Max Lemcke: "Pido al espectador que encaje las fichas del puzle"
Doce años trabajando en Telefónica dan suficiente juego para saber cómo se relaciona la gente en una gran empresa. "Desde luego. Pero mi película surgió de otras dos fuentes más: los guionistas y yo guardamos un montón de recortes de prensa de los que sacamos muchas ideas; y, además, estábamos escribiendo otro guión, y una de sus tramas, basada en varios ejecutivos, acabó convirtiéndose en el eje de esta película". Así nació, según su director, el madrileño de 40 años Max Lemcke, Casual day, largometraje que compite dentro de la sección Zabaltegi por el galardón Altadis-Nuevos directores.
Con casual day los estadounidenses dan nombre a una jornada que las grandes empresas dedican a llevar a sus empleados de excursión para desarrollar el buen rollismo, la dinámica positiva de grupo, en unos encierros espirituales que se celebran en España desde hace un lustro. Guerras con escopetas de bolas de pintura, paseos encima de una cosechadora -en el filme, un tractor-, charlas de motivación con psiquiatras para hacer equipo...
Casual day, su segundo filme tras Mundo fantástico, inédito en las salas comerciales, reparte aromas a Smoking room y a Glengarry Glenn Ross con ciertas sonrisas al estilo Camera Café. "Me siento más cercano a Glengarry Glenn Ross, porque he llegado al cine desde la fotografía. Por eso he cuidado la tranquilidad en la imagen, en la composición. La tensión ya surge de los diálogos". Unas frases contundentes que poco a poco desvelan al espectador la catadura moral y la categoría laboral de los personajes, gente obsesionada con el tamaño de sus despachos, la planta en la que están situados o su nuevo coche. "Bueno, he hecho un puzle. Pido al espectador que tenga paciencia, que encaje las fichas". Desde el veterano jefe de la compañía, un viejo lobo que no deja que los jóvenes ni le pisen, hasta los abnegados trabajadores que tras años de contratos en prácticas son despedidos para hacer hueco a un enchufado, de todo hay en el largometraje. "A mí me interesan las cosas que ocurren día a día, y desde luego esa precariedad y esas actitudes las veo constantemente"; y por eso luchó para que el tono no cayera ni en la burla ni en la comedia. e plástico unidos por un hilo".
En este filme coral, el primer intérprete en confirmar su presencia resultó el mejor gancho para armar el reparto: "Juan Diego dijo que sí rápidamente; los demás fueron leyendo el guión, sabían que ya estaba Juan y se apuntaban". De esta manera llegaron Carlos Kaniowsky, Álex Angulo, Alberto San Juan, Arturo Valls, Malena Alterio, Estíbaliz Gabilondo y Javier Ríos.
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