Imágenes reales de falsas realidades
El artista alemán Thomas Demand expone su obra fotográfica más reciente en Madrid
A veces las imágenes más falsas pueden parecer las más verosímiles. Thomas Demand (Munich, 1964) lleva años jugando con esa contradicción en una obra fotográfica en la que la que la familiariedad de los objetos retratados remite, sin embargo, a un universo inquietante. El artista, que acaba de inaugurar una retrospectiva en la Nationalgalerie de Berlín (en 2005 ya fue objeto de otra en el MOMA de Nueva York), presenta sus últimas obras a partir de mañana viernes en la galería madrileña Helga de Alvear.
Demand fue escultor al principio de su carrera. Entonces utilizaba la fotografía para documentar sus efímeras piezas de papel. Hasta que un día, a principios de los noventa, decidió que lo que le importaba era la imagen de sus esculturas y decidió destruir las maquetas una vez fotografiadas.
Define como "un poco excéntricas" las fotografías que presenta en Helga de Alvear. Un órgano, una esquina con una cortina hecha en collage con un estampado de flores, un cilindro plateado en una habitación azul, un cuarto infantil con un perro de juguete y una marquesina de autobús que es como "una paráfrasis de un refugio alpino". Las imágenes que elige son, a veces, reproducciones de espacios ligados a un contexto histórico o político. Lo hizo en trabajos anteriores: en Presidency con el Despacho Oval de la Casa Blanca; en Room, basado en las ruinas del búnker de Hitler; o en Barn, que muestra el interior del estudio de Jackson Pollock en Long Island. Otras veces reproduce espacios de su infancia, como la escalera de su colegio.
En esta muestra recurre a ambas memorias. En Heldenorgel (El órgano de los héroes) reproduce el monumento en memoria de las víctimas de la I Guerra Mundial de Kufstein, en Austria. Haltestelle representa la típica parada de autobús alemana de un pequeño pueblo llamado Loitsche, en la que solían reunirse los hermanos Kaulitz y donde decidieron formar la banda Tokio Hotel. En Fotoecke (Fotomatón), Demand reconstruye una estancia de la prisión de Gera en la que se fotografiaba diariamente a los presos. Kinderzimmer (La habitación de los niños) evoca la memoria personal del artista.
¿Por qué esa necesidad de engañar al espectador? "Para mí es tan engaño como el de un escritor cuando escribe una obra de teatro, una novela o incluso una biografía. Nadie diría que Nabokov engañó escribiendo sobre su infancia porque omitió algunos datos, ¿cierto? Yo no soy periodista y nadie debería esperar de mí una verdad factual. Lo que yo hago tiene que ver con las imágenes que hay en la cabeza de cualquiera (o en la mía) y cómo cambian constantemente, como configuran nuestra contemporaneidad..."
Demand eligió la fotografía como medio de expresión porque todo el mundo está familiarizado con ella. "Todo el mundo entiende intuitivamente cómo funciona, cómo es el proceso y cómo hay que mirarla. Es muy distinto de lo que sucede con la pintura. En cada teléfono móvil hay una cámara y con eso tengo que competir yo". Aun así, asegura que no quiere centrarse exclusivamente en la fotografía y por eso también hace piezas en cine e intervenciones arquitectónicas.
Tras formarse en Düsseldorf y en París, el artista recaló en el Goldsmith College de Londres, cuna de la afamada generación de los denominados Young British Artists (Jóvenes Artistas Británicos), de la que Damien Hirst o Tracey Emin son principales abanderados. ¿Qué tiene en común con ellos? "Mucho. Creo que aprendí mucho de la forma de pensar británica. Pero también que tienes que ser muy fuerte, rápido y directo con tu trabajo: tiene que tener un impacto inmediato si quieres captar la atención del espectador en medio de toda la oferta visual que lo rodea. Sin embargo, lo difícil es mantener su atención y ahí es donde algunos de los YBA pierden fuelle. Si no tienes nada que decir, ese impacto visual no tiene mucho valor".
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