Jacksonmanía
El prepotente espectáculo visual que se autodedica la superestrella Michael Jackson no es precisamente una película, a no ser que entendamos por ello todo lo que se proyecta sobre una pantalla en el interior de una sala de cine. Moonwalker es una sucesión de videoclips de avanzada tecnología que muestran una estética muy ecléctica al servicio de la mayor gloria del ídolo pop, en cuya producción y realización ha participado activamente el millonario cantante de color.Este ejemplo de la personalidad artística de Jackson se presenta como un amplio catálogo repleto de efectos especiales muy avanzados y elaborados: movimientos robóticos, complejo tratamiento de la fotografía y el color, especial cuidado en el maquillaje, múltiples efectos especiales ópticos y de iluminación, complejas maquetas y sofisticada presencia de la animación.
Moonwalker
Dirección: Jerry Kramer y Colin Chilvers. Guión: David Newman. Argumento: Michael Jackson y Frank Dileo. Fotografía: Crecenso Notarile, Daniel Pearl, John Hors, Fred Helmes. Música: Bruce Broughton. Producción: Jerry Kramer, Dennis Jones. Estados Unidos, 1988. Intérpretes: Michael Jackson, Sean Lemion, Kellie Parker, Brandon Adams, Joe Pasci. Estreno en Madrid: cines Avenida y Fuencarral.
Los varios fragmentos o episodios que conforman Moonwalker nos permiten dar un sucinto repaso a la carrera del artista y comprobar sus ya conocidas y contrastadas aptitudes.
Todos los segmentos están dirigidos por Jerry Kiramer, a excepción del más sugerente, Smooth criminal, realizado por Colin Chilvers. Y sus eclecticismos lo mismo bucean en la serie negra, motivo para que Jackson baile en un cabaré, como en la ficción científica, pretexto para que la tecnología apabulle al espectador.
Como es obvio, el protagonista absoluto es Michael Jackson, que se digna compartir el reparto con Joe Pesci y tres artistas infantiles: Kellie Parker, Brandon Adams -especie de alter ego infantil de Jackson- y Sean Lennon -hijo de Yoko Ono y John Lennon.
El valor que encierra Moonwalker es la presencia de su protagonista absoluto, que permite a los aficionados de la estrella admirarle durante el tiempo que dura un largometraje normal, aunque para ello se tenga que prescindir del argumento, que aquí es el propio Jackson; pero el espectador que no sea admirador recalcitrante del cantante puede quedar hastiado ante tanto capricho, por lujoso que sea.
Babelia
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