Lluvia y rock contra el racismo
Londres revive en el parque Victoria 30 años después el mítico festival
Han transcurrido 30 años desde que la legendaria banda The Clash tomara el escenario en el parque londinense de Victoria como cabeza de cartel del festival Rock contra el Racismo, que en el Reino Unido marcaba un hito en el maridaje entre la música y la defensa de causas políticas o sociales. A pesar de la persistente lluvia, miles de personas reeditaron ayer aquel acontecimiento en el mismo enclave del Eastend, arropando a un buen ramillete de artistas bajo el rebautizado lema Love Music, Hate Racism (Amo la música, odio el racismo).
El rock alternativo de grupos como Hard-Fi, The View o Get Cape Wear Cape Fly, los raperos de Roll Deep y la emergente estrella del hip-hop Bashy integraron la larga nómina del macroconcierto gratuito, que se prolongó a lo largo de seis horas en tres carpas con actuaciones simultáneas. Al igual que en aquel abril de 1978, fue Paul Simonov, ex bajista de The Clash, el encargado de inaugurar el festival acompañado de su nueva banda The Good, The Bad & The Queen (cuyo solista, Damon Albarn, ejerce las veces en Blur). Y con la misma consigna de entonces: frenar el paso al derechista Partido Nacional Británico en las elecciones locales del próximo jueves.
A pesar del sesgo político -el propio alcalde de la ciudad, Ken Livingstone, participó entre los oradores- el grueso de un público integrado en su mayoría por jóvenes se volcó en el ambiente músico-festivo que inundó el parque desde el mediodía hasta bien entrada la tarde. Causó desolación la forzada ausencia de Pete Doherty -el cantante fue encarcelado a principios de mes por violar su libertad condicional-, aunque sí participó el bajo de los Babyshambles, Drew McConnell, con su "otro grupo", los Helsinki. Tampoco compareció Morrisey, quien se ha hecho perdonar sus controvertidas opiniones sobre la inmigración con una suculenta donación para que el concierto fuera posible.
"Odiar el racismo debería resultar tan natural como apreciar la música", declaraba Jerry Dammers, fundador del extinto grupo The Specials, para resucitar el espíritu con el que nació la plataforma Rock contra el Racismo en los convulsos años setenta. Entonces, en pleno auge de una ultraderecha que atizaba las tensones étnicas, resultaron incendiarias las declaraciones de un ebrio Eric Clapton en Birmingham (1976) reivindicando la "Gran Bretaña Blanca" frente al "alud de extranjeros". En aquella época, David Bowie coqueteaba con los símbolos nazis (tanto él como Clapton se han retractado con el tiempo). Algunas de las bandas más innovadoras del momento -Staff Little Fingers, Steel Pulse, The Clash...- decidieron plasmar su respuesta con una iniciativa musical que culminaba dos años más tarde en el famoso concierto de Victoria Park, al que asistieron 80.000 personas. Tres décadas después, la creciente aprensión hacia el multiculturalismo ha animado a los organizadores a repetir ese festival al aire libre, que en su día se erigió en precursor de sucesivos eventos musicales en pro de diversas causas, como Live Aid, aunque ya engullidos por el propio establishment.
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