Más plomo que vidrio
La jungla de cristal (Die hard)Dirección: John McTiernan. Guión: Jeb 5 tuart y Steven E. de Souza. Fotogafia:1an de Bont. Música: Michael Kamen. Producción: Lawrence Gordon y )oe Silver. Estados Unidos, 1988. Intérpretes: Bruce Willis, Bonnie Bedeia, Regínadd Veljohnson, Alan Ricktnan, Alexander Godunov, Paul Glea:;on, Hart Bochner, James Shiguta, De Voreaux White, Williaan Athe;ton, Bruno Doyon. Estreno en Madrid: cines Palacio de la Música, Cid Campeador, Novedades, Aluche.
John McTiernan pertenece a la estirpe de los cineastas norteamericanos formados en la Costa Este de Estados Unidos. Alumno brillante, tras su graduación trabajó en el mundo de los spon publicitarios mientras preparaba el guión que finalmente realizaría, Nomads, carta de presentación que le avaló para dirigir posteriormente a Arnold Schivarzenegger en Depredador, filme que alcanzó gran éxito de taquilla.En La jungla de cristal (Die Hard), su tercer título, insiste en la violencia y la acción, cambiando al titán Schwarzenegger por el más cotidiano físico de Bruce Willis, el televisivo astro de Luz de luna, que debutó en el cine en Cita a ciegas, a las órdenes de Blake Edwards, con quien ha vuelto a rodar otra comedia, Sumer, de próximo estreno.
Si antes hizo que Schwarzenegger explotara la razón de la fuerza de su musculatura para salir airoso de sus hazañas, ahora ccnsigue que Bruce Willis, con quien el espectador se identifica más fácilmente, esgrima la fuerza de sus razones de policía valeroso para salvar a un grupo humano recluido en un rascacielos de los fines criminales de unos terroristas.
Colosal edificio
Basada en la novela Nothing last forever, de Roderick Thorp, la acción transcurre en un escenario limitado, los laberínticos corredorei de un colosal edificio, hecho que propicia un clima de angustia claustrofóbica, al tiempo que su guión pone la esperanza de sUn look sofisticado, numerosos especialistas y efectos pirotécni.os,los enfrentamientos halísticys, desdramatizados por algún toque irónico, y una mínima intri€;a sentimental, logran, con ayuda de Bruce Willis, agradar y entretener al espectador en el transcurso de la proyección. A su término, pronto desaparece la desazón producida por tanta acción, cuya reiterada violencia enmascara la limitación del producto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.