Música en primeros planos
La invasión soviética de Checoslovaquia, en el verano de 1968, pone punto final al movimiento nuevo cine checo, uno de los más importantes de Europa, y también a muchas otras cosas. Casi 30 años después, emigrados sus principales miembros, silenciados otros y muertos algunos, el cine checo no ha recuperado su pasado esplendor y sigue siendo raro que alguna producción sobrepase sus fronteras.Este es uno de los atractivos de Kolya, que no sólo ha sido el año pasado un gran éxito en la República Checa, sino que gracias a ser una coproducción minoritaria con Francia también ha logrado distribuirse en el extranjero y ganar el Oscar a la producción en habla no inglesa. No se trata de una obra maestra, sino de una película realizada con bastante habilidad, donde se mezclan con eficacia elementos diversos y que puede funcionar en cualquier país.
Kolya
Director: Jan Sverak. Guionista: Zdenek Sverak. Fotografia: Vladímlr Smutny. Música: Ondrej Soukup. República Checa-Francia, 1996. Intérpretes: Zdenek Sverak, Andrej Chalimon, Libuse Safrankova. Estreno en Madrid: Luna e Ideal (versión original subtitulada).
La acción de Kolya comienza en Praga en 1988, meses antes de que una última y pacífica revuelta de la población ponga punto final a la ocupación rusa de Checoslovaquia. Gira en torno a cómo un ciudadano checo llega a confraternizar con el enemigo, con un peculiar enemigo, pero enemigo al fin y al cabo, al describir las relaciones entre un hombre checo de mediana edad y ,un niño ruso.
Música e incineración
Expulsado de la Orquesta Filarmónica de Praga por ser hermano de un exiliado, un virtuoso violonchelista, sobrevive tocando en las ceremonias fúnebres de las incineraciones. Un enterrador, que conoce su difícil situación económica, le propone casarse con una joven rusa, madre de un niño de cinco anos, que quiere conseguir la nacionalidad checa para escapar de la Unión Soviética. El hecho de que el músico hable checo y el niño ruso, de que ni siquiera se entiendan a este nivel, hace mas difícil la convivencia, pero como es lógico llegan a convertirse en buenos amigos.
Aunque hay que reconocer que Kolya nunca cae por completo en la sensiblería que caracteriza este grupo de películas donde un niño encantador humaniza a un hombre gruñón que detesta a los niños, sin embargo ésta es la parte más floja, y también más comercial, de la película. Al mismo tiempo constituye un curioso punto de vista para hacer una peculiar exposición del final de las cada vez peores relaciones existentes entre checos y rusos.
Cuarto largometraje dirigido por Jan Sverak, sobre un guión escrito por su padre, Zdenek Sverak, que también encarna al protagonista, Kolya llama la atención por su personal realización. Prescindiendo casi por completo de planos generales, basa su juego narrativo en la buena utilización de primeros y primerísimos planos, tanto de rostros como de objetos, hasta conseguir un peculiar lenguaje narrativo, del que no está ausente un cierto humor negro.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.