Criaturas celestiales
Que en el cielo hay mucho algodón y tonitos pastel (Hecho en el cielo), o monumentales escaleras en blanco y negro (A vida o muerte), o incluso espacios relativamente familiares (El diablo dijo ¡no!), era algo que teníamos bien sabido. Lo que nadie hasta la fecha nos había propuesto era un paraíso que se llame escuetamente El Cielo, esté situado en un pueblo castellano y todavía se yergan a su entrada, aunque desvencijados por el tiempo, el yugo y las flechas. Mucho menos aún que en El Cielo en cuestión Dios sea el alcalde, san Pedro el sargento de la Guardia Civil, y el resto de la corte celestial una especie de consistorio juiciosamente regido por el Altísimo.Esto es, ni más ni menos, lo que propone Así en el, cielo como en la tierra, la nueva incursión de José Luis Cuerda por los vericuetos de lo popular, esta vez auxiliado por un elenco de auténtica fantasía. Ciertamente, habrá quien no se sienta convocado por el humor que el filme destila, e incluso quien lo considere sacrílego. No es ésta la opinión de este crítico, que rió a mandíbula batiente gran parte de los gags que pueblan el filme y que admira, a la postre, el tesón con que Cuerda recurre a oportunas metáforas para hablarnos de nuestras miserias cotidianas, que en el fondo constituyen la mismísima carne del filme.
Así en el cielo como en la tierra
Dirección y guión: José Luis Cuerda. Fotografía: Javier Salmones. Música: Francisco Ibáñez Irribarria.Producción: Enrique Cerezo y Carlos Vasallo para Atrium, Antena 3-TV y Proarsa, España, 1995. Intérpretes: Fernando Fernán-Gómez, Paco Rabal, Jesús Bonilla, Luis Ciges, Agustín González, Mónica Molina, Juan Luis Galiardo, Quique San Francisco, Gabino Diego. Estreno en Madrid: Acteón, Canciller, Roxy B, Ideal Multicines, Parquesur, Multicines Ideal (Leganés).
Tiene la película, una debilidad que la afea, aunque no anule su comicidad: un sentido del ritmo un tanto oscilante, con hiatos pronunciados, con arritmias que le impiden progresar como un mecanismo bien engrasado, obra antes de un guión poco trabajado en sus detalles que de una puesta en escena casi siempre correcta. A ello hay que sumar, en esta ocasión, un montaje descuidado y una música desconcertante, que establecen una radical contraposición entre unas imágenes hilarantes y un comentario sonoro de tono casi lastimero.
No obstante, Así en el cielo como en la tierra se aguanta bien por algunos de los hallazgos de su guión, por su sano espíritu iconoclasta y por unos actores verdaderamente inspirados. Todos, absolutamente todos están en su lugar, aunque sea de justicia mencionar el trabajo sobresaliente de Fernán-Gómez. Pero quien esto firma confiesa la admiración sin límites que le provoca Luis Ciges, aquí sencillamente insuperable, como suele ser propio de su extraño, inclasificable oficio.
Babelia
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