinto maravilloso, pero de limitado aforo.
Teniendo en cuenta que hoy se han anunciado 67 artistas, la conclusión es que lo gordo ya lo conocíamos. Ninguna de las bandas de las que hoy se ha hablado tiene más tirón que la vuelta de Pulp. Y eso lo sabíamos hace meses. Pero no se trata de una carencia, el cartel del Primavera Sound siempre ha sido como los contratos bancarios: lo importante es la letra pequeña. Y en eso siguen siendo magistrales.
El de este año esta magníficamente calibrado. La organización conoce muy bien a su público y esta no es una edición cualquiera. El tremendo éxito de convocatoria y la repercusión internacional del certamen de 2010 (algunas publicaciones lo situaban entre los cinco mejores festivales del mundo, nada menos) no evitó críticas: además de las acusaciones talibánicas de toda la vida (para algunos, el hecho de que hubiera marcas esponsorizando escenarios convertía a sus organizadores en poco menos que aliados del diablo), el festival empezó a tener problemas de saturación que ha de resolver si no quiere morir de éxito. Se ha asumido que eso afecta a la comodidad del recinto, pero también tiene su influencia en la composición del cartel.
Un ejemplo: es innegable que los indies se han hecho mayores, así que hay grandes concesiones a la nostalgia. Glenn Branca Ensemble, Comet Gain, Pere Ubu, Monochrome Set o los P.I.L de John Lydon son, para la generación que ya ha cumplido los 35, mitos menores, pero fundamentales. Pero entre los más jóvenes la electrónica está ganando adeptos. Así que el cartel es muy generoso en este aspecto: a los ya anunciados, especialmente Caribou, se suma el español John Talabot, Jaime XX (autor de algunos de las remezclas más interesantes de 2010), DJ Shadow (mito del turntablism), Simian Mobile Disco (augurio de gran fiesta) o Kode 9. Y por supuesto, hay cosas para satisfacer por igual a veteranos y recién llegados. Einstürzende Neubauten, la banda de Blixa Bargeld formada en 1980, está viva, vivísima, y su directo puede ser de lo más grande que haya pasado por el Fòrum en años.
Podríamos llenar páginas enteras diseccionando el resto del listado. Hablando de M Ward, Ariel Pink, Of Montreal o Warpaint, grupo de chicas jaleado por la prensa angloamericana. Teorizar sobre si el hecho de que Nosoträsh venga a tocar Popemas, ese delicadísimo disco que tuvo algo de canto del cisne del Xixon Sound de los noventa (pero que fue publicado en 2002), entra dentro de la nostalgia o si es demasiado pronto para eso. O temas más espinosos. Al Primavera Sound acudirá James Blake y la élite del Dubstep excepto Magnetic Man, que se lo ha quedado el Sónar. Si antes las fronteras entre estos dos festivales que se celebran en la misma ciudad con menos de un mes de diferencia estaban claras, cada año los límites son más difusos. Lógico con la costa mediterránea convertida en un delirante parque temático de festivales pop (del FIB al Low Cost de Benidorm, pasando por el SOS Murcia, que este año está tirando la casa por la ventana). Pero el Primavera Sound sigue creciendo sin tener una dependencia absoluta de los cabezas de cartel. Si eso no es carácter...
Babelia
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