Julio Aparicio regresa a la UCI en estado grave
El torero Julio Aparicio fue trasladado a mediodía de ayer de nuevo al servicio de medicina intensiva del hospital 12 de Octubre en estado grave debido a una complicación en su evolución. Aparicio, que el pasado lunes había sido trasladado a planta en estado "menos grave" y evolucionaba favorablemente, presenta ahora "insuficiencia respiratoria aguda, está intubado y requiere ventilación", según un comunicado del hospital. El diestro resultó herido de pronóstico muy grave el pasado viernes durante la faena de muleta al primer astado de Juan Pedro Domecq, de nombre Opíparo. El matador tropezó con los cuartos traseros del toro y se cayó; una vez en el suelo, quiso hacerse el quite con la muleta, pero el toro embistió directamente hacia el matador. El pitón le entró por el cuello y le salió por la boca, afectándole a la lengua, el paladar y el maxilar superior.
Según su peón de confianza, el banderillero Rafael González, por la mañana los médicos se alarmaron porque el diestro tenía aire fuera de los pulmones y no podía respirar. "La imagen era muy desagradable, se ahogaba y estaba hinchado", explica este miembro de su cuadrilla, que fue el primero en auxiliarle en el ruedo. El último parte médico explica el traslado a la UCI como "consecuencia de una complicación en la evolución de su lesión traumática". El torero se encuentra estable y sedado y el pronóstico de sus lesiones ha pasado de menos grave a grave. Los médicos tratan de encontrar la causa de esta recaída en la evolución de la herida. El torero fue operado inicialmente en la enfermería de la plaza por Máximo García Padrós. Una vez estabilizado el herido, a las once y media de la noche del viernes volvió al quirófano durante seis horas para someterse a una reconstrucción por cirujanos maxilofaciales del 12 de Octubre.
Julio Aparicio, hijo del matador del mismo nombre, realizó una faena para el recuerdo en la feria de 1994 a un astado de Alcurrucén. Desde entonces su carrera ha estado jalonada por tardes memorables y sonados fracasos, pero siempre ha sido fiel a un concepto artístico del toreo. Un día antes del percance de Madrid había cortado dos orejas en la plaza francesa de Nîmes y las empresas comenzaban a hacerle un hueco en los carteles.
A pesar de contar solo con la visita de su mozo de espadas, de su madre y de su hermana, todo el mundo del toro se ha acercado al hospital para mostrar su afecto a los allegados al diestro. Su padre, Julio Aparicio Martínez, no se ha sentido con fuerzas para visitar al torero.
Babelia
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