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Columna
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Paseo virtual por las salas vacías

Estrella de Diego

Seguramente muchos dirán que es mil veces mejor un paseo real. Y seguramente tendrán razón. Pero las cosas están cambiando tan deprisa que la visita virtual que plantea Google Art Project no parece del todo descabellada. Porque no se trata del paseo virtual al que nos tienen acostumbrados los museos mismos. La idea en esta propuesta es organizar un paseo a la carta, bien recorriendo las salas, bien seleccionando la zona que se quiere visitar o la obra que se quiere mirar -y que se puede observar en sus mínimos detalles a través de un zoom, detalles que, desde luego, y pese a que la obra física permite percibir la textura de la superficie, la seguridad de los museos y su prohibición de acercarse demasiado a los cuadros no permite jamás ni atisbar siquiera-.

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El ojo de Google entra en el museo

Así que, tal vez, esto no es ni mejor ni peor que darse una vuelta física por las instituciones artísticas: es otra cosa, algo con bastante de ocio, como buena parte de lo que plantea Internet, y con los consabidos links a las redes sociales -comparta sus obras favoritas-. ¿Por qué ir hasta un museo en una época en la cual mandamos nuestra vida a punto de ser privada a los tres mil íntimos con los cuales ya ni hablamos por el móvil?

De todos modos, es muy interesante que este tipo de planteamiento prospere justo en un tiempo en el que la contemplación, que ha regido el gran arte desde siempre, ha sido sustituida por el análisis, como prueban las obras de los últimos treinta años. Y no sólo. Ocurre en un momento que propicia el turismo, los museos abarrotados, las visitas guiadas; en un momento, en suma, que ha perdido los viejos valores del museo en cuyas salas era posible tropezarse con la bella enlutada de Baudelaire. En un tiempo de vulgaridad y exceso como éste, me he sentido más tranquila dando el paseo desde mi pantalla, rememorando esas salas que, hace tiempo, visité, incluso sin números obscenos de turistas que se agolpan frente a la Gioconda.

Por cierto, una cosa me intriga del entramado: ¿por qué faltarán instituciones de enorme importancia como el Louvre o el Prado y el Pompidou? La cuestión ha despertado mis sospechas... En fin, ya se verá dónde acaba este paseo virtual por las salas vacías.

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