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El Prado recibe la 'tormenta Bacon'

La pinacoteca se prepara para acoger la retrospectiva del artista irlandés

Manuela Mena, comisaria de la exposición, ante el tríptico <i>Sweeney agonistes</i>, en el Museo del Prado.
Manuela Mena, comisaria de la exposición, ante el tríptico Sweeney agonistes, en el Museo del Prado.GORKA LEJARCEGI

Vísceras bajo un cielo totalmente azul. Oscuridad absoluta y soledad. Así es el tríptico Sweeney agonistes, una de las obras clave de Francis Bacon (Dublín, 1909- Madrid, 1992), inspirado en un poema de T. S. Eliot, y que cuelga ya de las paredes del Museo del Prado.

Es la primera de las 60 pinturas que integran la retrospectiva dedicada al artista irlandés a propósito del centenario de su nacimiento. Procedente de la Tate Britain de Londres, la muestra se podrá visitar entre el 3 de febrero y el 19 de abril. Después viajará al Metropolitan de Nueva York. Considerada ya la gran exposición de la temporada, el Prado ha organizado la venta anticipada de entradas llamando al 902 107 077 y a través de la web www.museodelprado.es

Manuela Mena, jefa de Conservación de Pintura del Siglo XVIII y Goya, comisaria de la exposición en Madrid, paseaba ayer entre las cajas contenedoras de la obra que ocupará tres de las nuevas salas del museo. Mena, profunda conocedora de la obra de Bacon, acompañó al artista en muchas de sus visitas por el Museo del Prado.

Ante el tríptico ayer instalado, la comisaria señala los puntos en común entre la obra de Bacon con grandes maestros como Velázquez, Goya o El Greco. "De Velázquez tiene la perfecta distribución del espacio. Acordémonos de que una de sus obras más famosas es el Inocencio X inspirado en el de Velázquez. De Goya tiene la autenticidad en la forma de enfrentarse al retrato, con la grandeza y las miserias del personaje. También se pueden ver detalles que recuerdan a El Greco o a El Bosco... Pero, como dice Damien Hirst, todo Bacon es un gran retrato del lado oscuro del ser humano".

La comisaria, que ha investigado en profundidad la vida y obra de Bacon, asegura no tener demasiados recuerdos personales de las visitas al museo con el pintor. "Sé que cuando estaba en Madrid, venía muchos días. Cuando las visitas eran con el museo cerrado, yo le he acompañado muchas veces, pero no era un hombre de hablar mucho. Contemplaba y callaba".

La entrada de la obra de Bacon en el Prado después de la de Twombly no es una revolución para un templo de la pintura antigua, en opinión de Mena. "Bacon es ya un clásico en el panorama artístico y tiene perfecta cabida en este museo".

La muestra, presentada ayer en el museo por los patrocinadores, Acciona y la comunidad de Madrid, es la primera que se realiza en España desde hace 30 años. Entonces se celebró en la Fundación March.

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