¿Es Cataluña racista?

En el antiguo himno alemán un verso que repetían con particular intensidad las huestes nazis reafirmaba la supremacía germana asegurando que Alemania estaba por encima de todo. Tras la Segunda Guerra Mundial la frase fue eliminada, pero ahora el director Ramon Trémens, en su tercera película, la ha recuperado cambiando Deustchland por Catalunya y así crear el juego de palabras con el que titula su nuevo filme, Catalunya über alles!, en el que indaga en las consecuencias del racismo. Hoy en Málaga era la única película a concurso, y no ha levantado el nivel por culpa de su didactismo, con el que echa por tierra cualquier sutilidad. Solo las interpretaciones de Belén Fabra o Babou Cham salvan un trabajo lleno de buenas intenciones aunque pocos resultados, y que ha sido silbado en su pase matinal.

En cambio, los documentales van viento en popa con historias tan curiosas como Un rey para la Patagonia, filme argentino de Lucas Turturro, que reconstruye diversas obsesiones: la del francés Orélie Antonie de Tounens, que a mediados del siglo XIX se autoproclamó rey de la Patagonia y Araucania; la de Juan Fresán, diseñador gráfico y publicitario, que en 1971 intentó rodar un filme sobre tamaña figura; la de Carlos Sorín, ayudante en esa empresa y que en los ochenta sí acabó su propia visión de Tounens en La película del Rey; y la del mismo Turturro, a quien Fresán antes de morir le legó las bobinas de su frustrado biopic. Para esta noche, otro documental argentino, Liniers, el trazo simple de las cosas, de Franca Gabriela González, ahondará en la figura de Liniers, el dibujante argentino autor de los cómics de conejos delirantes, unos personajes en los que el creador refleja su desbordante imaginación e ironía.

Pero esta mañana era la de Catalunya über alles!. El drama entrelaza tres historias de odio (en torno a un expresidiario que ha cumplido su pena por violación), el racismo (un inmigrante africano en paro que encuentra un extraño trabajo como cobrador de deudas, pero en vez de frac usa el traje típico catalán, incluida la barretina) y la violencia (un empresario mata al ladrón que entra en su casa, en una aparente defensa propia), todo en la Cataluña del interior, la de la población de Almeselles. "Es sitio es anecdótico", comentaba Térmens, "porque vale para cualquier ciudad o pueblo. Sé de lo que hablo porque yo nací en un pueblo de Lleida. En las últimas encuestas de la Generalitat, se han disparado las opiniones en contra de la inmigración. La intolerancia sube. Siento que como el huevo de una serpiente, algo que se está gestando, porque se ha ido dejando las cosas pasar". Y pasa en todos los países, "son problemas universales, aunque desde luego no creo que todos los catalanes sean iguales".

Uno de sus protagonistas, Joel Joan, aseguraba: "Es una producción pequeña pero valiente y que no trata de esconder la cabeza debajo del ala ni escurrir el bulto". "No es frecuente que lleguen este tipo de guiones que hablan de cosas que nadie se atreve". Un guion que su director ha calificado de "aguerrido", y que espera que "en Cataluña se reciba bien". ¿Y esperanzas en el festival de Málaga? Térmens: "Mucha prudencia, como dice Guardiola. La película es primero para el público, luego para los premios. Vayamos partido a partido".