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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Áspera suavidad

Es esta una de las películas programáticas del estilo -uno de los más personales e intransferibles de la historia del cine- de Ernst Lubitsch, judío alemán, formado en la escuela teatral berlinesa de Max Reinhardt, y considerado universalmente como el principal creador e impulsor del género de la comedia en el Hollywood de los años 20 y 30.Todo en Trouble in Paradise parece hecho de encargo para exponer una antología de los inagotables recursos, las sutiles situaciones, los extraños tipos de relación que entablan entre sí los personajes de Lubitsch. Y también para desvelar las sorprendentes funciones que los objetos -puertas, relojes, escaleras, joyas, camas, ventanas, paredes, cristalizaciones aparentemente inanimadas de un estadio de la civilización y de la imaginación de su clase social dominante ejercen ante la aguda lente de la cámara de Lubitsch, que los convierte mágicamente en signos reveladores de la conducta profunda de sus poseedores.

Trouble in Paradise (Un ladrón en la alcoba)

Dirección: Ernst Lubitsch. Fotografía: Víctor Milner. Música: W. Franke Harling. Producción: Lubitsch, para la Paramount. Estados Unidos, 1932. Intérpretes: Herbert Marshall, Miriam Hopkins, Kay Francis, Edward Everett Horton, Charles Ruggles, C. Aubrey Srnith. Estreno en Madrid, en versión original: cine Alexandra

Nada falta, nada sobra. Las entretelas del legendario juego cómico que sus contemporáneos llamaron toque Lubitsch, están allí al completo. Se les ve venir, se les adivina, se dejan destripar por la mirada del espectador de hoy. Y este añade sin esfuerzo, al disfrute natural que le produce un filme lleno de inteligencia, de elegancia, de gracia y de sentido de lo indirecto, otro disfrute, si se quiere artificial: el que produce contemplar la alquimia interior de los endiablados mecanismos narrativos y humorísticos del ingenio de Lubitsch.

Un espejo invertido

Transparente, nítida como una esfera, sin un sólo instante confuso -pese a ser todos ellos prodigios de ambigüedad e incluso de ambivalencia- y con una dificilísima facilidad, Trouble in Paradise es una esquinada y divertida historia, a primera vista sencilla, pero en segunda visión complicadísima; aparentemente intranscendente, pero que, leida entre líneas, o más exactamente, vista entre imágenes, saca a relucir algunas honduras, e incluso algunas negruras, de su tiempo, que es el tiempo de la turbulenta Europa de entreguerras, de donde procede por línea directa nuestra identidad colectiva actual. De ahí su vigencia.Las grandes comedias absorben las desapacibles pesadillas de su tiempo y las devuelven a los pobladores de ese tiempo transformadas en sueños apacibles. Así, amablemente, en forma suave y armoniosa, Trouble in Paradise construye la fábula de una abrupta desarmonía, pues tratándose de un filme sobre el mundo de los ricos y sus parásitos, refleja -sin mirarla- la miseria tan bien o mejor que los melodramas harapientos, por entonces tan en uso.

Y, de esta manera, un refinado juego floral sobre suaves sedas de alcoba millonaria; un versallesco bordado entre evidencias y equívocos de salón; un trenzado de imágenes de puertas afuera con otras de puertas adentro; un ejercicio de prestidigitación entre lo que se ve y lo que se supone; una disgresión sobre el lujo y sus alrededores morales, se hace espejo -corrosivo, cínico y desacralizador- de la lija y el esparto de las luchas de clases, por entonces en su sombrío apogéo en el corazón de Europa, al compás del que siempre latió el de aquel europeo integral que se llamó Ernst Lubitsch.

Comedia grande, y por ello obra de un espíritu al mismo tiempo incrédulo y radical, Trouble in Paradise no es tan hilarante como otras grandes comedias de su autor, pero no menos genial.

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