Noche mitica
El público asistente a la gala inaugural de esta edición del Festival de Itálica revivió una página de la historia del ballet con los fragmentos escogidos que recreaban los mitos grecolatinos antiguos. El motivo ha sido el 2.200 aniversario de la fundación. de la ciudad romana de Itálica. Lo más interesante de la velada fue palpar los diferentes estilos de baile en otras tantas etapas de la creación coreográfica del siglo XX, con recuperaciones como el Aubade de Serge Lifar y la cuidada reconstrucción de Diana y Acteón, original de Agripina Vaganova, hecha por la repositora Karemia Moreno para los jóvenes Tamara Rojo y Carlos López de la compañía de Víctor Ullate, que demostraron arrojo y virtuosismo sin rozar lo cirsence.
Tradiciones greco-latinas en lacoreografia del siglo XX
Tórtola: Teresa Nieto; Laprés-mid d'unfaune: Ton¡ Candeloro; DafnL Cloe: Sophie Marquet y PhilippeAnota; Prelúdio á sesta de umJaun Benvindo Fonseca; Dyonisos: Grazia Galante; Aubade: Evelynne Desutter y T. Candeloro; Apollon Musagéte: Jean Yves Lormeau y Aurelie Dupont; Diana y Acteón: Tamara Rojo y Carlos López; La Musa y Escudero: Rosario Suárez y Ángel Rojas. Teatro de la Maestranza, Sevilla. 15 de junio.
Hemos de mencionar a Grazia Galante en su pieza de Maurice Béjart Dyonisos con música de Theodorakis, donde aparece intensa y mediterránea; a Evelyne Desutter con la línea de sus bellas puntas y la elegancia de una verdadera estrella, que estuvo acompañada por un solvente Ton¡ Candeloro en una profundización rigurosa del estilo Lifar. La gran ovación llegó para el africano Benvindo Fonseca en la versión moderna, fuerte y sensual, de un Fauno negro.
Brillaron también los demás artistas: Teresa Nieto estuvo soberbia en su manera de dar vida a ese mito que es Tórtola Valencia a través de la dirección actoral de Guillermo Heras; Jean Yver Lormeu y la joven Aurelie Dupont pasearon su elegancia parisina en Apolo, y Rosario Suárez y Ángel Rojas pusieron el acento español en la temperamental obra de Juan Carlos Santamaría donde convivió el zapateado con la modernidad neoclásica. También hubo pulcritud y ternura en Sophie Marquet y Philippe Anota en Dafnis y Cloe de Skibine. La gala fue una lección de buena danza.
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