Galardones e isotopía
Ha querido el azar que Guapo y sus isótopos, el fruto más acabado de los tiempos de furor gramatical, entre 1957 y 1972, de Rafael Sánchez Ferlosio -"Nunca me lo he pasado mejor que aquellos 15 años", dijo-, venga apenas a anticiparse, tras cuatro décadas de cautiverio, a la concesión del Premio Nacional de las Letras Españolas. Guapo y sus isótopos contiene en grado sumo los procedimientos habituales en el discurrir de Ferlosio, su afán por llegar al fondo del objeto, hasta donde la fuerza del pensamiento alcance, desde el punto de partida más radical, libre y minucioso. Ahora -o entonces- el objeto es la palabra "guapo", como en otros ensayos ha sido la polemología, la economía, la pedagogía o la literatura (pocos objetos escapan a su interés intelectual y a la codicia de su escritura), y en ningún caso cabe decir que se "haya puesto a escribir" o que haya tenido el menor asomo de "timidez ante la lengua": sostiene su pensamiento en prosa heroica. No debería, pues, extrañar que en consonancia como providencial con su abandono de la novela -renuncia que tanto, por otra parte, se deplora-, nunca haya obtenido reconocimiento institucional por los títulos que figuran (y seguirán figurando, no porque la inercia académica sea irreductible, sino por derecho literario) en los manuales de literatura, Alfanhuí, El Jarama y El testimonio de Yarfoz, y sí fuera galardonado, en cambio, con el Premio Nacional de Ensayo, por Vendrán más años malos y nos harán más ciegos (donde figura, por cierto, El reincidente, uno de sus mejores textos narrativos), e, invirtiendo todos los cánones de la lógica narrativa tradicional, el Premio Cervantes. Es precisamente esta circunstancia la que subraya las venturosas paradojas de la isotopía. "Isótopos", escribe Ferlosio, "son implementos del mismo lugar semántico y son, por consiguiente, incompatibles en la misma predicación o atribución". Habría, pues, isotopía gramatical en la afirmación "el niño es guapo y bonito". Sin embargo, si cupiera emplear el término en la gramática narrativa, en la organización de la trama, no sería condición menor en la definición de la isotopía narrativa el orden de los elementos, el desafío del sol y el viento tratando de despojar de la capa al desventurado caminante. No toda regla lleva aparejada necesariamente su excepción y a menudo, como hoy, las excepciones son ejemplares. La literatura narrativa y ensayística de Ferlosio deshace, anula y neutraliza toda la isotopía narrativa que pudiera advertirse en la mera cronología que colocó a Cervantes antes que el de las Letras.
Gonzalo Hidalgo Bayal es escritor, autor de Camino de Jotán, sobre la razón narrativa de Rafael Sánchez Ferlosio.
Babelia
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