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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Geometría y cine negro

Cuando se estrenó The killing, la crítica puso la película de Kubrick en la estela de Huston, sobre todo en la de La jungla del asfalto, película con la que mantiene coincidencias. La elección de un mismo protagonista, la presencia de secundarios comunes y la recreación visual que se hace del mundo del hampa, a base de una fotografía falsamente realista en la que los méritos documentales son filtrados por la tradición expresionista, amén de este final en la línea de El tesoro de Sierra Madre, sí remiten al director de ésta. Pero Huston no era el único punto de referencia de un Kubrick casi debutante. Godard, en uno de sus escritos en Cahiers, después de calificar a Kubrick como "buen alumno" y describir la película como unos "deberes hechos con aplicación", nos remite a Aldrich y Ophuls.Vista hoy, The killing puede que nos continúe recordando alguno de los directores citados, pero, sobre todo, nos hace pensar en Kubrick. Lo que hoy nos parece admirable de The killing es el riesgo corrido al construirla de manera tan poco lineal, con la convicción de que el clímax de angustia depende mucho más del talento con que se narra, de¡ nervio que se insufla a imágenes y personajes, que de la historia en sí misma.

The killing

Director: Stanley Kubrick. Intérpretes: Sterling Hayden, Coleen Gray, Marie Windsor, Elisha Cook, Vince Edwards. Guión: Kubrick. Diálogos: Jim Thompson. Fotografía: Lucien Ballard. Música: Gerald Fried. Estadounidense, 1956. Reposición en cine Españoleto.

The killing basa su fuerza en este desafío a una ley no escrita que asegura que el ojo no admite ver dos veces lo mismo en un filme ni la oreja tolera que le anticipen lo que va a suceder. Kubrick se lanza a un juego de geometría temporal, construye un puzzle en el que las piezas se cabalgan, un Rashomon en el que el punto de vista no cambia según sea la voluntad del narrador, sino para mostrar cómo un mismo hecho afecta de manera distinta a unos y otros.

Genial ajedrecista

La sensación de que el golpe es perfecto surge de ahí, de que las distintas historias avancen como ajenas a lo que pasa en las otras piezas de un engranaje en el que cada cual confía y, por tanto, se limita a cumplir con su parte. Johnny Clay lanza al vacío dos millones de dólares sin preocuparse por mirar si abajo está, como habían convenido, el encargado de recogerlos. Pero el espectador sabe que todo marcha, que el mecanismo funciona, y le impresiona aún más que los héroes no duden.Como es inevitable en una operación basada en una relación humana estrictamente utilitaria, el peligro va a surgir del amor. Una mujer enamorada y ambiciosa será la causante de que todo se vaya al traste, tal y como corresponde a la tradición misógina del cine negro. Los celos, la duda y la traición surgirán de la intervención de ella. Este destino fatal aparejado a la mujer descubriremos luego que no responde tan sólo a las convenciones del género, sino a la manera de ser del propio Kubrick, que en esta pequeña película ya es mucho más autor de lo que en su momento se creyó.

Rodada en 1956, al margen de los grandes estudios, con un modesto adelanto de 200.000 dólares a cargo de la United Artists que completaron los 150.000 de James B. Harris, éste es el primer éxito de Kubrick y en él está todo lo que definirá su estilo: el perfeccionismo, el nervio de sus movimientos de cámara, su gusto por iluminaciones contrastadas, su convicción de que puede decir lo mismo que los demás y siempre logrará que parezca distinto. Stanley Kubrick, fanático del cine y el ajedrez, es un genio.

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