"Cine y política van demasiado juntos"
Apenas dos meses después de su llegada a la dirección del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), organismo autónomo del Ministerio de Cultura, el ex eurodiputado de CiU Ignasi Guardans (Barcelona, 1964) tiene por delante una tarea ingente, algo así como el 13º trabajo de Hércules: poner de acuerdo a las siempre revueltas huestes de la cinematografía nacional. De momento, viene con cambios bajo el brazo: la orden ministerial que desarrollará la Ley del Cine -y que hoy será presentada a los representantes del sector- dice que las descargas de cine en Internet y las cifras de venta y alquiler de DVD computarán al mismo nivel que los resultados en taquilla de cara a las subvenciones del Ministerio de Cultura.
"El cine español tiene una falta de mercado interior sorprendente"
"Los medios no han contribuido a la respetabilidad de nuestro cine"
"El ICAA carece de medios cualificados para poder cumplir sus objetivos"
"A las descargas se les puede dar más valor a efectos de subvención"
"La lucha contra la piratería exige varios frentes y uno es pedagógico"
"Hay españoles que miran con desprecio una Palma de Oro en Cannes"
Pregunta. Escribió en su blog: "Llevo una semana en el cargo y me parece un año". ¿Tan duro fue el aterrizaje?
Respuesta. Bueno, estoy viviendo todo esto con muchísima intensidad, debido a algunos de los retos urgentes que tenía que resolver en el ICAA. Y eso me provoca la sensación de llevar aquí muchos meses.
P. ¿En qué estado se encontró usted el ICAA?
R. Pues me lo encontré como un organismo administrativo que no estaba a la altura de lo que se espera de él. Y esto no es una crítica a las personas, sino un problema estructural. Es un organismo sin los medios cualificados para poder cumplir sus objetivos. Faltan refuerzos: medios administrativos, gente cualificada y medios informáticos, y lo digo aunque estemos en época de vacas flacas.
P. En una tribuna de prensa, su antecesor en el cargo, Fernando Lara, se quejaba hace poco de los "intereses poco confesables" en el sector del cine español. ¿Se siente usted alertado?
R. Me siento alertado por ese artículo y por la realidad, y porque tendré una larga lista de defectos, pero tonto, tonto, no me considero. Soy muy consciente de que una de las atribuciones de esta dirección general es poner recursos públicos a disposición de un sector de la industria cultural como es el cine. Y que eso pone en cuestión una serie de intereses encontrados -yo no me atrevería a decir que inconfesables- por parte de personas y empresas que perciben esos recursos.
P. ¿Para cuándo estará lista la orden ministerial de desarrollo de la Ley del Cine?
R. Está prácticamente lista y creo que mañana [por hoy] estaremos en condiciones de entregarla e iniciar el período de consultas, tanto el interno-administrativo, como el externo con los diferentes sectores del cine.
P. Ha anunciado un cambio radical en el sistema de ayudas públicas al cine. ¿Por qué?
R. Bueno, radical relativamente. La Ley del Cine fija las ayudas y con qué criterios han de atribuirse. La capacidad de este equipo del ICAA y de esta ministra para rehacer entero el sistema de ayudas al cine es limitado. Aunque si a mí me pusieran un papel en blanco para decir cómo gestionaría yo esas ayudas, es posible que diseñara una cosa distinta de la que hay. Tendría en cuenta otras experiencias, cogería lo que se hace en Dinamarca, lo que se hace en Reino Unido, estudiaría en profundidad lo que hacen los länder alemanes, lo que hace la propia Generalitat de Catalunya, y sacaría un sistema radicalmente distinto del que hay. Pero no lo puedo hacer. La Ley del Cine está en vigor y no la vamos a tocar, pero podemos hacer algunos ajustes, en concreto en el ámbito de las ayudas al guión, al desarrollo y a proyecto. Hasta ahora eran ayudas que funcionaban por separado y vamos a intentar que se encadenen. En cuanto a las ayudas a la amortización, que se cobran casi dos años después de hacer las película, vamos a revisarlas para hacerlas más transparentes y más modernas, y con elementos distintos, especialmente en lo que yo llamo "calidad objetiva".
P. ¿?
R. Sé que es una contradicción en sus propios términos, como hablar de sabores objetivos o bondad objetiva, lo sé. Pero creo que hay algunos parámetros que pueden ayudar a identificar la calidad. Especialmente los premios y la participación en festivales. Y sé que tampoco es objetivo un Oscar, un Goya o una Palma de Oro en Cannes. Pero son más objetivos que la decisión de un comité.
P. ¿Pero eso cómo se calcula? ¿Contará más un Oscar que un Goya? ¿Más un Goya al mejor director que al mejor guión?
R. Bueno, determinadas nominaciones a un festival y determinados premios tendrán determinadas consecuencias a efectos de puntos para la consecución de la ayuda. Y de año en año, y en función de la mayor o menor importancia de los festivales, eso se irá ajustando.
P. ¿Por qué han decidido que las descargas de cine en Internet computen igual que la taquilla de cara a las ayudas, y cómo se va a contabilizar eso?
R. O no contamos con el público de cara a las ayudas, o sí lo hacemos, y entonces hay que contar con un público real. Y el público real es el que asiste a los cines, pero también, cada vez más, el que consume cine en Internet mediante descargas de pago e incluso el que accede al cine a través de la compra o alquiler de DVD. En cuanto al detalle, nos damos un período de tiempo para homologar aquellas páginas web que permitan hacer esa contabilidad de descargas.
