Miradas cruzadas sobre el espejo de las dos Coreas
El fotógrafo Noh Suntag relata el último país dividido
Occidente se mira siempre a los pies, incluso cuando mira hacia fuera. Lo que sucede en países lejanos y diferentes pasa por el tamiz de prejuicios ideológicos y dosis inertes de xenofobia.Por esta razón, exposiciones como State of Emergency, del fotógrafo surcoreano Noh Suntag (Seúl, 1971), son imprescindibles si se quiere entender el mundo del tercer milenio.
Las más de 200 fotografías de gran formato colgadas en Centro de la Imagen de Barcelona, en La Virreina, conforman no sólo un apabullante ejercicio estético ?y técnico? sino que además construyen uno de los más efectivos y elaborados relatos que se pueden encontrar sobre Corea, el único país del mundo que sigue dividido en dos, según los criterios de la guerra fría. Un anacronismo que crea extrañas realidades especulares y que ofrece al artista la posibilidad de cruzar a un lado y otro del espejo.
La exposición recoge el trabajo de Suntag entre 2000 y 2007, incluidos cuatro viajes a Corea del Norte, un lugar difícil para un fotógrafo, siempre vigilado y censurado, y es una situación que relata magistralmente. Casi todas las fotos de Pyongyang son de gente que fotografía, que graba, ciudadanos del Sur "que intentan fijar el espacio que contemplan porque temen que tal vez nunca puedan revisitarlo".
Suntag saca provecho de las celebraciones propagandísticas que escenifica el régimen de Kim Jong-Il. Entre las ordenadas filas de bailarines o de espectadores que componen grandes mosaicos, siempre hay uno que falla.
Pero donde la mirada de Suntag se agudiza hasta atravesar con su cámara la realidad y hacerla casi imposible es ante la sociedad surcoreana. State of emergency reacoge las grandes batallas sociales, las protestas populares contra los abusos del Gobierno o de las fuerzas norteamericanas como grandes frescos de batallas, de una belleza exasperante. Es la violencia del espejo que mira a otra violencia. Como los retratos de la serie Patriotic Road dedicada a la extrema derecha surcoreana, mimética de la norteamericana y reflejo del nihilismo del Norte.
Políticamente, sin embargo, la serie más incisiva es Forgetting Machine, que recoge las desvaídas y deterioradas fotografías de la matanza de Gwangiu, cuando el Ejército silenció las protestas estudiantiles a un coste de más de 2.000 muertos.
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