Mujeres al borde de un ataque de... los críticos de Broadway
La prensa neoyorquina carga contra la versión teatral de la película de Almodóvar
El gazpacho cargado de valium que tantas carcajadas arrancaba en la película Mujeres al borde de un ataque de nervios, de Pedro Almodóvar, se ha transformado en manos de los críticos de Broadway en un líquido densamente venenoso que ha salpicado el estreno del musical homónimo. Nadie salva una obra que levantó el telón el jueves en el teatro Belasco de Nueva York con la presencia del propio Almodóvar. Aquí está tu valium, ¿cuál es tu prisa? titula su pieza el temido Ben Brantley, de The New York Times. Y David Cote, de Time Out Magazine, arranca la suya sin piedad: "Hay una receta gigante para hacer gazpacho impresa sobre el telón del escenario de la obra Mujeres al borde de un ataque de nervios. Ojalá los creadores de esta decepción en la que se desperdicia el talento hubieran tenido a mano una receta gigante para hacer un musical decente".
Los analistas se han ensañado con los autores del libreto y de la música
'The New York Times': "Es un 'coitus interruptus ad infinitum"
La revista Hollywood Reporter también juega con el gazpacho como arma arrojadiza contra el musical: "Coges una deliciosa película, le añades un director magistral, diseñadores con talento y un grupo formidable de buenos actores y ¿qué obtienes? Un gazpacho sin sabor", dice David Rooney.
Hollywood se rindió por primera vez a los pies de Pedro Almodóvar, hace ahora 22 años, con un filme que le hizo entrar en el mapa internacional del cine. Pero el musical homónimo, nacido con el insoslayable lastre de las altas expectativas que van unidas a un título que aspiró al Oscar, se ha hundido bajo los escenarios de Broadway. Si alguien llega a recordarlo en el futuro, lo hará por el reguero de críticas negativas que ha dejado a su paso.
En defensa de Almodóvar hay que subrayar que la producción no es suya. Él simplemente ha servido de consultor casi extraoficial -"me siento como una madre", dijo la noche del estreno- de un montaje dirigido por Bartlett Sher, con libreto de Jeffrey Lane y música de David Yazbek. Con estos dos últimos se ha ensañado especialmente la áspera y afilada crítica de Broadway, que en general coincide en afirmar que la obra cumplía todas las premisas para convertirse en un éxito absoluto. Todos los críticos sin excepción alaban incondicionalmente la película original y la mayoría también aplaude el excelente reparto a priori del musical. Sin embargo, ni la música, ni las letras, ni la puesta en escena han gustado. Es más, apenas han conseguido entretener a los entendidos. Entre los más piadosos, Charles McNulty, de Los Angeles Times. Destaca que "el musical tiene muchas cosas a favor, como la constelación brillante de divas del teatro" (entre ellas, Patti Lupone y Laura Benanti), pero ataca su "música vacilante" y sus letras, "que harían caerse del escenario a actores poderosos como Zero Mostel (en referencia a uno de los protagonistas de Los productores)".
Entre los más feroces, Ben Brantley de The New York Times, quien califica la obra de "coitus interruptus ad infinítum", por su incapacidad para desarrollar personajes, canciones o escenas. Sentencia que la música "carece de energía" y cierra su demoledora columna afirmando que los actores "maravillosos" parecen estar pensando en otras cosas, como dónde ir a cenar tras la obra. "En ese sentido, me identifico plenamente con ellos", zanja la pluma más influyente de Broadway.
La crítica más amable la firmaba Scott Brown en New York Magazine. Arranca diciendo que "lo más sorprendente es lo cerca que está de ser un show perfecto", para después explicar por qué no lo consigue: "No hay conflicto, ni retos serios (...). Es un ejercicio en mantenimiento de la compostura, como si todo el equilibrio pudiera colapsar ante la mínima erupción inesperada de un ego".
Babelia
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