P. Pero, ¿computarán al mismo nivel las descargas que la taquilla en cines de cara a las ayudas públicas?
R. En efecto, prácticamente sí, en parte porque sabemos que detrás de cada descarga legal hay más de un espectador. Por lo tanto, creemos que se le puede dar más valor económico al tema de las descargas a efectos de subvención.
P. Habla todo el tiempo de descargas "legales". ¿Qué hacer con la piratería?
R. España tiene un problema grave con la piratería, eso está claro. En términos de cifras absolutas es uno de los primeros países del mundo y eso habrá que resolverlo, pero no se puede hacer sólo con medidas legales o punitivas contra el destinatario final o contra el intermediario. La lucha contra la piratería exige varios frentes, y uno es estrictamente pedagógico. La gente tiene que entender que se está quedando con la remuneración legítima de trabajadores que tienen que merecerle el mismo respeto que un trabajador de Seat o de la construcción. Pero si los piratas creen que con esto perjudican a la gran industria se equivocan. La gran industria cultural sobrevivirá, tiene todo el músculo financiero para hacerlo...
P. Pues en el caso de la industria musical y el CD, los hechos han dicho lo contrario... Pero volviendo al cine, ¿no le parece triste que la industria no haya procedido a un cambio radical del modelo de negocio ni haya sido capaz de prever los incesantes cambios de hábitos de consumo cultural?
R. Algo de eso hay, pero ahí hablamos de la industria del cine mundial, no sólo español. Es posible, sí, que a la industria del cine le haya costado adaptarse a la revolución digital. Empezando por los grandes estudios de Hollywood. Y nos guste o no, serán ellos quienes tendrán que liderar ese proceso. Alguna lección hay que tomar del negocio de la música, sí.
P. El Gobierno de EE UU ya ha hecho saber al español su malestar por los índices de piratería cinematográfica. ¿Han mantenido encuentros recientemente para hablar de ello?
R. Ha habido contactos y seguirá habiéndolos. Lo que le pasa a EE UU con la piratería en España es como si en España les diésemos camas gratis a los turistas alemanes...
P. Las televisiones piden que el Gobierno destine parte del 5% de la inversión de las cadenas a financiar teleseries. En concreto, un 3%. Ya hay quien dice que sería la muerte del cine español. ¿Qué piensan hacer?
R. Puede haber cambios, pero le aseguro que el Gobierno nunca pondrá en marcha ninguna medida que afecte a la financiación del cine español.
P. No es irreal un sistema de producción como el español, con 175 películas al año, y que sólo 40 de ellas superen el milón de euros de presupuesto?
R. Si yo creyera que el actual sistema de subvenciones es perfecto, no lo habría tocado. Es evidente que si estamos reformando los criterios de ayudas a la producción, es porque hay alguna cosa que no va y se puede hacer mejor.
P. En los últimos cuatro años ha bajado la asistencia a las salas españolas en un 25%. ¿Cómo se detiene esa hemorragia?
R. En ese descenso hay una parte que afecta vergonzosamente al cine español: una falta de mercado interior sorprendente. Los datos de los productores prueban que hay más espectadores del cine español fuera de España que dentro. Eso no tiene sentido, no ocurre con ningún producto de ningún tipo, ni cultural ni no cultural, ni ocurre con las cinematografías de nuestro alrededor.
P. ¿Y puede hacer algo una administración contra eso?
R. Se pueden estimular mecanismos de promoción, implicar a los productores, directores, actores y la propia sociedad española para intentar que sea consciente de que en España hay muy buen cine. Yo no tengo tabúes y creo que en España la política y el cine están demasiado cerca. La mayoría de los cineastas norteamericanos han apoyado al Partido Demócrata, pero no conozco a ningún republicano que deje de ir a ver una película de un demócrata... Eso ocurre en España, es una tendencia que entre todos tendremos que trabajar para cambiarla.
P. ¿Y a quién se puede achacar eso? ¿Hay más culpa de los políticos o de los cineastas?
R. No creo que se pueda hablar de culpa. ¿Son los cineastas, los políticos, los ciudadanos, los medios? Hay una parte de la sociedad española que deslegitima las ayudas al cine como si fueran ayudas a una panda de amigos de quien gobierna en cada momento, en lugar de entender que son ayudas a la diversidad cultural. Hay españoles que miran con desprecio e indiferencia una Palma de Oro en Cannes o incluso una selección para ese festival, o un Goya. Eso no lo va a cambiar el ICAA pero sí lo podemos denunciar.
P. Usted ha aludido a una falta de respeto hacia nuestro cine. ¿A quién se refiere?
R. No me refiero a nadie en concreto. Solo digo que para llegar a Cannes hay que pasar muchos filtros y eso a lo mejor no lo saben algunos ciudadanos. Llegar ahí es como llegar a la final de la Champions o a la final de Roland Garros.
P. Cuando habla de falta de respeto, ¿ahí juegan un papel preponderante, en su opinión, los medios de comunicación?
R. Sí... y no. Los medios de comunicación no han contribuido en España en los últimos años a la respetabilidad del cine y no me refiero a los críticos, que hacen su papel, pero sí creo que ha habido en algunos casos una cierta tendencia a valorar más lo ajeno que lo propio; y a no dar las buenas noticias, y a dar de manera desproporcionada lo negativo.
P. Usted ha dicho que el público va ser el gran árbitro de las ayudas, pero el caso es que la gente no elige ver cine español: la cuota de mercado está en un 13%...
R. Tengo confianza en que podemos hacer mejor las cosas y en que podemos subir esa cuota...
P. ¿Hasta un 20%?
R. ¿Por qué no? Es la cifra media en la Unión Europea. Aspiro a ello cuando esté en funcionamiento este nuevo sistema. No solo depende del ICAA: exige decir las cosas bien altas y la implicación de todos.
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